Mientras el Frente de Todos se desarma conforme pasan los meses y se acercan las elecciones generales del 2023, la oposición no logra capitalizar la división del peronismo. Quizás ante la división del oficialismo, del otro lado del mostrador aprovechan para sacar los trapitos sucios al sol. Lo cierto es que a poco más de un año de las elecciones presidenciales, ni unos ni otros dan una imagen de unidad. Por más palabras que quieran anteponer, los hechos dejan a la luz las grietas propias.

Y en esa nebulosa se coló en las últimas horas una nueva denuncia que golpea a lo que fue el gobierno de Mauricio Macri, durante la gestión de Cambiemos en el poder. La que tiró la piedra esta vez fue la siempre impredecible Elisa Carrió, quien aseguró que fue perseguida por el propio Ejecutivo que ella integraba, como socia desde el liderazgo de la CC-ARI.

"Sufrí mucha persecución, pero nunca tanta como parte de sectores de mi propio gobierno", disparó la referente de la Coalición Cívica el domingo por la noche en el programa de Mirtha Legrand al referirse al espionaje ilegal y las acusaciones que se hacen a la gestión del área en el gobierno de Macri. "El daño que le hicieron a mi familia fue irreparable", aseguró Carrió y además apuntó contra el último ministro de Relaciones Exteriores del gobierno de Cambiemos. "El canciller Jorge Faurie fue parte de eso", sentenció la chaqueña.

Y el misil teledirigido no fue casual. Desde las filas de “Lilita” confiaron a Data Clave algunos detalles de lo que motivó una causa que hoy tiene secreto de sumario. Todo se remonta varios años atrás, en agosto de 2016, cuando Carrió hizo público su rechazo a las designaciones de Gustavo Arribas y a Silvia Majdalani para conducir la Agencia Federal de Inteligencia (AFI).  

Pero no era la primera vez que cruzaba a Majdalani. En el 2012, Carrió impugnó su designación para ocupar el cargo de vicepresidente de la Comisión Bicameral de Fiscalización De los Organismos y Actividades de Inteligencia por sus "relaciones personales con agentes de inteligencia", se indicó en un comunicado.

Según pudo saber este medio, “lo de Faurie tiene que ver con una operación que le hicieron a Lilita por el hijo que vive afuera”. Y remataron: “Faurie tuvo un pésimo desempeño, por así decir”. El palo al funcionario de larga trayectoria tiene que ver con el presunto uso de Interpol para amedrentar a Carrió. Ante la insistencia sobre este tema, desde el entorno de líder de la Coalición Cívica señalaron que “no se puede decir más, para preservar la seguridad de Elisa y la de su familia”.

La reconstrucción de la historia es la siguiente: en marzo de 2019, Faurie se comunicó con la entonces diputada de Cambiemos para notificarla de que su hijo mayor, que vive en México, estaba detenido por una supuesta causa de drogas y armas. Acto seguido, Lilita llamó a su hijo, Enrique Santos y este le aseguró que estaba en su casa y que todo lo que le había dicho el funcionario era falso.

Desde la Cancillería dijeron que el mensaje había llegado desde Interpol México, y que la sede argentina de la misma institución fue la que informó a Faurie. Por ese motivo es que en aquel momento la ministra de Seguridad Patricia Bullrich ordenó verificar los datos, aunque respondieron que no había ninguna detención ni causa en la que Santos estuviera involucrado. Además, aseguraron que jamás habían llamado a la Argentina. Todos los caminos apuntan a que el falso mensaje salió de Interpol Argentina. 

En el mismo programa al que asistió Carrió, el periodista Hugo  Alconada Mon reveló que también fue perseguido cuando decidió investigar a Ángelo Calcaterra, primo de Macri: Todo empezó cuando empezamos a revelar en el diario La Nación la participación en sobornos de Angelo Calcaterra; y por otro lado, el eventual rol de Gustavo Arribas titular de la AFI en movimientos de dinero con empresarios brasileños vinculados al Lava Jato”. Y disparó: “A los pocos días, ordenaron empezar a seguirme a mí e incluso hay audios entre los espías que intentan cazar a las fuentes”.

Las rispideces en Juntos por el Cambio vienen de larga data. A la disputa interna en el PRO por la carrera presidencial, se le suma el interés del radicalismo por recuperar el protagonismo perdido. Bajo la esperanza (boina) blanca de Facundo Manes y la insistencia del caudillo del norte Gerardo Morales, la UCR raspa a Macri para posicionarse. Pero el “fuego amigo” de Lilita no estaba entre los frentes de batalla previstos, por lo que puede obligar al PRO a sentarse a renegociar con sus socios un plan de acción de acá al 2023.