A principios de 2001, el gobierno de Fernando de la Rúa hacía agua por todos lados. El “blindaje” de casi 40 mil millones de dólares otorgado por los organismos crediticios internacionales no había alcanzado para mitigar las consecuencias de una pésima administración, sin conducción política. Al Palacio de Hacienda había llegado Ricardo López Murphy con un severo plan de ajuste que despertó una ola de protestas en todo el país, provocando varias renuncias en el gabinete. El 20 de marzo, De la Rúa reemplazó a López Murphy por Domingo Cavallo, quien pidió y obtuvo del Congreso poderes especiales para llevar a cabo un brutal plan de ajuste fiscal que terminó de encender el conflicto ya caldeado.

Los movimientos sociales comenzaban a jugar un papel destacado en el devenir de los acontecimientos. El gobierno insistía con criminalizarlos por los cortes de ruta, metodología de lucha que había nacido en los noventa con las protestas de Cutral-co y Tartagal y que se había expandido al conurbano bonaerense con epicentro en el distrito más populoso de la Argentina: La Matanza. Allí, dos dirigentes surgidos de las barriadas más humildes -Luis D’Elía, de la Federación de Tierra y Vivienda; y Juan Carlos Alderete, de la Corriente Clasista y Combativa- eran los líderes del histórico piquete sobre la Ruta Nacional 3 bautizado con el nombre de “Matanzazo”.

Piquete y Cacerola: el combo que desafía el protocolo de Bullrich y amenaza empañar el "happy hour" libertario

A la altura de Isidro Casanova, lugar donde cruzan las vías del ferrocarril Belgrano Sur, se instalaron -como lo habían hecho en septiembre del año anterior, para reclamar por mejoras en la ayuda para los sectores más desprotegidos. El gobierno optó por una estrategia de tres pasos: desgastar la acción con el paso de los días, aislarla política y mediáticamente y, de no resultar estos dos primeros, pasar al tercero: reprimirla.

Unos 600 gendarmes fueron enviados para cercar la protesta y amenazar con desalojarla y tensaron al máximo la situación. En medio de una de las negociaciones que se dieron en el lugar, uno de los jefes de la fuerza de seguridad llegó a poner el arma sobre la mesa, buscando intimidar a los delegados que no tardan en responder a la provocación. “No se equivoquen con nosotros, porque va a haber muertos de los dos lados”, le repitieron al uniformado.

El rol del peronismo cobró importancia institucional cuando el jefe comunal matancero, Alberto Balestrini, se hizo presente en el lugar y envió un mensaje al poder central: “si van a reprimir al pueblo de La Matanza, van a tener que reprimir a su intendente”, declaró al llegar al piquete de camisa arremangada. La tensión se olía en el ambiente. 

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Hasta que finalmente, De la Rúa decidió ceder a las demandas y envió a una delegada para negociar los términos finales del acuerdo. Aquella enviada fue, ni más ni menos, que Patricia Bullrich, por entonces ministra de Trabajo y hoy el principal ariete represivo del actual presidente Javier Milei, impulsor de un paquete de medidas de ajuste que opacan -por lo brutal- aquel desesperado intento de la Alianza por equilibrar las cuentas fiscales.

De aquellos piquetes, a estos anuncios

Este sábado Milei decidió utilizar otro ámbito para defender el mega Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) de desregulación económica que publicó el jueves pasado en el Boletín Oficial. Concurrió al programa de Mirtha Legrand, acompañado justamente de la ministra a la que le encomendó el armado del dispositivo represivo que permita contener las protestas que la implementación de sus políticas claramente ya han generado.

Aprovechando la oportunidad -entre burratina con tomates desecados y bife de chorizo con hojaldre de papa- el Presidente aseguró que el decreto busca terminar "con los kioscos de los corruptos de la casta" y llamó a cerrar "todas las empresas del Estado". Además, elogió la gestión de la ministra de Seguridad y cuestionó los cacerolazos de protesta.

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El jefe de Estado respaldó el DNU que incluye discutidas medidas de desregulación económica: "Si logramos sostener este DNU, va a ser muy positivo. La clave de este plan es que el aumento de ahorro por el ajuste tenga contrapartida en inversión. La idea es que haya un shock de inversiones como consecuencia de un shock de libertad con quita de regulaciones".

También aprovechó su lugar privilegiado en la “mesaza” para cuestionar los cacerolazos que se dieron en varios puntos de la Ciudad de Buenos Aires el miércoles pasado para protestar por el DNU. “Esos cacerolazos estaban armados”, afirmó sobre las manifestaciones y retomó la senda de la ironía que ya había utilizado su asesor en las sombras y “padre” de la criatura desreguladora Federico Sturzenegger: “¿Cómo hicieron para leer tan rápido el DNU?”, afirmó el mandatario.

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En esa misma línea de razonamiento, Milei sostuvo que “fue el populismo quien mató los ingresos de los argentinos” y que “es a eso a lo que hay que tenerle miedo". “Le están trasladando su propio miedo a la gente. Usted me pregunta de los cacerolazos, ¿cómo puede ser que hayan leído en tan pocas horas un DNU tan grande?”, cuestionó. A raíz de su propia pregunta analizó: “Eso estaba armado desde antes, no tengo dudas. Hay gente que sufre de Síndrome de Estocolmo”.

