El crecimiento económico impulsó una reducción en la tasa de desempleo que al término del tercer trimestre de este año alcanzó al 7,1% frente al 8,2 de julio septiembre del año pasado, informó este miércoles el Instituto Nacional de Estadística y Censos. 

Entre ambas mediciones, el Estimador Mensual de la Actividad Económica, que reúne a varios componentes que integran el PBI, acumuló una suba en torno al 6,2%. No obstante, la crisis que se precipitó a partir de julio con la salida del ministro Martín Guzmán, la espiralización de la inflación, y un menor nivel de actividad económico, hizo que que la tasa de desocupación del tercer trimestre se ubicara por encima de la del segundo, cuando fue del 6,9%. 

En lo que hace a la comparación interanual, esta baja en la tasa de desocupación se dio de manera paralela con una mayor precarización laboral. Así lo refleja que del universo de personas asalariadas, aumentó la proporción de aquellas sin descuento jubilatorio en 4,3 puntos porcentuales (p.p.) la pasar de 33,1% en el 2021 a 37,4% en esta última medición. 

En contrapartida, quienes cuentan con dicho descuento muestran una disminución en la misma cuantía, con un 62,6% de participación (contra 66,9% del año anterior).

Con respecto al tipo de establecimiento, se observa que el empleo privado aumentó su proporción en 1,5 p.p. (de 79 % a 80,5%), en detrimento del empleo público que disminuyó su participación en la misma proporción y pasó de 19,3% a 17,9%.

La desocupación bajó en el tercer trimestre al 7,1% desde el 8,2%del periodo anterior

A comienzos de mes el Observatorio Social de la Universidad Católica Argentina informó que el Índice de Pobreza en el tercer trimestre del año llegó al 43,1%, contra el 42,4% de julio-septiembre del año pasado. 

Pero uno de los datos más reveladores del estudio es que un tercio de las personas que tiene empleo, es pobre. “El ciclo de estancamiento económico iniciado en 2013 “provocó un incremento de la pobreza de ocupados, que llegó a 18,1% tras el estancamiento y el alza inflacionaria iniciada en 2016. A partir de la crisis de 2018-2019, profundizada por la pandemia de covid-19 (más de 31% si se considera a los cesanteados), la pobreza de trabajadores se ha instalado en un nuevo nivel estructural: 29,8% en 2022”, destacó el informe. 

Además, el trabajo pleno y decente, “es un atributo generalizado en los sectores público y privado formal, tanto asalariados como no asalariados, a la vez que constituyen una excepción en los sectores micro informales. Las remuneraciones tanto de estos trabajadores en general como de los componentes de la economía social en particular son las más bajas en el mercado. En promedio, por debajo de una canasta familiar de indigencia de $65.000”. 

En tanto la indigencia, entendida esta como los pobres cuyos ingresos no les alcanza ni siquiera para comprar el mínimo de alimentación, alcanzó al 8,1%, por debajo del 9% de igual período del año pasado.