El presidente Alberto Fernández se sentó junto a Martín Guzmán para anunciar que el Gobierno impulsará una alícuota a la “renta inesperada” de las empresas que tienen ganancias netas imponibles altas superiores a los $1.000 millones en el año. En 2021 sólo 3,2% de las empresas argentinas “tuvieron ganancias superiores”, detallaron.

En principio, el Poder Ejecutivo va a realizar una convocatoria a una mesa de negociación para terminar de definir el impacto de la medida junto con empresarios y sindicatos. “Vamos a convocar a diferentes sectores para construir un mecanismo para capturar parte de la renta inesperada generada por la guerra en Ucrania. Será para empresas que hayan superado los mil millones de pesos de ganancia”, concluyó Guzmán.

El titular de la cartera de Economía aclaró que la ganancia neta imponible real “debe aumentar de forma significativa en relación a 2021 y el margen de ganancia también tiene que ser anormalmente elevado en 2022” y “sí esa renta se canaliza a la reinversión productiva, habrá una reducción en el cobro”. Los detalles conocidos este lunes son un puntapié, pero en caso de llegar al Congreso, las cartas empiezan a ponerse sobre la mesa desde los distintos espacios políticos.

FdT: Los que votaron contra el FMI bancaron la medida

En el arcoiris del poder frentedetodista, las sillas del acto en Casa Rosada tuvo lugares para todos los colores. Los gobernadores cristinistas Axel Kiciloff y Jorge Capitanich estuvieron a la derecha del estrado principal junto al titular de Diputados, Sergio Massa. Completó esa hilera el gobernador fueguino, Gustavo Melella. También “Wado” de Pedro, Juan Manzur y los albertistas Juanchi Zabaleta y Claudio Moroni.

En el bloque oficialista de Diputados el anuncio cerró filas. A diferencia del acuerdo con el FMI, las grietas internas que se generaron en el bloque del Frente de Todos no salieron a la vista. Los sectores que votaron en contra del refinanciamiento de la deuda con el fondo celebraron la medida. “Hacían falta con urgencia, para ayudar a pasar este shock inflacionario, especialmente a quienes no les llegan los efectos de las paritarias”, dijo el diputado nacional Itai Hagman, de Patria Grande.

“Creo que en esta línea hace falta repensar toda la política de ingresos”, remarcó uno de las voces que apuntó contra el acuerdo con el FMI y volvió a reclamar un “salario básico universal” para erradicar la indigencia. “Es propio de un mínimo sentido de justicia que quienes fueron beneficiados de forma totalmente inesperada por la guerra en Ucrania, hagan un aporte a quienes pasan hambre por la misma razón”, apuntó Hagman.

El solo anuncio de la iniciativa permitió al oficialismo volver a dibujar un enemigo imaginario en la oposición. Al igual que el proyecto de creación de un Fondo Nacional para el pago de la Deuda con dinero de la evasión, apuntaron a Juntos por el Cambio. “No solamente defiende evasores que fugan divisas a paraísos fiscales, sino ahora también el egoísmo social de unos pocos que ven caer a sus compatriotas en la pobreza”, cerró el diputado del Frente de Todos.

La oposición suma coincidencias

Patricia Bullrich, presidenta del PRO, aseveró: "¡La sociedad ya cambió y no admite ser saqueada! Si el Gobierno avanza con su proyecto de impuesto a la ‘ganancia inesperada‘ va a encontrar la misma respuesta que tuvo la Resolución 125. Nuestro compromiso es firme: ¡no votamos impuestos!".

El bloque Córdoba federal también se sumó a este rechazo y se plegó a Juntos por el Cambio, lo que podría complicar los números del Gobierno en su paso por Diputados. "No vamos a apoyar ningún aumento de impuesto. Y ‘Renta inesperada’ es otro aumento encubierto a los sectores del campo. De ninguna manera vamos a apoyar algo semejante", señalaron mediante un comunicado.

Según fuentes parlamentarias, en el interbloque Federal “no están muy alejadas las posiciones” y como criterio general predomina “un rechazo a cualquier iniciativa de aumento de impuestos”. Sostiene que el país requiere una baja de la presión tributaria. En caso de avanzar un proyecto desde el Ejecutivo, imaginan los escenarios para indagar al ministro Guzmán y ensayan preguntas: “¿Qué aporte a la renta inesperada se le cobró a los bancos que apostaron a la tasa de interés?”

“La posición de los diputados cordobeses va ganando preeminencia al interior del interbloque Federal”, dijo a Data Clave una fuente parlamentaria con silla en la mesa de decisiones de la bancada.

Números adversos para el Gobierno

Si tuviéramos que aventurar los números de una votación de los 257 diputados en total que tiene el recinto de la Cámara baja, en el Gobierno arrancan un partido con cancha inclinada en su contra. Guzmán deberá además de acordar con sindicatos y empresarios, convencer a algún puñado de los legisladores de la oposición que ya anticiparon su rechazo.

Desde el vamos, el Gobierno cuenta con 118 diputados del Frente de Todos, pero que son 117 porque Massa desde la presidencia no vota. Con suerte, los 5 integrantes totales del interbloque Provincias Unidas, los 4 de la Izquierda y uno del interbloque Ser, el patagonico Claudio Vidal. Son 127 diputados que podrían votar a favor del proyecto del Ejecutivo si todos los planetas se alinean a su favor.

Por su parte, la oposición cuenta con los 116 diputados que hoy tiene Juntos por el Cambio con su variado armado de bloques y monobloques, A estos, habría que sumarle los 8 votos del Interbloque Federal que muy posiblemente puedan consensuar internamente un voto negativo generalizado y los 4 libertarios que por identidad política no votan a favor de la creación de impuestos. 

En total, hasta ahí tenemos 128 votos negativos y resta sumar el de Felipe Alvarez, un diputado por la provincia de La Rioja que también integra el pendulante interbloque Ser pero que a diferencia de Vidal, casi siempre vota en contra del gobierno. Por eso, los números que ya se anticipan en el Congreso son 129 rechazos en la Cámara de Diputados. Y esto representa la mayoría absoluta de los votos totales, es decir, la mitad más uno.

El Gobierno comenzará un camino sinuoso en el parlamento y es el de discutir posibles nuevos impuestos en una relación de fuerzas muy parejas pero con posiciones internas preconfiguradas con fuerza.