El gasto social se duplicó en los últimos tres años y sin embargo los niveles de pobreza e indigencia no marcaron una baja significativa. Para peor, se espera que ambos indicadores empeoren en esta parte del año, debido a los altos niveles de inflación pero en particular de los alimentos que componen la Canasta Básica. Cristina Kirchner pide mayores controles sobre los márgenes de las empresas y, si bien en el Ministerio de Economía reconoce un desfase en la rentabilidad bruta, atribuyen la suba de precios fundamentalmente a la emisión monetaria.

La consultora Econviews resaltó en su último informe que la asistencia social creció sostenidamente en los últimos años. “Por ejemplo, los beneficiarios de AUH representaron el 9,4% de la población en 2021, el 8,7% en 2017 y el 7,9% en 2013. Hoy el número de beneficiarios de los principales programas de transferencias alcanza los 16.2 millones (no todos distintos, ya que muchos de los cuales percibe más de un plan en simultáneo)”, detallaron. 

Es cierto que los planes sociales tuvieron un aporte fundamental para contener los niveles de indigencia luego de la crisis del 2001-2002, pero actualmente los niveles de inflación corren a tanta velocidad que el efecto se diluye. “En el primer semestre de 2007, el ratio de indigentes sobre el total de pobres era de 34%, y en el primer semestre de 2007 este ratio había caído más de 10 puntos. Es decir, la indigencia cayó más que proporcionalmente que la pobreza. Por supuesto, la condición necesaria fue el crecimiento de la actividad económica. Hoy el gasto social es el doble que en 2016 o 2017, y sin embargo la pobreza y la indigencia no bajaron”, explicó Econviews.

El Indec publicó la semana pasada datos sobre el descenso de la pobreza del 37,3% al 36,5% en el primer semestre, pero hubo una suba en la indigencia del 8,2% al 8,8% en el marco de fuertes aumentos en el precio de los alimentos. La perspectiva de los analistas es que en el segundo semestre haya una suba, a caballo de la fuerte aceleración de precios de los últimos tres meses. De hecho, Cristina Kirchner pidió al Ministerio de Economía “mayores controles a empresas y un mecanismo para reforzar ingresos”.

El diagnóstico que realizan en Economía fue reflejado por el viceministro, Gabriel Rubinstein, y marca a la emisión monetaria para financiar el déficit fiscal como principal responsable. No niegan, en tanto, que los desequilibrios generaron un salto en la brecha cambiaria que derivó en remarcaciones ante la incertidumbre sobre los costos de reposición.

Los números de pobreza e indigencia contrastan con los indicadores de crecimiento económico que suele exaltar el Gobierno, con el desempleo más bajo en muchos años. “La razón es doble: la recuperación del empleo se debió principalmente al aumento del empleo informal, de baja calidad, y los salarios reales todavía siguen deprimidos. En particular, los salarios informales en el primer semestre resultaron 4% menores al final de 2019 y 16,9% inferiores a los del primer semestre de 2017”, concluyó Econviews.