En una reunión secreta realizada en el Consejo Federal de Inversiones (CFI), doce gobernadores peronistas acordaron presentar una solución posible al Presidente para que el gobierno del Frente de Todos retome la iniciativa, cambie el gabinete y les firme un DNU asegurando los fondos para las provincias. La razón del apuro es que muchos creen que en los próximos días se publicara un DNU acordado entre Martín Guzmán y los técnicos del FMI para ajustar parte del dinero que se gira a las provincias.

Los mandatarios provinciales, entre los que estuvieron el bonaerense Axel Kicillof, el chaqueño Jorge Capitanich, el sanjuanino Sergio Uñac, el pampeano Sergio Ziliotto, el chubutense Mariano  Arcioni, la santacruceña Alicia Kircher, el santiagueño Gerardo Zamora, el santafesino Omar Perotti, el riojano Ricardo Quintela y el formoseño Gildo Insfrán, se mostraron preocupados por la situación económica de los más pobres.

Kicillof recordó la debilidad del conurbano en materia, y habló más de la problemática social que su par chaqueño, Capitanich, quien se explayo sobre el posible DNU de Guzmán. El dato político más fuerte es que el encuentro se hizo a espaldas del tucumano Juan Manzur, lo que impulsó aún más lo rumores sobre su posible reemplazo en la Jefatura de Gabinete. El candidato que más suena por estas horas para ese cargo es el del santafesino Agustin Rossi.

En rigor de verdad, muchos gobernadores creen que las proyecciones que le dan al presidente son falsas, y en especial las contenidas en el Acuerdo con el FMI y aceptadas por Guzman, que proyectan el  crecimiento del PBI en el rango de 3,5-4,5% para este año y 2,5-3,5% para el que viene.

Pero también son falsas las que vienen del asesor del presidente Gustavo Beliz, quien confía en lo hecho por el Banco Mundial -el Global Economic Prospects- que  contiene una previsión de 2,6% y 2,1% para 2022-23. Números que para los gobernadores son dignos de una película de Disney.

De hecho, varios jefes provinciales creen que si se llega al  2023 creciendo, el PBI será similar al de 2017, pero 5% menor en términos per cápita y todavía ubicándose 11 % por debajo del máximo alcanzado en 2011. Es decir que aún creciendo y con empleo, los argentinos serán un 11% mas pobres que en el mejor año de CFK.

Las cifras que manejan los mandatarios es que los salarios en blanco serán 20 % inferior al de 2017 (el mejor año de Macri). Desde 2017 a 2021 los trabajadores en negro perdieron un 32% de su salario, y el consumo privado -que es casi el 70% del PBI- habrá caído un 7 %, lo que podría consolidar la pobreza en niveles del 39 % hasta fines de 2023. Un escenario preocupante para los gobernadores, que de no ser escuchados por el presidente ya planean desdoblar sus elecciones.