Los ecos de las entrevistas que Alberto Fernández concedió a la prensa española, todavía resuenan en la comitiva que acompaña al presidente durante su gira por Europa. El malestar del mandatario al repasar las portadas de los principales matutinos nacionales lo hizo reaccionar con vehemencia. "Me referí a muchos de los temas que preocupan a toda la humanidad, como la crisis alimentaria y energética provocada por los efectos de la guerra entre Rusia y Ucrania y el grave problema inflacionario que impacta en nuestros países y titulan únicamente con la supuesta respuesta a los ataques de Cristina, que no fue tal", le comentó a un grupo de funcionarios que lo acompañaban mientras desayunaba en la residencia de la embajada argentina en Madrid, minutos antes de partir rumbo a Berlín.

El presidente monitorea con mucha atención las alternativas del conflicto bélico en el este europeo, convencido de que su continuidad puede alterar seriamente las proyecciones económicas de los países que intentan retornar a la senda del crecimiento con distribución, luego de la devastadora pandemia. Fernández también entiende que haber terminado de negociar con el Fondo Monetario Internacional (FMI) "el mejor acuerdo posible" tras el irracional endeudamiento contraído por la gestión de Mauricio Macri, coloca a la Argentina en una inmejorable posición para empezar a cumplir con todo lo prometido en la campaña que lo llevó a la Rosada en 2019.

Por eso considera "parcial" la apreciación de Cristina Fernández de Kirchner cuando se refirió a la supuesta desilusión del electorado "frentetodista" tras los resultados obtenidos durante los primeros dos años de gestión. "Recién ahora que transcurrió la pandemia y logramos reacomodar el tema de la deuda se puede empezar a evaluar nuestra forma de gobernar" evalúa en su círculo íntimo. En paralelo Fernández observa que el debate interno por la cuestión del FMI "ya está superado" y que el kirchnerismo morigeró sus críticas por el modo de encarar la negociación que llevó adelante Martín Guzmán.

Guzmán con el canciller alemán, Olaf Scholz, con quien se reunirá el Presidente este miércoles

Se molesta cada vez que alguien le pregunta por la continuidad del titular de Hacienda, a quien no siente ninguna necesidad de ratificar porque expresa la orientación que pretende darle a su programa económico. Y piensa que es necesario imprimirle "sentido común" a las medidas que se adoptan. Claramente uno de las cuestiones que mayor rispidez genera con el ala cristinista es el debate por la readecuación tarifaria de los servicios energéticos, que esta semana inició un capítulo clave con las audiencias públicas. "No es racional, por ejemplo, usar cuatro puntos del PBI para sostener un subsidio que favorece a los ricos gracias al cual un vecino de Puerto Madero, que paga 6000 pesos de cable, tiene una tarifa eléctrica de 350", explicaron desde el entorno presidencial.

Fernández tiene claro que dentro de la Secretaría de Energía que comanda Darío Martínez, hay funcionarios que no tienen la misma visión e insisten con la idea de mantener por encima de lo previsto el presupuesto destinado a subsidiar el precio de las tarifas. Sin embargo, desde la Rosada no hay dudas sobre el rumbo a seguir. "Es una decisión que ya está tomada y sobre la que vamos a avanzar, si hay integrantes del equipo que no están de acuerdo tal vez deberían dar un paso al costado" ratificaron las fuentes.


El peor de los males

El gobierno tiene claro que la inflación es el peor problema que enfrenta y que debe comenzar a mostrar resultados concretos. De hecho, si bien no será para celebrar, cuando el jueves se conozca el índice inflacionario de abril, todo indica que estará por debajo del registro de marzo, que arrojó un durísimo 6,7%. "El problema es mundial, nosotros estamos muy altos, pero si miramos los indicadores de los países desarrollados, se aprecia que tienen valores inéditos, como el caso de Alemania, acostumbrada a la deflación y hoy con un número anualizado por encima de los siete puntos porcentuales", explicó a Data Clave un economista que integra la comitiva durante el vuelo a Berlín. 

La lectura es simple. Tras la pandemia, que obligó a los gobiernos a incrementar el déficit fiscal para asistir a economías paralizadas, este año se desató la guerra ruso-ucraniana y eso agravó el panorama teniendo en cuenta que ambos países concentran buena parte de la producción granaria del planeta. Alberto está convencido de que "es imprescindible reaccionar porque la prolongación en el tiempo de este conflicto está arruinando al mundo, a Centroamérica a Sudáfrica".

Para el presidente, el principal objetivo de este viaje es expresarle a sus pares de España, Alemania y Francia la necesidad de vertebrar acciones en conjunto para "parar esta locura". En ese sentido, las versiones indican que habrá conversaciones en torno a las estrategias conjuntas que podrían adoptarse con la participación activa de los países latinoamericanos y muy probablemente luego del encuentro del viernes con Emmanuel Macron, haya novedades al respecto.

"Además de este contexto convulsionado, tenemos que resolver muchas otras cosas como por ejemplo de dónde vamos a sacar los dólares para enfrentar el cuello de botella que se nos viene entre agosto y septiembre y que nos puede complicar la compra de insumos importados ¿Te das cuenta por qué Alberto no está pensando en clave de interna, ni mucho menos en su reelección?", finalizó la fuente justo cuando el avión aterrizaba en Berlín.