A pesar de las intenciones del ala cristinista de impulsar la iniciativa que Máximo Kirchner le pidió a Carlos Heller, fuentes parlamentarias le confirmaron a Data Clave que aún no hay consenso en el bloque oficialista para fijar la fecha de tratamiento del impuesto a la riqueza en la cámara baja. En la mesa chica de decisiones de Diputados creen que el momento para presentar el proyecto será "luego de que se cierre el acuerdo con los bonistas".

Es el mismo motivo que esgrime el oficialismo cuando se pregunta por la demora de la sanción de un presupuesto. Todo el armado financiero y económico del gobierno parece haber estado sustentando desde un principio en la hoja de ruta que trazan las negociaciones del ministro Martín Guzmán con los acreedores externos. Con un condimento más en el caso puntual de este proyecto de "impuesto extraordinario y por única vez", no quieren agregarle mayor tensión a la negociación que lleva adelante el ministro.

Tanto Massa como Máximo han mantenido conversaciones con varios de los principales empresarios del país y saben que este proyecto puede "generar enojo". Entienden como indispensable lograr un acuerdo por la deuda para luego ir por el aporte de las riquezas. Uno de esos encuentros fue la tan mentada comida en casa de un poderoso banquero, de la que participaron los dos referentes parlamentarios del FdT y en la que –según pudo reconstruir Data Clave- los contertulios presentes (todos de la primera plana del ámbito empresarial) manifestaron su preocupación por el avance sobre la propiedad privada que podía constituir el proyecto de expropiación a Vicentín y la iniciativa oficial para gravar a las grandes riquezas.

“Cerrar la negociación con los bonistas para salir del default que nos embocó Macri va a significar un esfuerzo colectivo de todo el pueblo argentino cuya plusvalía la van a disfrutar ustedes, porque ni bien acordemos con los acreedores las acciones de sus empresas se van para arriba, creo que sería injusto afirmar que nosotros atentamos contra la propiedad privada”, deslizó el primogénito de los Kirchner, que parece haber evolucionado mucho de aquella imagen de “gamer de play station” con la que pretendieron identificarlo sus detractores. Ninguno se animó a refutarlo.

A principios de junio, Heller confirmó en DiputadosTV la concreción del proyecto de "Aporte solidario extraordinario y por única vez vinculado a los patrimonios de las personas humanas". Con el articulado terminado, el legislador anticipaba que esperarían a presentarlo hasta que "haya mayor certeza sobre el mecanismo de sesiones".

En este sentido, apuntaba que el proyecto iba a llegar al Congreso cuando las autoridades de Diputados "lo consideraran" pero que se trataría seguramente en el mes de junio, cosa que ya no sucedió. La versión oficial de la demora se funda en la necesidad de alcanzar los consensos para tener asegurado el sistema de sesiones virtuales. Las conversaciones con la oposición sobre el proyecto en sí mismo nunca se iniciaron y esperaran hasta que ingrese al Congreso.

LA LINEA DE CORTE

El debate siguió y sigue abierto al interior del bloque del Frente de Todos, principalmente lo que refiere al tope mínimo de patrimonio con el que se incluye a los aportantes. Es decir, en donde se hace el corte entre los que pagan y los que no. En el texto original redactado por Heller, las personas físicas que se ven incluidas en el "aporte extraordinario" tienen un patrimonio declarado de 200 millones de pesos, tomando el número de las propias declaraciones juradas en donde los inmuebles son estimados a valor fiscal.

Al día de hoy es la redacción que mayor adhesión reúne en el bloque y la que más chances tiene de estar en el articulado cuando se presente. Esto significaría que 11 mil personas físicas de las más acaudaladas del país estarían contempladas por el nuevo gravamen. Sin embargo, una idea acercada por el diputado Itai Hagman, miembro de la comisión de Presupuesto, recibió el visto bueno de Máximo dejando abierta la discusión hasta último momento. El referente de Patria Grande le propuso al titular del bloque oficialista la posibilidad de discutir una baja del monto mínimo e incluir mayor cantidad de aportantes.

La baja del tope incrementaría el número de personas alcanzadas por el "impuesto" de manera sustancial. A modo de ejemplo, según los cálculos del propio redactor del proyecto, bajar el tope a 150 millones haría que, a los 11 mil originales, se les suman 20 mil personas físicas más. Es decir, un total que podría superar los 30 mil individuos incluidos. Para Heller el “equilibrio entre las personas alcanzadas y el monto a recaudar” se da con el número de 200 millones de pesos pero no todos en el bloque piensan igual.

El otro punto importante que deberá subsanar la discusión del articulado es el destino de los fondos recaudados por el "aporte extraordinario". Al motivo principal de sumar recursos al sistema de salud se le agregaron otras áreas posibles, una parte podría ser destinada a un plan de viviendas y urbanización, mientras que otro porcentaje sería destinado al sector productivo, puntualmente a las Pymes. Este último punto puede ser una clave en la negociación con la oposición.

Esta última semana, el titular de la cámara baja, Sergio Massa, logró finalmente renovar y barajar de nuevo el acuerdo para sesionar con el sistema mixto en una reunión abierta a todos los jefes de bloque. El tigrense consiguió ampliar el consenso y revalidar un protocolo que funcionó hasta ahora con proyectos acordados sin tener limite especifico por escrito que lo obligara a hacerlo.

En la reunión no se mencionó el proyecto de aporte de las riquezas como posible tema en las próximas sesiones. De todos modos, el oficialismo aclaró que no se pactaron proyectos puntuales sino el procedimiento con el que se seguirá sesionando. No son pocos los diputados del Frente de Todos los que entienden que en el contexto actual, poner límite a los temas como pidió Cambiemos "es lo mismo que cerrar el Congreso".  Para ellos, la realidad exige tratar todo tipo de proyectos con el único método disponible, el ala más radical del cristinismo se lo pidió al presidente durante la última sesión en el recinto.

"Lo que me resulta raro, aún en el medio de un llamado de responsabilidad, es buscar hacer conos de silencio. O creer que hay temas que no es el momento de discutirlos. Lo que estamos discutiendo ahora, antes y después es cuál es el nuevo orden económico en el que queremos vivir", dijo la diputada Gabriela Cerrutti.

Y agregó: "Hay que discutir de qué manera se va a distribuir la riqueza, de qué manera algunos sectores van a tener que dar todo lo que acumularon durante este desarrollo de un capitalismo financiero".

La creación de un nuevo tributo debe comenzar a tratarse por Diputados y requiere una mayoría especial, es decir, un piso mínimo de 129 votos positivos. Hoy el Frente de Todos tiene 119 bancas propias más dos votos de la izquierda que apoya abiertamente la iniciativa, con una oposición de Juntos por el Cambio inflexible en la discusión política con el gobierno, la vista se posa a dos bloques "federales" para alcanzar el quórum y la sanción de las normas.

Los interbloques que presiden José Luis Ramón (Unidad Federal para el Desarrollo) y Eduardo "Bali" Bucca (Federal) son los posibles dadores de los votos que le faltan al Frente de Todos, hasta ahora no han recibido ningún tanteo para saber si estaban disponibles para avanzar con el proyecto. "Estamos esperando que nos consulten y dispuestos a tratarlo, queremos discutir todos los temas en el recinto", dijo a Data Clave un referente importante de uno de esos dos espacios.

Los posibles aliados esgrimieron un globo de ensayo para ver si el Frente de Todos pone una marcha más, los llama y se convence de la posibilidad de contar con los votos para superar el escollo del recinto. Mientras tanto, el oficialismo espera que se produzca un desenlace en la negociación de la deuda con la discusión interna abierta.