Ya estaba todo dicho. Sin embargo, faltaba la confirmación de su propia boca. Y así pasó. El gobernador de Salta, Gustavo Sáenz, dejó en claro su idea de ir por la reelección en los comicios del año próximo. “Tengo todas las fuerzas y ganas de continuar con este proyecto político”. Con estas palabras el mandatario avaló su intención de, en 2023, intentar seguir al frente de la provincia.

Eso sí, Sáenz también marcó su propio norte y aseguró "que ningún dirigente nacional venga a levantarme la mano y le diga a los salteños ‘este es mi candidato’”.

Se trató de un mensaje claro. El gobernador tiene la firme intención de continuar con su proyecto de provincialismo más allá de la buena relación que pueda mantener con el ministro de Economía, Producción y Agricultura, Sergio Massa.

Y, en esa línea, manifestó que su intención es llevar adelante los comicios locales el 16 de abril de 2023 por lo que sería una de las primeras elecciones en realizar en el país. Con esta acción, Sáenz busca despegarse por completo de la referencia nacional y establecer una votación en la que se juzgue principalmente su rol de gobernador.

Incluso, en ese marco, el mandatario eliminó las primarias en la previa del revuelo hoy generado a nivel nacional por diferencias existentes tanto dentro del Frente de Todos como de Juntos.

Y dijo que que los partidos “deben retomar la fortaleza que dan las internas y elegir sus candidatos”. Y agregó: “No le pido a nadie que sea candidato. Esas son decisiones personales y legítimas, y, como tales, las respeto”.

Sobre su rol dentro de un armado, Sáenz afirmó que es parte de un proyecto con una visión “absolutamente plural”, por lo que apuesta “a un frente provincial que defienda los intereses de los salteños por encima de los partidos políticos, que no excluye a nadie, sin sectarismos, sin odios ni rencores, sino que busque puntos de encuentro”.

Y fue más allá: “Nunca me he colgado de la falda ni del saco de nadie. Que me elijan los salteños”, señaló el mandatario provincial, quien, a la hora de definirse políticamente, se declaró un “peronista que cree en la justicia social, que respeta a las instituciones y que acepta las opiniones de todos”.

Y apuntó de lleno al afirmar que el problema de la política argentina no es pertenecer a un determinado espacio político, sino “de algunos que se creen líderes mesiánicos que tienen la verdad absoluta”.

Para cerrar, consideró que lo que falta en la Argentina “es humildad y grandeza”. Y añadió que no se puede esperar más a que se sienten a dialogar los líderes políticos de los partidos, “para resolver los problemas de la gente, que no son los de esa grieta disfrazada de los odios y rencores entre unos y otros”.