Finalmente la primera opción que se barajó. Martín Soria fue el elegido para ser el sucesor de Marcela Losardo. En los papeles, el perfil de Soria difiere del de su antecesora Losardo, que asumió con la amistad de Alberto como principal carta de presentación. De su gestión no han quedado grandes victorias, algo que el nuevo ministro deberá cambiar. El Presidente dijo que quería un abogado y a la vez alguien que tuviera roce político, lo que Soria parece cumplir.

El reconocimiento mediático le llegó por algo muy relacionado con lo judicial: una denuncia presentada en el Consejo de la Magistratura contra Gustavo Hornos, actual presidente de la Cámara de Casación Federal. Allí se le señaló una serie de visitas que hizo a la Casa Rosada cuando Mauricio Macri estaba en el gobierno. El juez trató de minimizar la cuestión ante sus colegas pero el escándalo ya había estallado.

En Comodoro Py, cuando su nombre surgió, no se mostraron demasiado entusiasmados. Consideran que su CV es netamente político, sin demasiado conocimiento de las complejidades judiciales, más allá del “pleno” que le cantó al presidente de la Casación. La desconfianza se instaló como primera sensación: la idea de propiciar y alentar investigaciones contra todos los jueces a los que el kirchnerismo “les hizo la cruz” no cayó lógicamente del todo bien.

Soria encarará, entonces, una gestión más aguerrida que la que se fue. Su exposición sobre Hornos hasta parece hacerle un guiño al famoso concepto de “lawfare”, uno de los preceptos que más maneja la corriente judicial cercana a la actual vicepresidenta y que considera que existió una persecución política y judicial sobre el kirchnerismo. 

La relación con la Corte será otro de los ejes. Por ahora, el vínculo es frío con tendencia a nulo con los magistrados del cuarto piso de Tribunales. Restablecer los puentes, de todas formas, no será fácil si se tiene en cuenta el tono del discurso del 1 de marzo de Alberto Fernández y los anuncios con los supuestos cambios que se vienen, que incluyen la creación de un tribunal intermedio para “descomprimir” la actuación del Máximo Tribunal.

La reactivación de la reforma judicial, planchada en la Cámara de Diputados, tendrá también su importancia. A Losardo desde el Congreso le criticaron su poca defensa al proyecto que se presentó desde el Ejecutivo.A Losardo le cortaban las piernas desde el Gobierno: con las jubilaciones, ella se sentó y consensuó con nosotros y después lo que se presentó era otra cosa totalmente distinta”, recuerda un integrante de la Asociación de Magistrados. 

Otro de los puntos pendientes es la reforma al Ministerio Público Fiscal. ¿Gestionará o traccionará Soria para lograr que se nombre un Procurador de forma oficial? La candidatura del juez Daniel Rafecas sigue en stand by mientras que la reforma que cambia las mayorías para nombre procurador sigue en Diputados, sin fecha de tratamiento y sin los votos necesarios para su aprobación. 

La elección de Soria parece marcar el rumbo hacia una gestión más combativa. “Si nos agreden, que lo hagan, pero que no esperen rosas después”, atizó un fiscal federal al escuchar los proyectos que se venían y los comentarios que se repetían en el gobierno acerca del funcionamiento de la justicia.

¿Por qué no hubo consultas sobre cómo llevar adelante de forma efectiva el acusatorio? Esa ley ya está”, aclaró un magistrado federal ante la consulta de Data Clave sobre las ideas del Gobierno. “No quieren modificar el sistema, quieren armarse un enemigo en un año electoral”, agregó. “A Soria jamás lo vi, veremos cómo se presenta. Creo que acá no lo conoce nadie”, chicaneó un juez ante la consulta sobre cómo sería recibido el nuevo ministro.

Durante la semana habían surgido los nombres de varias mujeres, como la abogada Marisa Herrera y la tucumana Claudia Sbard. En los pasillos de Justicia se decía que habían sido parte de la pantalla para no quedar otra vez señalados como parte de un “círculo de amigos” donde todas las decisiones las toman los hombres.