En un clima enrarecido, se enciende el GPS electoral que marcará el rumbo del proceso político hasta 2027
Protestas convocadas por sectores anti-sistema o por trabajadores tercerizados que son reprimidas con violencia; hechos de inseguridad instalados por una cinta de Moebius mediática que multiplica la indignación popular; amenaza de una participación acotada por el desencanto ciudadano con la clase política; y una justificada incertidumbre por el futuro inminente de la economía, atravesada por la especulación financiera de los grupos de poder.
Desde que fueron creadas en 2009, nunca unas Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) fueron tan decisivas y, a la vez, tan competitivas. Sin embargo, dos preocupaciones centrales se ciernen sobre estos comicios: el fantasma de la poca participación –que encuentra justificativo en los antecedentes de las elecciones provinciales- y los hechos de violencia que estremecieron a la sociedad en las horas previas al inicio de la veda electoral.
Además de estas circunstancias preocupantes para la salud del sistema democrático, el primer round de la contienda en las urnas plantea varios interrogantes. ¿Qué nivel de apoyo obtendrá el oficialismo para posicionarse de cara a octubre? ¿Quién o quiénes se transformarán en las referencias opositoras para confrontar al previsible candidato de Unión por la Patria? ¿Cuál será la reacción del establishment económico y financiero tras conocerse los resultados en la madrugada del lunes?
Participación
El ausentismo registrado en los procesos que ya tuvieron lugar en diferentes distritos, incentivó a los representantes de todo el arco político a insistir durante las últimas semanas con la convocatoria a la ciudadanía para que vaya a votar masivamente este domingo. Si bien estas PASO son muy competitivas en varias categorías, no es menos cierto que existe un clima de apatía producto del alto nivel de disconformidad con la dirigencia política.
En estos cuarenta años de democracia, la sociedad argentina ha atravesado procesos diversos, que incluyen desde alzamientos militares, hasta crisis institucionales, pasando por devastadoras devaluaciones y procesos inflacionarias que aniquilaron el poder adquisitivo de los salarios. Sin embargo, nunca antes hubo tanta incertidumbre respecto al resultado de una elección que definirá la grilla de largada para el 22 de octubre.
En lo que va de 2023, el voto en blanco aumentó en 12 de las 17 provincias que ya votaron; la participación electoral bajó en 14 de los 16 distritos que eligieron gobernador, que en algunos casos se ubicó por debajo del 70% de los electores. Si esta tendencia llegara a replicarse en la jornada de hoy, tendrá influencia clara en los resultados. Si la participación electoral no supera el 70% de los votantes, el escenario será de preocupación.
En 2021 hubo un 68%, pero aquellos comicios se desarrollaron en medio de la pandemia por el Covid. Este domingo el contexto es otro por lo cual, si llegara a repetirse un guarismo en torno a esa cifra, estaríamos en presencia de una manifestación de descontento generalizado con la oferta electoral que debería despertar el alerta de la dirigencia política. Durante las elecciones presidenciales de 2019, se llegó al 76% de participación. Lograr un acercamiento a ese “número mágico”, con este clima enrarecido, sería visto como un “triunfo” de los que arengan la participación.
Violencia
No es la primera vez que una elección clave es antecedida por incidentes y hechos traumáticos para la sociedad. El brutal asesinato de Roberto Sabo, el kiosquero que fue asaltado el domingo previo a los comicios de medio término en Ramos Mejía, partido de La Matanza, fue un golpe inesperado para el Gobierno. En la semana definitoria se encontró con un suceso que rompió la agenda política y que hizo explotar la campaña positiva del oficialismo.
En esta oportunidad fue la muerte de Morena, viralizada en redes sociales por el vídeo de seguridad, el crimen que cautivó al país, al que se le sumó la olla de noticias falsas en torno al tema de la edad de los presuntos “asesinos”, con cuyo argumento se quiso instalar nuevamente la polémica sobre la necesidad de debatir la baja de la edad de imputabilidad en el Código Penal. Curiosamente donde sí parece haber habido menores involucrados, es en el brutal crimen del médico Juan Carlos Cruz, fusilado a plena luz del día cuando descendía de su automóvil en Morón.
Durante este viernes y sábado dos individuos de 17 años presuntamente involucrados en el asesinato, fueron detenidos por haber sido identificados como los responsables del fusilamiento. Sin embargo, la veda política que regía desde las 8 de la mañana contuvo el aluvión de comentarios públicos con intenciones de aprovechamiento partidarios que seguramente hubieran arreciado acerca del tema.
El otro hecho tuvo que ver con la muerte de Facundo Molares, el militante de izquierda que murió tras la represión de la manifestación de la que participaba en pleno corazón de la Ciudad de Buenos Aires. Desde las agrupaciones de izquierda, movimientos sociales, organizaciones sindicales y el oficialismo, los repudios y el reclamo de justicia no se hicieron esperar.
El precandidato presidencial de Unión por la Patria, Juan Grabois, dio a conocer un comunicado de su partido en el que expresa su solidaridad “con la familia y compañeros de Facundo, muerto en manos de la Policía de la Ciudad”. “Demasiada muerte, demasiada crueldad, demasiada violencia”, dijo en referencia a la muerte de Molares pero también a raíz del crimen de Morena ocurrido el miércoles en Lanús. Y pidió “que no nos sea indiferente la vida de nadie, no nos acostumbremos, no nos resignemos a esto. Volvamos a ser humanos”.
