Este domingo será el último mano a mano entre los candidatos a presidente de Unión por la Patria y La Libertad Avanza. Sergio Massa y Javier Milei volverán a verse las caras a tan solo una semana del balotaje del 19 de noviembre. La expectativa en torno al intercambio es que se prevé una disputa pareja en las urnas y cualquier error no forzado o acierto en la discusión, podría inclinar la balanza. 

Más allá de los pro y contra de cada uno, la previa a la elección y el eje que sobrevolará el debate será el escenario de “continuidad o cambio”. Si bien Massa buscará despegarse de la gestión de Alberto Fernández -y así lo hizo durante la campaña- tratará de mostrar las cartas de la experiencia ejecutiva. Milei será un opositor puro y duro, con la exacerbación de todo aquello que no funciona y genera malestar social.

Sin embargo, el carácter puede jugarle en contra al líder libertario. Y en su entorno lo saben. Incluso Massa ha reforzado una estirpe de calma y un discurso de estadista, cimentado en el llamado a un gobierno de unidad nacional. En este mano a mano, el contrapunto entre la paz que pueda transmitir el peronista y la irascibilidad del economista puede ser una de las claves de la discusión.

Por eso, para enfocarse y no pisar el palito que le puede proponer Massa, Milei canceló un importante acto y liberó este viernes y sábado su agenda de campaña. En contrapartida, se refugió con los propios en el Hotel Libertador. Según confiaron desde su entorno a Data Clave, se prepara “más enfocado en el contenido que en las formas” para este debate final. Su equipo de confianza lo integran su hermana, Karina Milei, Santiago Caputo y el staff técnico liderado por Nicolas Posse.

Seguro será parte de la discusión con su rival el apoyo del expresidente Mauricio Macri y de Patricia Bullrich, junto a la primera plana del ala dura del PRO. Incluso se especulaba con la presencia del exmandatario entre los acompañantes del libertario, pero finalmente no sucederá, ya que se encuentra fuera del país.

Por el lado de Massa, se preparó durante toda su carrera política para este momento. Es el que está más cómodo con la situación de encabezar una campaña y el mejor orador de los dos. Su gran contra es la realidad económica que atraviesa el país. Y su rol como ministro de Economía en un país que tiene lleva tres dígitos de inflación acumulada en 10 meses. 

Hasta la fecha, el desmarque de la gestión de la que inequívocamente es parte le dio resultado, potenciado pro la batería de medidas que anunció entre las PASO y las generales, direccionadas a engordar el bolsillo de los argentinos.

Previsibilidad será otra de las aristas a explotar de Massa. Es un viejo conocido de la política argentina pero también para el empresariado vernáculo. Su rival sigue siendo un salto al vacío y esa inseguridad es un nicho a explotar. Así, llevará propuestas contra las consignas de cambio y libertad que pueda repetir Milei. Y le pedirá que explique su plan de gobierno, que hasta el momento genera más dudas que certezas.

Massa viene trabajando con el catalán Antoni Gutiérrez Rubí y con los asesores de Lula Da Silva y de Barack Obama, quienes enfrentaron en el pasado a Jair Bolsonaro y Donald Trump. La máxima es no enojarse con Milei, sino cuestionar su plan económico y social. Para ejercitar su temple, la última semana dio varias entrevistas en territorio mediático hostil, donde salvo momentos puntuales, salió airoso.