El Congreso modificó su manera de trabajar apenas inició el año parlamentario con el discurso de aperturas de sesiones del presidente Alberto Fernández. El Senado tan solo pudo hacer una reunión presencial y en Diputados ni siquiera se pudo realizar una sesión ordinaria con los legisladores presentes. Por la cuarentena, el recinto se transformó en un espacio limitado para respetar las medidas de distanciamiento social.

Es por eso que, tanto Diputados como Senado han incorporado un novedoso sistema de sesiones mixtas en donde la mayoría de los legisladores se conectan a un “recinto virtual” desde sus hogares o desde las legislaturas provinciales. Esta “nueva modalidad” arrojó nuevas tendencias estadísticas reflejadas en un estudio de la agencia de noticias “Esfera Pública”.

El primero de los puntos en los que debió avanzar rápidamente el Congreso, y que venía postergando los últimos años sin explicación alguna, es en la digitalización de todo el proceso legislativo. Desde la posibilidad de citaciones por e-mail hasta la firma digital de los proyectos, algo que ahorra tiempos y papel. Según el informe “la pandemia obligó a aggiornar las mesas de entradas, incorporar las citaciones y notificaciones vía e-mail, utilizar firma digital y sumar tecnología al proceso parlamentario”.

En cuanto al trabajo legislativo en el debate de las leyes, lo que se observa en el primer semestre, incluidos los casi cinco meses que llevan las medidas de confinamiento, es que se han sumado varios días de trabajo en la agenda de reuniones de comisión e incluso de sesiones. La “normalidad” previa a la pandemia indicaba que la actividad se restringía de martes a jueves, los lunes y los viernes quedaban vedados a los viajes que los legisladores realizaban a sus provincias. 

Es una vieja metodología que sostiene el Congreso en sus dos Cámaras, algo no escrito en ningún reglamento pero que rige por costumbre. Los lunes y los viernes, los legisladores del interior, por una cuestión de distancia “están abocados a tareas en sus territorios”: En lo que va de la pandemia se registraron actividades de comisión en un feriado y hasta sesiones los viernes que se extendieron hasta primeras horas de un sábado, algo muy poco habitual.

El dato más llamativo que devela el informe, es que “mejoró notablemente las estadísticas de asistencia”. En Diputados, donde no se pudo realizar ni una sesión ordinaria presencial, este año hubo "de 1 a 7 ausentes por sesión, cuando en 2019, faltaron entre 11 y 46 diputados por vez". En el Senado, se pudo realizar una sesión antes de la cuarentena, luego comenzó el sistema mixto, en lo que va del año "el máximo de ausentes este año fue de 2, cuando en 2019 el número osciló entre 4 y 20".

Pero más allá de estos datos que pueden ser leídos como "positivos", el sistema de votación virtual deja dudas y algunas falencias denunciadas por la oposición. Por lo que, para la convivencia y la implementación del mismo, los oficialismos han tenido que negociar los temarios. Esto resulta un problema para los debates profundos de las leyes en las que no hay acuerdo total, un aspecto que se potencia en Diputados donde el Frente de Todos tiene que negociar para alcanzar el quórum.

Esto es un problema no solo para los proyectos que llegan al recinto sino también para la sanción de leyes. A pesar de estar realizando un ritmo superior de sesiones si se compara con el año 2019, se han podido sancionar menos leyes en total por las limitaciones en los temarios y en la cantidad de horas en las que deben realizarse las sesiones producto del tiempo limitado en la conexión al sistema remoto.