“Quién se van a sentar en esa mesa. ¿Tolosa Paz? Hay que ver cuánto de declaración política y de realidad hay detrás de esa convocatoria”. Las palabras corresponden a un dirigente bonaerense de peso que, el pasado martes, formó parte de la reunión que el kirchnerismo, en alianza con el massismo y los intendentes, llevó a cabo en Merlo. Y la referencia es clara. El llamado a una mesa política nacional que realizó este domingo el presidente Alberto Fernández para definir el juego electoral del Frente de Todos, no conformó al sector que ejerce la presión interna.

El núcleo bonaerense busca saber cuántas sillas son las que tiene pensado poner el Presidente en su idea de discusión. En Merlo, los intendentes dejaron en claro que quieren una representación concreta. Y que no aceptarán quedarse afuera de la toma de decisiones por representar al corazón del voto peronista

La intención de Fernández es cortar rápidamente con el protagonismo que tuvo en los últimos días el Neo-Frente de Todos que tiene a Máximo Kirchner, Sergio Massa, Axel Kicillof y Eduardo ‘Wado’ de Pedro a la cabeza con la figura de los jefes comunales como seguro territorial.

Para este sector interno, el Presidente busca rearmarse a través de los gobernadores. Empujado incluso tras una declaración de peso que dio el mandatario provincial de Chaco, Jorge Capitanich, sobre que “el espacio de representación del Gobierno debe quedar solamente para una persona. Esto significa que, si el Presidente tiene la voluntad de ir por la reelección, ningún ministro ni representante del espacio debería competir, porque se supone que el espacio lo representa el Presidente”.

La declaración del gobernador responde a una lógica que hoy no forma parte de la coalición de gobierno. Sucede que la fractura interna es evidente. Y la reciente declaración del Presidente sobre las internas, lo confirma: “No voy a dedicar un segundo a eso, yo sé con quién puedo gobernar y con quién no. Yo gobierno con los que puedo gobernar y sigo gobernando, no me importa”.

Dentro de su gobierno, Alberto Fernández cuenta con dos candidatos a presidente: Massa y De Pedro. Y hasta podría tomarse como a un tercer al tucumano Juan Manzur, quien ya manifestó en algún momento sus intenciones, pero que juega justamente en favor de también poder ejercer una presión en favor de los gobernadores para poder tener el peso requerido en esa mesa.

La convocatoria, sin duda, también estará abierta para los movimientos sociales y los gremios, dos de los puntales con los que cuenta el albertismo hoy, pero que también, se sabe, podrían acomodarse dentro de la mejor oferta interna para lo que viene.

Sobre el llamado, la presidenta del bloque de senadores del Frente de Todos en la Legislatura bonaerense, María Teresa García, aseguró: “A mí me parece inviable tener una discusión con los compañeros con los que se vayan a armar las candidaturas, las representaciones de los espacios, la legitimidad de cada uno, si no se discute el fondo. No se trata solamente de armar un mecanismo para ganar la elección”.

El problema a resolver para la mesa que se viene es que, sin dudas, arranca inestable. Sin piedra ni cartón para nivelar un terreno irregular. Cabe destacar que la nueva alianza interna del FdT pretende alcanzar un candidato a través de la decisión interna mientras que el Presidente insiste en la necesidad, como salvavidas de su propio gobierno, de salir a dar la competencia en las PASO. Algo que, muchos ven hacia adentro, como un símbolo de debilidad.