El Frente de Todos atraviesa un contexto delicado luego de lo que fue el éxito de su conformación para ganar cómodamente contra el macrismo en 2019. Actualmente se lo ve afectado por la economía, inmóvil por la asfixiante correlación de fuerzas en dos de los poderes -Legislativo y Judicial- del Estado e inactivo por la falta de consenso político interno, en especial por las diferencias entre el ‘Albertismo’ y el kirchnerismo. En ese marco, desde la Provincia de Buenos Aires siguen avanzando para institucionalizar el espacio y tomar decisiones "colegiadas".

La última entrevista de Alberto Fernández en Radio con Vos evidenció la impotencia y falta de rumbo claro de un Gobierno que no sabe -y tampoco coordina- cómo abordar problemáticas como la inflación y la distribución del ingreso. El martes, el ministro de Economía, Martín Guzmán, ratificó su postura de no querer aumentar las retenciones, una herramienta que ayudaría a desacoplar los precios primarios de los valores internacionales, en especial del trigo. El viernes, el jefe de Estado argentino dijo que las retenciones son “el mejor instrumento” para atacar la inflación, pero señaló que esa medida es “una facultad del Congreso”.

Alberto Fernández dejó en claro que, si fuera por él y por un consenso que lo respalde, aumentaría las retenciones. Sin embargo, también evidenció que el Gobierno no tiene fortaleza –ni tampoco voluntad política- de avanzar en ese sentido. Mientras el Presidente dio cierta luz verde a discutir retenciones, automáticamente salió el ministro de Agricultura, Ganadería y Pesca, Julián Domínguez, a aclarar que no hay ninguna intención de presentar un proyecto para aumentar las retenciones.

Tweet de Julián Domínguez

Esa falta de rumbo y coordinación es la que exasperan a los sectores mayoritarios del Frente de Todos que tienen votos, dirigentes y funcionarios, pero no decisiones centrales de política económica. Es en ese marco que el kirchnerismo y el massismo avanzan en la idea de “institucionalizar” el FdT. Al menos está esa voluntad en la provincia de Buenos Aires.

Como contó Data Clave, en las últimas semanas hubo un principio de acercamiento entre los principales espacios con una foto en La Plata.  El encuentro tuvo lugar en la Casa de Gobierno bonaerense, donde el gobernador Axel Kicillof y la vicegobernadora, Verónica Magario recibieron al presidente del PJ bonaerense, Máximo Kirchner; a Malena Galmarini, en representación del Frente Renovador; a Mario Secco, por el Frente Grande; a Carlos Castagneto, por Kolina; y a Mónica Macha de Nuevo Encuentro. De la reunión también formaron parte la ministra de Gobierno, Cristina Álvarez Rodríguez, y el jefe de Gabinete, Martín Insaurralde.

La foto de ese encuentro, según cuentan a este medio, es el principio de una institucionalización que se busca trasladar tanto a nivel distrital y provincial como a nivel nacional. Se podría decir que el Frente de Todos busca tener un espacio de convivencia como el que tiene hoy Juntos por el Cambio con su tradicional mesa nacional en la que convergen “halcones” y “palomas” del PRO, radicales y referentes de la Coalición Cívica.

El primer paso de la institucionalización del Frente de Todos bonaerense
El primer paso de la institucionalización del Frente de Todos bonaerense

A pesar de las claras diferencias en la coalición opositora, las mesas nacionales suelen generar un encuentro para lograr algunas síntesis y avanzar en puntos comunes. Lo cierto también es que el contexto actual muestra ciertas dificultades para poder mantener unida y fortalecida una coalición. En una crisis de tamaña magnitud como la que tiene Argentina, las encuestas marcan que los laureles se lo llevan los personalismos, en este caso la presencia disruptiva del economista libertario Javier Milei.

Las muestras de unidad no muestran una cavada prueba de que garantice votos y gobernabilidad. Parte de este análisis radica en las cabezas de Cristina Fernández de Kirchner y Mauricio Macri, los expresidentes que vienen dando apariciones públicas con perfiles de candidato y anteponiendo su figura por el de otros dirigentes políticos.

Pero volviendo al Frente de Todos bonaerense, la intención de ese espacio es imponer una “gestualidad” que replique en todo el espectro nacional. “Es un mensaje para que exista un correlato en otros distritos y a nivel nacional”, aseguró a Data Clave una persona que forma parte de este armado político.

Pero el armado es a fuego lento. Hasta el momento no hay señales de una nueva reunión y las partes entienden que volverán a encontrarse cuando se descompriman las largas agendas de actividades. Serán el contexto y la coyuntura política los que definan los acercamientos para esta institucionalización que tiene más voluntad que pasos legales.

Aunque nadie lo dice públicamente, los dirigentes entienden que el 2023 es “ahora” y que no hay un solo día que se puede perder en el armado político pensando en el futuro. La coalición oficialista atraviesa un momento de la historia que le reclama gestión, estabilidad, mejora económica y unidad en un mundo cada vez más desunido y que tiende a tirar el “multilateralismo” al cesto de las relaciones diplomáticas internacionales por el efecto Rusia. ¿Hay lugar para la unidad?