"¿Cómo van a pagar si no reperfilan? el stock de deuda en pesos es de U$S 43.347 millones en deuda en pesos a tasa variable, y  de U$S 73.231 millones en deuda en pesos ajustada por CER. Yo la única que veo posible es un reperfilamiento". La conversación, palabras más palabras menos, fue parte de una de las tantas charlas telefónicas que la semana pasada tuvo el economista que más escucha Horacio Rodríguez Larreta con el que más escucha Alberto Fernández. La razón es por la deuda en pesos ajustada por inflación, que es de lo que habla toda la city porteña, y ahora, la clase política. 

Los hechos que conmovieron al mercado comenzaron el miércoles 8 de junio, donde el Gobierno salió a rescatar $14.000 millones en fondos que invierten mayoritariamente en títulos CER, a los que si se les suma el rescate que hubo en fondos como el Pellegrini del Banco Nación, el total llega a $27.000 millones.

El desarme de carteras fue una bomba neutrónica en el mercado, y repercutió en seguido en los precios de los títulos públicos, donde se observaron caídas de hasta -12% y en las letras CER cayeron hasta -5% en un día. La consecuencia inmediata fue que los dólares financieros saltaron hasta casi los 240 pesos, lo que hizo que un día después, el 9 de junio, los rescates se incrementaran a $53.000 millones. En total, el Gobierno tuvo que rescatar $180.000 millones entre el 8 de junio y el 13 de junio.

La charla entre los economistas del Gobierno (del massismo, en realidad) y los de JXC  es por el impacto en la política, la economía y la sociedad que el salto en la cotización de los tres  dólares alternativos al oficial  pueden causar en el segundo semestre. Y es que el dólar bolsa, que se compra con  título de la deuda pública, ya cotiza en torno de los $230. El contado con liquidación, que se utiliza para sacar dinero del país, se ubica en torno a los $240. El tercero y mas popular dólar blue, el mas  negro e informal se mueve en los de $ 220. Todas malas noticias para el Gobierno. 

Es en este contexto que la impaciencia domina cada vez más al mercado y a los grandes tenedores de deuda, que son los bancos locales y los de inversión de EEUU. Lo que hace mucho ruido entre los analistas es que 7 de cada 10 pesos colocados en el último bimestre vencen antes de las PASO de 2023. La última licitación no fue la excepción. En este primer test de mercado luego de los acontecimientos recientes (aunque con vencimientos, muy acotados), los plazos de colocación (tanto CER como nominal) cayeron a la mitad vs abril (un mes ya de por sí malo para el Tesoro). 

No solo más impaciente, sino que se incrementa la demanda de cobertura inflacionaria. Lo que miran los operadores extranjeros por sus pizarras de Bloomberg es que en 2021 solo un 38% de la deuda colocada fue CER, mientras que en el primer trimestre del 2022 la cifra ascendió al 61%. Así, interpretan que nadie quiere bonos que no representan la inflación real (que para este año ven por arriba del 65%) y que debido a que en abril de este año  el Tesoro intentó sin éxito estirar duration ( es decir, colocar deuda a mayor plazo), lo que está ocurriendo es una crisis de confianza en las metas inflacionarias y por lo tanto de déficit fiscal que el Gobierno acordó con el FMI. Ponen como ejemplo que casi 8 de cada 10 pesos que consiguió en mayo Guzmán correspondieron a deuda CER, el mayor valor de los últimos 2 años.   

De hecho, las dudas sobre el cumplimiento de lo pactado con el FMI es tal que todos miran a los bonos CER como los papeles del "empome", que en la jerga bursátil porteña se traduce en papeles que no se van a pagar en tiempo y forma. El ejemplo que dan es que la  deuda ajustable por CER a fines de 2023 representaría 7 de cada 10 pesos en el stock de deuda en pesos, por lo que superaría el 15% del PIB (cuando entre 2010 y 2019 promedió menos de un 6% del PBI). Un empapelado general de bonos CER que por estas horas el mercado cree que valen tanto como la confianza que tienen en el Palacio de Hacienda. 

Pero tampoco ayuda el "fuego amigo": el lunes pasado, el ex diputado Diego Bossio afirmó que el Gobierno nacional "no ha podido dar señales de certeza en términos de cumplimientos y programas económicos". El ex titular de Anses y ahora cercano a los economistas que rodean a Sergio Massa, dijo  que “el mercado argentino es tan chico que con sólo 40 millones de dólares se genera un descalabro" y sobre esto resaltó que "hay más de 2000 puntos de riesgo país, mientras Brasil tiene 300 y Uruguay 200 puntos”. “Argentina tiene un Riesgo País similar al de Ucrania, que está en guerra. La situación financiera es muy frágil. Se acumula una deuda en pesos muy grande”, añadió Bossio.

"La descoordinación del Estado en este punto pone en evidencia una situación crítica, sumando que se espera más del 70% de inflación para este año", resaltó también Bossio, miembro de la consultora Equilibra y que hace los informes que llegan a todos los despachos de los hombres y mujeres que integran el Frente Renovador, pieza clave en el armado del FDT. Textos que desde el "albertismo" y el "kirchnerismo" leen cada vez con mayor enojo y que incendia aún más la hoguera de vanidades que por estas horas recalienta al oficialismo.