Una de las herramientas más conocidas, y también más sencillas, en el mundo de la planificación patrimonial es el testamento. Todos, en algún momento, hemos escuchado hablar de testamentos, aunque seguramente no con mucha profundidad. Por eso, quiero responder tres preguntas clave sobre los testamentos y derribar algunos mitos.

¿Qué es un testamento?

El testamento es un documento que, salvo excepciones, debe otorgarse por escrito. Mediante este documento, el testador -que es quien realiza el acto- puede determinar cómo habrán de distribuirse sus bienes tras su fallecimiento, así como también designar un albacea, proponer un tutor, si tiene hijos menores de edad, expresar deseos e incluso realizar confesiones.

En general, esta herramienta es un “primer paso” en la planificación patrimonial, que vale la pena tener en cuenta.

¿Son iguales en todo el mundo?

No, las normas de cada país difieren en cuanto a las formalidades que debe reunir un testamento, la capacidad para otorgarlo, la necesidad de registrarlo y las formalidades que debe cumplir.

A modo de ejemplo, hay jurisdicciones que aceptan el testamento ológrafo -es decir, aquel que escribe el testador de puño y letra- y otras que no, así como también -en casos excepcionales- se aceptan testamentos verbales o, incluso, comunicados a través de mensajes de texto o WhatsApp.

Otro ejemplo es el número de testigos que puede llegar a exigirse y sus cualidades: hay países que exigen hasta cinco testigos por acto, con residencia en el lugar donde se otorgue el testamento.

Mientras tanto, algunos países exigen que los testamentos estén inscriptos en un registro público. Estas son solo algunas de las variables que pueden cambiar de acuerdo con el país del que estemos hablando. Y, desde ya: hay que planificar sobre esa base porque desatender alguno de los requisitos podría invalidar completamente el testamento.

¿Cuándo puede resultar útil un testamento?

Si bien lo correcto es siempre analizar caso a caso, un testamento puede resultar útil básicamente cuando:

- No existen dudas acerca del domicilio del dueño de los bienes.

- La mayor parte de los bienes se encuentran en el país de residencia del causante, o los bienes que están en el exterior son activos financieros y otros bienes muebles.

- No hay interés de proteger el patrimonio contra acciones de terceros ni de reducir la carga impositiva, sino simplemente de dividirlo ante el fallecimiento de la persona.

- Se quiere realizar un legado.

- Existe interés por expresar otras cuestiones de última voluntad, como reconocer a un hijo, designar un albacea, un tutor, realizar otro tipo de confesiones personales; etc.

- Se quiere simplificar/acortar el proceso judicial (una sucesión sin testamento es siempre más larga y compleja).

En cualquier otro caso, la sugerencia es complementar el testamento con algún otro tipo de estructura legal o fiduciaria.

En conclusión, el testamento es una herramienta clave para la planificación patrimonial y suele ser una de las primeras herramientas a las que apelan quienes entienden que es importante estructurar correctamente un patrimonio y simplificar el traspaso de sus activos a la próxima generación.

Si bien hay muchos aspectos para tener en cuenta al momento de hacer un testamento, estas tres preguntas responden algunas de las consultas que más a menudo nos hacen clientes y amigos. Y, como siempre digo, lo mejor es apelar a un asesoramiento profesional y personalizado, porque cada caso es único y merece ser tratado como tal.