La Oficina de Evaluación Independiente del Fondo Monetario Internacional (FMI) se encuentra desde el domingo en Buenos Aires y hasta el próximo fin de semana para auditar el préstamo otorgado a Argentina en 2018 durante el gobierno de Mauricio Macri.

Se trata de la misma Oficina que evaluó la actuación del FMI en la crisis de la Argentina en el 2001. En este caso, se analizan si se cumplieron los criterios de acceso excepcional del FMI para el otorgamiento del mayor préstamo Stand-By de la historia del organismo.

Según los reglamentos del organismo, el FMI solo podía haber prestado más 44 mil millones de dólares, si se cumplían cuatro criterios que el Fondo llama “de acceso excepcional”.

Algunos de esos criterios no se cumplieron como la sostenibilidad de la deuda, justificándola en base al supuesto de falta de liquidez transitoria; la perspectiva de acceso al mercado de crédito durante el período de pago, a sabiendas que Argentina no tenía acceso a ningún tipo de financiamiento externo; y por último el apoyo político, que claramente no era tal, en virtud que el préstamo ni siquiera tuvo el tratamiento y aprobación del Congreso de la Nación.

Cabe recordar que en la Evaluación Post-Programa que realizó el staff del FMI en 2021, se reconoció que se aceptaron los requerimiento del gobierno de Macri, dejando de lado controles de capital para evitar que el 100% del préstamo del FMI se fugara y generando la peor crisis de endeudamiento de la historia argentina. 

El informe concluyó que el programa no cumplió con los objetivos de restaurar la confianza en la viabilidad fiscal y externa y, al mismo tiempo, propiciar el crecimiento económico. El programa salió de su curso en agosto de 2019 y la Junta Ejecutiva solo completó cuatro de las doce revisiones previstas.

Además, según un informe realizado por el BCRA realizado en 2020, al asumir el gobierno de Mauricio Macri impulsó una primera fase de ingreso de capitales que duró hasta comienzos de 2018. De cada 10 dólares que ingresaron en esa etapa, 8 tenían su origen en colocación de deuda y capitales especulativos. Durante todo el período 2015-2019, la fuga de capitales se triplicó. 

La formación de activos externos de los residentes alcanzó los USD 41.100 millones. En la etapa de aceleración de salida de capitales, a partir de mayo de 2018, alcanzó los USD 45.100 millones. 

El ingreso de divisas por deuda pública, privada e inversiones especulativas de portafolio sumaron USD 100.000 millones en el período y con la reversión de los flujos de capitales a principios de 2018, las autoridades decidieron recurrir al Fondo Monetario Internacional (FMI), que desembolsó un préstamo récord de USD 44.500 millones.