La fiscalía pidió formalmente en el juicio de cesura por el crimen de Lucio Dupuy, el niño de 5 años asesinado en noviembre de 2021 en La Pampa, que su madre Magdalena Espósito Valenti, y su pareja, Abigaíl Páez, ambas ya declaradas culpables, sean condenadas a prisión perpetua.

Concretamente, la fiscal Verónica Ferrero pidió que las dos acusadas sean condenadas a prisión perpetua porque, frente a los delitos cometidos, el Código Penal solo prevé solamente esa pena; mientras que el abogado querellante particular, en representación de la familia Dupuy, José Mario Aguerrido, adhirió al planteo del Ministerio Público Fiscal, pero le añadió el requerimiento de que la pena sea de reclusión por tiempo indeterminado, una alternativa que prevé el artículo 52 del Código Penal, en relación con el 80 que contempla el homicidio agravado. 

A su vez, la defensora oficial Silvina Blanco Gómez, le pidió al Tribunal que cuantifique la pena que le correspondería a Páez, por entender que si se aplicase la prisión perpetua –con las normas vigentes hoy en el país– “solo saldrá de la cárcel con su muerte, ya que actualmente la pena perpetua es material y literalmente perpetua”. 

Además solicitó que esa cuantificación sea la mínima por la carencia de antecedentes penales y la edad de la imputada (28 años); y afirmó que la Corte Suprema ya fijó la inconstitucionalidad de la reclusión por tiempo indeterminado. 

También defensor oficial Pablo De Biasi, al hablar por Espósito Valenti, brindó argumentos similares. Requirió que se le fije “una pena en años”, y coincidió en que “la prisión perpetua que establece el Código Penal es inconstitucional” ya que “los tratados internacionales impiden la aplicación de penas crueles, inhumanas y degradantes”.

Tras la audiencia, el Tribunal de Audiencia de Santa Rosa anunció que el próximo viernes a las 12 dará a conocer las penas para las dos mujeres, consideradas responsables penales del crimen ocurrido el 26 de noviembre de 2021 en Santa Rosa, capital de La Pampa.

Según se desprende dela causa, el niño murió a raíz de los golpes recibidos. Tras su muerte se determinó que el menor había sido asistido al menos cinco veces en un lapso de tres meses por politraumatismos en distintos centros asistenciales de La Pampa, aunque no había denuncias de profesional alguno al respecto, como así tampoco de las autoridades del jardín de infantes al que asistía.