Es algo que viene repitiendo en los últimos discursos y presentaciones. El ministro Sergio Massa aprovechará el debate de este domingo entre los candidatos presidenciales para volver a poner en escena la necesidad de que a partir de diciembre hay que formar un gobierno de unidad nacional para poder salir de la crisis.

Y lo reiteró este viernes durante el acto que organizaron los sindicatos para celebrar la ley que modificó el Impuesto a las Ganancias, por el cual la mayor parte de los asalariados dejarán de pagar ese tributo.

"Tengan la seguridad, el 10 de diciembre si Dios y todos ustedes me dan la gracia de ser presidente de la República, voy a convocar a un gobierno de unidad nacional porque primero está la patria, después el movimiento y por último los hombres”, afirmó ante los trabajadores que se habían congregado en la Plaza de los dos Congresos, apelando al catecismo peronista.

"En tres semanas se define el futuro de la Argentina, si somos un país con derechos laborales, con vacaciones pagas, con derecho a la indemnización, si somos un país que pelea por mejorar el ingreso de los trabajadores, o si volvemos al pasado", agregó.

Es la forma que el postulante de Unión por la Patria buscará diferenciarse de los dos contrincantes tambián tienen aspiraciones de llegar al ballotage. Mientras Patricia Bullrich hace campaña con “la eliminación del kirchnerismo" y Javier Milei insiste con su cruzada contra la casta política, Massa volverá a remarcar que el próximo gobierno que aspira a encabezar tendrá lugar para todos los que tienen los mismos valores: peronistas, radicales o progresistas.

Ya alguna pista en ese sentido tiro, cuando dijo días atrás que su ministro de Economía podría provenir del radicalismo. Según trascendió en estos días, Massa podría develar su nombre durante el debate. Un golpe de efecto, según quien sea el elegido.

Los asesores de Massa recuerdan que el ministro se reunió hace unos días en el Norte con dos gobernadores radicales, el jujeño Gerardo Morales y el correntino Gustavo Valdés. Y en la semana que pasó también estuvo con dos gobernadores electos de otras fuerza: el neuquino Rolando Figueroa y el rionegrino Alberto Weretilneck.

Es que más allá de las derrotas en las elecciones locales, Massa teje esas alianzas con la esperanza de que los votos que arrastran esos mandatarios se puedan sumar a su boleta el domingo 22 de octubre.

Claro que la tiene diíficil con una pobreza superior al 40% y una inflación récord en agosto de un 12,4% y un acumulado de 80,2% en lo que va del año. Durante un acto en Neuquén, Massa hizo una suerte de autocrítica.

Quiero pedirles que vayamos a abrazar a nuestros jóvenes, que vayamos a decirles sin miedo y sin vergüenza que estos años no fueron buenos, que tenemos que pedir perdón por los errores pero que eso no significa que tiremos por la borda la construcción de su futuro”, les reclamó a los militantes. 

Después del golpe que significó el primer lugar que Milei obtuvo en las PASO del 13 de agosto, Massa llega al debate de este domingo al menos con la tranquilidad de que pudo recuperar el centro de la escena con la catarata de medidas que impulsó en las últimas semana para mitigar los efectos de la devaluación. Y que de esta forma se mantiene en carrera.