(De la redacción de Data Clave). El Ministro de Economía, Martín Guzmán esperará hasta el lunes algún llamado de los bonistas para destrabar el canje. De no haberlo, podría dejarlo abierto “sine die” e iniciar el diálogo con el FMI.

Así lo hicieron saber hoy altas fuentes del Palacio de Hacienda a Data Clave, quienes destacaron que Guzmán “ha reiterado la vocación de diálogo, pero también que ‘hasta acá’ llegó la oferta” y se abstuvieron de precisar si el martes será la última fecha para adherir o no a la propuesta argentina.

“La estrategia es mantener abierto el canje. Que no pase como en el 2005 y 2010, que se dijo que quienes no ingresaban no tenían otra oportunidad, y (el Juez Thomas) Griessa terminó fallando en favor de ellos”, explicó un fuente del Palacio. Mientras el canje esté abierto “pueden ir ingresándolos bonistas, se puede seguir con negociaciones, incluso nuevas, si ingresa dinero fresco. En el caso de que alguien va a reclamar a la justicia, demorará mucho más en cobrar, ya que se abrirá allí también una instancia de negociación”, explicó la fuente.

En Economía tomaron con cautela la adhesión casi total que tuvo el canje de bonos emitidos bajo legislación extranjera, de parte de quienes tienen esos títulos en el país. La cautela obedece a que si bien entraron el 90% de los tenedores, todo eso alcanza al 20% de los US$ 66.300 millones que están en juego.

No es mucho avance, si se tiene en cuenta que por todo concepto, la primera oferta hecha en abril, la más dura de las cuatro puestas sobre la mesa, obtuvo una adhesión mundial del 16%. Pero más allá de lo que pase ese martes con el canje, Guzmán adelantó la semana pasada que continuará con los planes para reestructurar la deuda en dólares bajo legislación nacional, y que "avanzará con un acuerdo con el FMI, más allá del resultado" de la operación con los acreedores bajo ley extranjera.

Guzmán formuló estas declaraciones ante cientos de inversores de Estados Unidos y Europa durante un video conferencia realizada con la organización Atlantic Council, con sede en Washington. El Gobierno sabe que si no logra un acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, que es su “acreedor privilegiado”, y al que le debe US$ 44.000 millones, se le puede caer también el financiamiento de parte de otros organismos multilaterales, como el Banco Mundial, o el BID. 

Si todo "va bien", es decir, si todos aceptan el canje, de la deuda local, y de la emitida en el exterior, el año que viene, cuando se celebran elecciones legislativas, Argentina deberá pagar US$ 182 millones, de los cuales US$ 106 son nueva deuda bajo legislación extranjera, US$ 76 millones en leyes locales.