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El peronismo se despierta

Además de la reacción espontánea que impulsó a decenas de miles de personas en todo el país a ganar las calles golpeando cacerolas en señal de protesta, el DNU fue como un despertador para el conjunto de las organizaciones políticas, sindicales y sociales que impulsaron la candidatura de Sergio Massa y, tras la derrota en el balotaje, habían quedado aletargadas a la espera de una señal que las active.

Los anuncios del miércoles pasado por cadena nacional fueron un detonante que impulsó al Partido Justicialista, a los gobernadores de extracción peronista y al sindicalismo ortodoxo a romper con la estrategia de esperar a que el nuevo presidente despliegue sus políticas, evitando cuestionamientos desmedidos y dándole gobernabilidad en el primer tramo de su gestión, y pasar a la acción.

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Pero la “tregua” se agotó cuando el Jefe de Estado empezó a enumerar la derogación de leyes que incluía el DNU. “Nos golpeó a todos con las medidas y eso se transformó en un factor que nos unió contra el atropello, incluso con sectores de la oposición que fustigaron hasta último momento a nuestro gobierno”, le dijo a Data Clave un exministro de la administración de Alberto Fernández. Evidentemente, el contenido del decreto interpeló a la oposición y puso a los sindicatos más moderados en una encrucijada.

La CGT llamó a una reunión de emergencia de su comité confederal para el próximo jueves, donde evaluarán la convocatoria a un paro general, mientras que un día antes encabezarán una movilización al Palacio de Tribunales para acompañar un reclamo ante la justicia que permita frenar las principales medidas que "afectan a los trabajadores en sus derechos más esenciales consagrados por la Constitución Nacional", le dijo a este portal Héctor Daer, uno de los secretarios generales de la central sindical. “Sabemos que el gobierno recién empieza y no es nuestra vocación parar a menos de tres semanas de la nueva gestión, pero la magnitud del paquete anunciado, no nos deja margen para la negociación”, agregó otro dirigente cegetista.

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Movimientos sociales desafían a Bullrich

También los movimientos sociales afines al peronismo se declararon en estado de alerta y movilizaciónporque entienden que el DNU libertario afecta derechos laborales y sociales conseguidos y lo consideran “ilegal e ilegítimo”. La Unión Trabajadores de la Economía Popular (UTEP) marchará junto a la CGT para acompañar la impugnación que presentarán los abogados del sindicalismo en la Justicia contra la reforma laboral.

Emilio Pérsico, uno de los referentes del Movimiento Evita, confirmó que también marcharán a junto a la CGT y salió con los tapones de punta contra el gobierno de LLA: “Prometieron un ajuste fiscal con motosierra y terminaron haciendo un ajuste hacia los sectores más humildes y los trabajadores”, sostuvo. Y agregó que “los exportadores están regulando el mercado interno, ay gente que gana mucho”, mientras que “la nueva casta que se incorpora también está ganando plata”. Por eso, añadió, “es más de lo mismo, en Argentina ya vivimos esto”, dijo.

Piquete y Cacerola: el combo que desafía el protocolo de Bullrich y amenaza empañar el "happy hour" libertario

Pero los que prometen desafiar el dispositivo anti-piquetes de Bullrich son -una vez más- la dupla D’Elía-Alderete, quienes convocaron a cortar nuevamente la Ruta 3 el próximo jueves, en “al menos diez lugares”. Al tratarse de una vía nacional, la encargada de “disuadir” o “reprimir” el accionar de los manifestantes es la ministra de Seguridad, con lo cual es muy probable que nuevamente se vean las caras, frente a frente, como hace 22 años.

“Nosotros vamos a cortar porque la situación es desesperante en nuestros barrios, las asambleas de nuestras organizaciones ya lo resolvieron y el plan es ir escalonando los cortes hasta que tengamos respuestas”, anunció D’Elía en declaraciones al programa Minuto Final (C5N). Además confirmó que el actual intendente de La Matanza Fernando Espinoza, comprometió adherir a la medida y “ponerse al frente, como lo hizo alguna vez el querido Balestrini”, completó el referente social.

Piquete y Cacerola: el combo que desafía el protocolo de Bullrich y amenaza empañar el "happy hour" libertario
Piquete y Cacerola: el combo que desafía el protocolo de Bullrich y amenaza empañar el "happy hour" libertario

Este segundo round del protocolo represivo del gobierno libertario, tendrá en frente dos organizaciones con mucha historia y raigambre local en territorio matancero, que contarán con el apoyo del oficialismo peronista que gobierna el municipio y la provincia de Buenos Aires.

“Si la semana pasada cinco mil troskos con SUBE en quince minutos se cagaron de risa de la Pato y su protocolo fantasma, cuando nos movilicemos nosotros y la clase media salga a las calles porque sienta que le avasallan sus derechos, a Milei no le vamos a dejar ni los perros”, comentó por lo bajo otro referente de las protestas piqueteras.