A pesar de la pandemia, la crisis y los efectos económicos, sectores del sindicalismo y representantes del Gobierno nacional, plantean proyectos sobre la reducción de jornadas laborales. Propuestas que ponen a la retaguardia a algunos gremialistas y empresarios y que hace dudar a los ministros de Trabajo y Desarrollo Productivo.

“Yo lo que dije es que en muchos de los países en los que se estaba implementando había una reducción de la jornada laboral con una reducción del salario, esto es lo impensable. Argentina no tiene salarios altos como para pensar en trabajar un poco menos y ganar un poco menos”, lanzó hoy Matías Kulfas en diálogo con AM 750.

¿A qué se deben estas declaraciones? En los últimos días hubo movimientos en la Confederación General del Trabajo (CGT) y uno de los tantos temas que se pusieron sobre la mesa fue analizar los proyectos que presentaron algunos legisladores sobre la posibilidad de reducir la jornada laboral.

En el seno del gremialismo no hay un consenso sobre una propuesta que, al conocerse, tuvo como inmediata consecuencia la mirada negativa de los empresarios y las dudas del propio Gobierno desde los despachos de los ministerios.

La mirada empresarial, lógicamente, entiende que no es el momento para aplicar estas ideas en un contexto de crisis y de caída de los ingresos. Daniel Funes de Rioja, titular de la Unión Industrial Argentina (UIA), quien lanzó una polémica propuesta de no querer remunerar a los trabajadores que no se vacunen contra el covid-19, planteó: "En todo caso, reducir la jornada implicaría también proporcionalizar el salario, con su pertinente reducción".

“Yo creo que en términos conceptuales bienvenido sea que todos podamos trabajar un poco menos y tener una vida más plácida. Estamos en un contexto muy difícil. Bajar la jornada laboral de 8 a 6 horas equivale a aumentar el salario horario un 33%, la pregunta es ¿Las empresas pueden absorber ese costo? algunas sí, muchas pymes seguramente no”, manifestó Kulfas.

En tanto, Data Clave consultó con fuentes del Ministerio de Trabajo sobre la postura y se remitieron a las últimas declaraciones de Claudio Moroni: “Creemos que es un tema que se debe debatir y que hay que trabajarlo. Hay sectores que sí pueden implementarlo y que aún tienen mucha capacidad de generar puestos de trabajo. Es un tema actual en el mundo qué hay que prestarle atención, merece ser tratado y analizado por sectores”.

Las propuestas del oficialismo

Ya son varios los proyectos que se presentaron en el Congreso por la reducción de la jornada laboral. Hugo Yaski, diputado por el Frente de Todos y  secretario general de la Central de Trabajadores de la Argentina (CTA), planteó reducir la jornada de 48 horas semanales a 40.

El nuevo texto propone que “la duración del trabajo no podrá exceder de ocho horas diarias o cuarenta horas semanales para toda persona ocupada por cuenta ajena en explotaciones públicas o privadas, aunque no persigan fines de lucro”, reemplazando así el artículo 1 de la ley 11.544, que regula la duración de la jornada laboral desde 1929. A su vez, plantean que esas modificaciones se den “sin que esa modificación impacte en el salario”.

En tanto, Claudia Ormaechea, que integra el mismo bloque y forma parte de la Asociación Bancaria, propuso una jornada laboral de un máximo de seis horas diarias y un tope de 36 horas semanales, como compensación en el marco de “la pérdida del poder adquisitivo de los trabajadores a pesar de las altas cargas horarias que les imponen sus patronales”.

Según la última medición sobre el mercado de trabajo del INDEC, la desocupación alcanza a 1.300.000 personas, con una tasa del 10,2%. Sin embargo, dentro de los 12 millones de ocupados, el 28,2% no son asalariados y representan 3.400.000 personas.

En el marco de las dificultades por la pandemia, Héctor Recalde, abogado laboralista y ex diputado nacional de 2005 a 2017, le plantea a Data Clave que “la crisis también es una oportunidad” para avanzar en este tipo de propuestas que él ya había presentado en el Parlamento argentino, sin éxito en tiempos de oficialismo y de mayor capacidad política del kirchnerismo.

“Yo había propuesto, tímidamente, cuando era diputado, bajar la jornada de 48 horas semanales a 45. Hoy hay muchas mujeres y hombres que están trabajando 9 horas por días durante 5 días a la semana. No lo logré, es una autocrítica. Siempre es bienvenido el debate, celebro que se comience a dialogar”, agrega.

En cuanto a los fundamentos de estas medidas, plantea: “Está científicamente comprobado que una jornada de trabajo limitada produce estos dos efectos inmediatos: el aumento de la productividad y la disminución de los accidentes de trabajo, que no es poca cosa. Esto último, además, reduce los costos laborales para las empresas”.

“La crisis también es una oportunidad. Si hoy es una realidad que se trabaja menos, ¿o no? Y bueno, ¿qué mejor momento? Hay que empezar, ya sea trabajando menos horas o menos días. Los países nórdicos son un ejemplo fantástico, lo mismo algunos sectores en España”, concluye.