Según marca la ley 14.836, la reelección indefinida está prohibida en Buenos Aires. Sin embargo, las diferentes interpretaciones sobre el momento que debe tomarse en cuenta para su aplicación generaron un abanico de dudas sobre lo que vendrá en materia de recambio.

Y así lo viven los intendentes, quienes en el afán de conservar una cuota de poder ya empezaron a candidatearse de cara a lo que serán las próximas elecciones legislativas. No es fácil, claro. El cupo es limitado. Y las negociaciones internas no vienen fáciles en ninguno de los dos principales frentes políticos.

Pero ante la duda de lo que pasará en 2023, los jefes comunales comenzaron a labrar la tierra local con un objetivo claro: que la semilla germine y así poder mantener la comuna bajo el propio linaje. En otras palabras, perpetuarse en el poder mientras sea posible. Porque, como marca el dicho, lo que se hereda no se roba.

El disparador tiene nombre. Ricardo Alessandro (Frente de Todos), a cargo de Salto, le dijo a Data Clave que “pase lo que pase con la reelección indefinida ya tengo como sucesor a mi hijo. En 2023 estaré en la Legislatura, en algún rol del ejecutivo o en mi casa, pero no voy a volver a ser intendente”.

Los Alessandro
Los Alessandro

Su hijo, Camilo, tiene 33 años y se desempeña como secretario general de la municipalidad en la que gobierna su padre tras pedir licencia como concejal luego de ser elegido en 2017. Con el fin de posicionar a quien aspira que sea su sucesor, y luego de cinco años consecutivos de mandato, el intendente suele convocarlo para ser parte de las inauguraciones locales y de aquellas presentaciones que incluyen a funcionarios provinciales.

No es el único, claro. Alejandro Granados (Frente de Todos), en Ezeiza, viene jugando esa carta desde hace tiempo. Su hijo, Gastón “Gato” Granados mantiene incluso en sus redes sociales el título de intendente interino en una foto en la que se lo ve junto a su padre. No deja de ser cierto. El concejal electo de la localidad del oeste ocupó ese rol durante la pandemia porque su padre decidió “guardarse” por ser paciente de riesgo.

La historia del clan Granados no es nueva. Basta con recordar que Dulce Granados, la pareja del intendente, que no es madre de Gastón, está a cargo del HCD local. Lo cierto es que el joven heredero es el reemplazante natural de sus padre algo a lo que también aspira la actual mujer del jefe comunal.

Para sumar en la lista de sucesores se agrega Sebastián Walker (Frente de Todos), secretario de Gobierno de Pila, que debió hacerse cargo del distrito debido a un grave problema de salud que enfrenta su padre, Gustavo.

Producto de esta situación, Sebastián se hizo cargo del distrito buena parte de la gestión anterior y casi el total de este nuevo mandato. Y, sin dudas, será candidato a continuar con el rol de su padre, a cargo de la intendencia desde 2003, cursando el quinto gobierno local.

Quien también sigue la misma línea es Pablo Descalzo, jefe de Gabinete de Ituzaingó, que viene siendo un candidato puesto desde hace 8 años mínimo pero al que su padre, Alberto, todavía no le cedió la confianza necesaria para poder consolidar el salto político que tanto anhela.

Incluso en 2015 y 2019 su nombre fue anunciado por su padre como la principal opción, pero debido a mediciones internas, el jefe comunal de Ituzaingó debió volver a ponerse el plan de candidato una vez más para alcanzar siete elecciones consecutivas ganadas desde 1995.

Pero 2023 es la vencida. Sin dudas, Pablo será el candidato local más allá de lo que suceda con la ley que pone fin a las reelecciones. Vale recordar que en noviembre del año pasado, durante un almuerzo en Avellaneda, el presidente Alberto Fernández les dio un claro guiño a los intendentes para dejar de lado la ley y basar la votación en la voluntad popular. Sin embargo, hasta ahora, los jefes comunales no tuvieron novedades al respecto.

Las mismas mañas

La continuidad en el poder no es solo propiedad del peronismo. Y Gustavo Posse (Juntos por el Cambio) lo sabe. Como beneficiario del legado de Melchor, el candidato a diputado nacional en la interna radical es intendente desde 1999 y su intención es que Macarena, su hija de 26 años, continúe en el cargo.

En 2016, un diputado provincial que responde al intendente presentó un proyecto de ley para bajar la edad de ingreso a los HCD. El objetivo era claro: lograr que Macarena pueda foguearse. Pero no pudo ser. Sin embargo, la heredera sigue firme en su trabajo en causas solidarias.

Pero no sólo se trata de herencias directas, claro está. Es por eso que Ezequiel Galli (Juntos por el Cambio) pelea fuerte para conseguir que su hermano, Hilario, secretario de Gobierno de Olavarría, pase a liderar la lista de candidatos al Senado bonaerense. No es fácil. Más allá de que el intendente tenga una de las principales firmas en la séptima sección electoral, desde la UCR dejaron en claro que no quieren ceder ese primer puesto a sabiendas de que perderán un legislador de los tres con los que cuentan hoy.

Ezequiel Galli
Ezequiel Galli

La intención del jefe comunal es posicionar a Hilario para, en caso de ser necesario, dejarlo como reemplazante local y repartirse el cargo.

Algo similar sucede en Cañuelas. Donde el vínculo predominante no es la sangre sino la ley. Gustavo Arrieta (Frente de Todos) se convirtió en intendente en 2007. En 2011 repitió su cargo, pero lo dejó en manos de su mujer, Marina Fassi, para hacerse cargo del  Ministerio de Asuntos Agrarios. En 2013, Arrieta vuelve a tomar su puesto y en 2015 es reelecto. Sin embargo, unos meses más tarde asume como diputado nacional dejando nuevamente a Fassi como intendenta, lugar que ocupa hasta 2017.

Ya en 2019, Fassi se pone al frente de la elección y gana un nuevo mandato para un vínculo matrimonial y político que ya lleva 12 años en el poder y que de seguro seguirá alternando sus ubicaciones de cara a conservar el feudo local.

Los Passaglia
Los Passaglia

Los casos expuestos no forman parte de una nueva forma de hacer política. Los antecedentes así lo exponen. El propio San Isidro fue uno de los primeros en avanzar en esa modalidad. Algo que también sucedió en La Costa, con el clan De Jesús; en San Nicolás, con los Passaglia; en Berazategui, con los Mussi; y en San Fernando, con los Andreotti. Como se dice: todo sea por la familia.