Las mujeres representan el 54% del sistema de justicia argentino, pero ocupan únicamente el 25% de los cargos de mayor jerarquía. A pesar de estar en promedio más capacitadas, del total de quienes se presentan a los concursos para ser juez/a apenas el 23% son mujeres. Los datos surgen de un estudio que realizó la ONG Fundar a través de su área de Justicia, dirigida por Johana Cristallo.

La organización analizó una base de datos a partir de la información de los concursos convocados desde 1999 hasta 2018, donde se tomó en cuenta la información de los y las 3.963 postulantes a los 104 concursos realizados para los 226 cargos de camaristas.

Las mujeres son el 54% del total del personal, el 58% del equipo administrativo y el 56% del funcionariado, pero apenas el 25% de los cargos más altos, de ministros/as, procuradores/as generales y defensores/as generales. 

Según se desprende del documento, la primera gran barrera en el ingreso de las mujeres al Poder Judicial se encuentra en la inscripción a los concursos para cubrir las vacantes. De las personas que concursan, sólo un 23% son mujeres, pero, una vez que se presentan, avanzan con “mejores resultados que los varones y el porcentaje de participación femenina va aumentando en cada paso”. 

“Al no contemplar la tensión entre la vida familiar y profesional, se deja en desventaja a las mujeres”

“Hay un proceso reglado que hay que atravesar para llegar al cargo de juez/a que rige hace muchos años que es neutral y meritocrático. Probablemente esa neutralidad y meritocracia no se la miraba con un enfoque de género”, explica Cristallo a Data Clave. “Hoy la mirada es distinta, nos cuestionamos cuánto de esa neutralidad y meritocracia, al no contemplar la tensión entre la vida familiar y profesional, termina dejando en desventaja a las mujeres y desalentándolas a presentarse en estos procesos”, sostiene.

En ese sentido, en el informe se explica que “la baja inscripción de las mujeres, la variable de la edad y los promedios obtenidos son claves que ilustran las experiencias desiguales entre concursantes varones y mujeres”. 

Consideran también que no se tienen en cuenta las desigualdades estructurales y que existen prácticas neutrales al género donde se ocultan y naturalizan procesos que nacen desde “la masculinidad hegemónica”.

“Al no contemplar la tensión entre la vida familiar y profesional, se deja en desventaja a las mujeres”

¿Cómo revertir la situación?

Cristallo explica que en los últimos años hubo “muchos avances normativos” pero que el reglamento de selección dentro del Consejo “recién empieza a tener alguna medida de acción positiva en el 2019”.

“La investigación que realizamos tiene un corte en 2018, por lo que no se pudo evaluar el impacto. Sin embargo, el mapa de género sigue mostrando una relación 25% mujeres vs. 75% varones en las Cámaras, aún en 2022”, argumenta y agrega: “eso es un indicio de que el techo de cristal se mantuvo intacto”.

Al respecto de qué medidas podrían tomarse en el corto plazo, la responsable del área de Justicia de Fundar considera que deben modificarse dos cuestiones dentro del reglamento del Consejo. Una de ellas es que se cambie la evaluación de antecedentes y  se contemplen las tareas de cuidado. Lo segundo es darle más peso al exámen dentro del concurso, lo que no sólo tendrá impacto en términos de género sino que también aportará mayor diversidad generacional.

“La otra medida que podría contemplarse es establecer un cupo en la designación de camaristas, medida que obviamente es temporal. Porque hay mujeres que llegaron y están ternadas, el tema es que las designen”, concluye Cristallo.