En medio de una agudización de la crisis de confianza, el juicio político a CFK y una latente crisis de gobernabilidad; apareció Sergio Massa como capitán del Titanic, intentando evitar el choque contra el Iceberg.

La realidad es que antes de la llegada de Massa, nos encontrábamos en una situación de extrema gravedad que en parte a morigerado por el arribo de ideas más sensatas a lo que observábamos con la ex Ministra de Economía, Silvia Batakis.

Massa trajo cierta calma, algunas medidas ortodoxas y bastantes dólares. Eso mejora el escenario que teníamos hace un mes atrás, pero estamos lejos de festejar. Vamos a enfatizar en cuatro puntos que serán foco en los próximos meses: inversión, consumo, dólares e inflación.

Inversión

Se sabe que para poder crecer nuestro país necesita de capital, el cual se debe ahorrar durante muchísimo tiempo. No obstante, si no lo ahorraste internamente, es necesario atraerlo del resto del mundo. Para ello, es necesario focalizar en: estabilidad macroeconómica; educación; calidad institucional; y mejorar la reputación del país.

En relación a la educación y la calidad institucional, no son significativos en el plan aguantar que pretende Massa para asegurarse la candidatura el próximo año. Claramente, son reformas estructurales muy profundas para hacerlas de acá a octubre de 2023.

El orden macroeconómico y mejorar la reputación del país son los dos puntos a lo que se dirige la actual gestión. No sólo desde lo discursivo sino con las medidas ortodoxa anunciadas hasta ahora tanto desde lo fiscal como de lo monetario.

Un plan "aguantar" atado con alambres

Un punto interesante a remarcar es el incremento de tasas de interés que se llevó adelante desde que entraron los hombres de Massa al BCRA. En general, este gobierno es reacio a subir las tasas de interés por el impacto negativo que tendría sobre la actividad. Sin embargo, en un contexto de aceleración fuerte de la inflación con suba de tasas interés desde los principales bancos centrales del mundo, era crucial adoptar una medida monetaria más sensata al cambio de escenario.

Claramente, estas señales tranquilizan a cualquier inversor, país u organismo internacional que quiera apostar por el país en un muy corto plazo. No obstante, de nada servirá la plata que ingrese si no existe un sendero estable de acá a las próximas elecciones. La crisis de confianza puede revertirse en cualquier momento.

Dólar

Más allá de la calma cambiaria de los últimos días, no se descartan nuevas presiones sobre los dólares financieros. Esto se da por una mezcla de menor oferta de dólares y caída de la demanda del peso, junto con inestabilidades políticas que afectan a los mercados.

Con respecto a la caída de la oferta de dólares responde a: estabilización de precios de commodities y suba de las tasas de interés a nivel internacional. El dólar soja trae cierta tranquilidad a los mercados por un tiempo. No es una política en sí que resuelva algo, sino que está orientada a reforzar un BCRA que hoy está quebrado. Es cierto que, en el corto plazo ayuda a incentivar la liquidación del complejo sojero y a incrementar el ritmo de acumulación de reservas. El tema es que subir la vara del tipo de cambio para exportación genera que suba la vara del resto de los dólares. Así que la brecha se va a ampliar ya que verán en puerta una posible devaluación a futuro. Por otra parte, volverá a suceder lo mismo. Al tener un dólar blue a $300 o más, no van a querer liquidar porque les va a resultar barato. Así que no resuelve el problema más que dar cierta tranquilidad por un tiempo.

Por el lado de la caída de la demanda de pesos, pegan negativamente sobre las expectativas los datos de inflación mensuales, inestabilidades políticas que no se descartan a futuro, caída de demanda de pesos por cuestiones estacionales, nuevas medidas restrictivas al dólar oficial, etc. Es una de las variables más sensibles en los próximos meses.

Inflación

Somos uno de los cinco países del mundo liderando el ranking de inflaciones más altas. Con el paso de los años, cada vez vivimos peor. Las presiones cambiarias no hacen más que reflejar la corrosión del valor del peso.

Cabe remarcar que todo salto en el dólar blue, dado el nivel alto de pass through y el nivel de brecha cambiaria, impacta negativamente sobre la inflación. Así que, muy probablemente, de repetirse un panorama parecido al de dos meses atrás, se aceleraría fuerte la inflación en los últimos dos meses. Ahora bien, no es uno de los escenarios más probables ya que las medidas tomadas hasta ahora alejan todo pánico cambiario este año.

Un plan "aguantar" atado con alambres

Más allá de eso, muy probablemente vamos a cerrar con una inflación entorno a los tres dígitos. Sobre todo, con el ajuste en tarifas que va a afectar el indicador de la última parte del año y la caída de la demanda de dinero que, luego de la fase estacional en el que sube por una mayor demanda de pesos por vacaciones y aguinaldo, que se va acentuar en los próximos meses. La fuerte aceleración de la inflación de este año se encuentra asociado al incremento del ritmo de crecimiento de la oferta monetaria que tiene un rezago de hasta un año y a la caída de la demanda de dinero por un impacto negativo en las expectativas.

Consumo

Como prevemos una inflación base de tres dígitos anual, es probable que el consumo no se retraiga significativamente este año ya que, en general, la gente tiende a deshacerse más rápido de los pesos y, una de las opciones para hacerlo, es incrementar el nivel de gastos. Es más, es probable ver cierto incremento en todo lo que tiene que ver con el entretenimiento en el último trimestre del año con números que contentarán al gobierno de vacaciones. No es signo de recuperación sino una respuesta natural a un contexto inflacionario. Esto tendrá tendencia ascendente hasta finales del año. De no revertirse la aceleración, se contraería el consumo a partir del segundo trimestre del año que viene.

Como vemos, dependerá todo de las medidas que se vayan tomando en los próximos meses y si son suficientes para aguantar hasta 2023.