En su último mensaje antes de la veda por las PASO, también Sergio Massa aprovechó para reflexionar sobre este “clima enrarecido”. Durante la noche del jueves y en un video transmitido por su canal de youtube, sostuvo que “la seguridad no puede estar sujeta al debate político electoral, debe ser una política de Estado” y destacó que "lo que se discute en el fondo son modelos de país" . La comunicación culminó con una arenga a la participación: "Te pido que el domingo vayas a votar en defensa propia y en defensa de la Patria y, que de acá el domingo, transitemos en paz por 40 años de democracia que hemos vivido".
Oficialismo
Más allá de la existencia de dos precandidatos en disputa, los principales dirigentes de Unión por la Patria saben que lo que se define este domingo no es quién será el representante del espacio peronista/kirchnerista el próximo 22 de octubre, sino cómo se vertebra el poder dentro de la coalición oficialista de cara al próximo 10 de diciembre.
Grabois es conciente de la oportunidad que Cristina Kirchner le concedió al elegirlo para representar al sector del espacio que no se siente contenido por la figura de Massa y cuyo voto hubiera corrido el riesgo de fugarse hacia la izquierda de no existir una alternativa como la que representa el dirigente social. En este contexto, su principal desafío es acumular todo el poder popular que pueda a través de la soberanía indiscutible que transmiten los votos.
La mira de Grabois está puesta más allá de cuál sea el resultado final de los comicios generales. Si UxP resulta ganador, un alto nivel de representación interna le permitirá -además de contar con mayor vigor parlamentario propio- negociar espacios dentro de un futuro gabinete con impronta “renovadora” y condicionar la aplicación de políticas que no concuerden con los postulados del kirchnerismo “paladar negro”. Pero si el “massismo” es derrotado el 22 de octubre, ese sector se sentirá empoderado para disputar la centralidad del núcleo opositor a un eventual gobierno de Juntos por el Cambio o de La Libertad Avanza, posicionándolo de cara al 2027.
Oposición
El espacio de la centro-derecha tiene también dos cuestiones centrales por definir durante estas primarias. La primera es, sin lugar a dudas, la de la interna de Juntos por el Cambio. La resolución acerca de si Horacio Rodríguez Larreta o Patricia Bullrich son los candidatos presidenciales del principal espacio opositor, marca el ritmo de un domingo electrizante.
Rodríguez Larreta y Bullrich son los ejes de dos modelos políticos distintos. El jefe de Gobierno se recostó más en el amplio damero de propuestas que integran Juntos por el Cambio que en la ortodoxia del PRO, con un declarado objetivo de sumar figuras para ampliar el espacio opositor y, en caso de llegar al Gobierno, buscar alianzas para lograr una base de acuerdos sólidos sobre los que poder aprobar las leyes para los cambios que se requieren. La ex ministra de Seguridad, en cambio, se aferró a la consigna de no hacer ningún arreglo de “cúpulas corporativas” y basarse en el poder de “la gente” para impulsar las reformas de fondo.
Aquí también hay mucho más en juego que una cuestión eminentemente nominal. Se debate -y se vota- por el modelo de estilo que tendrá la fórmula para enfrentar al oficialismo en octubre. Pero además se define el futuro político del actual jefe de gobierno porteño, que en caso de ser derrotado, deberá volver por primera vez al llano para sostener la candidatura de su oponente interno, que lo fustigó duramente a lo largo de toda la campaña.
Pese a la efervescencia del enfrentamiento, finalmente pudieron acordar un búnker compartido para esperar los resultados en Parque Norte y definieron que el triunfador será quien resuelva el formato con el que se comunicará la noticia más esperada. La foto final de la noche, según lo pactado entre ambos, tendrá a los principales candidatos y dirigentes de JxC sobre el mismo escenario del salón Ombú del predio que regentea el Sindicato de Comercio, encabezado por Armando Cavalieri.
Desde Unión por la Patria también siguen con mucho detenimiento el resultado de esta compulsa porque claramente no es el mismo escenario el que plantea una confrontación entre Massa y Larreta, que el que propone un mano a mano con Bullrich. Entre los principales dirigentes oficialistas no terminan de acordar cuál es el mejor opositor para enfrentar, aunque son concientes de que esa definición dependerá mucho del resultado que obtenga la tercera fuerza en discordia.
Se trata de La Libertad Avanza, cuyo referente máximo buscará capitalizar su rol de outsider y de ser el único que presentó un proyecto distinto -aunque polémico- para solucionar esas problemáticas: dolarizar y aplicar la mano dura. El posible potencial de Javier Milei en las urnas nacionales, viene antecedido por los magros resultados obtenidos por las candidaturas a gobernador de distintos dirigentes de su espacio, nada mal para una fuerza que por primera vez llega a una presidencial, pero poco para quien pretende disputar el ingreso a un ballotage.
Si los números lo favorecen, Milei puede ser un estorbo para las aspiraciones de Bullrich, con quien disputa un electorado en común que busca propuestas altisonantes en lo discursivo, pero difíciles de imaginar en su concreción. Tras una campaña marcada por las redes sociales, recorridas y fotos y videos de multitudes aclamando por él, serán las urnas las que finalmente definirán si el libertario tiene chances de transformar ese respaldo en votos para llegar a la Presidencia o si se queda en un fenómeno viral y mediático.