La suba de precios del 4,7% de febrero superó todas las previsiones y llevó al presidente Alberto Fernández a declararle “la guerra a la inflación”, pero el aumento del 7,5% en los alimentos, afecta de manera decidida los niveles de indigencia y pobreza.

En este marco, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) informará la variación de la Canasta Básica de Alimentos, que fija el umbral por debajo del cual se cae en la indigencia. Dicho de otra manera, una familia necesitó de $ 34.333 en enero solo para comprar la cantidad mínima para subsistir.

Esa misma pareja, con dos hijos de seis y ocho años, requirió de $78.624 millones para comprar la Canasta Básica Total, que marca el umbral por debajo del cual se cae en la línea de la pobreza, y que además de alimentos, reúne algo de indumentaria y servicios.

Las perspectivas no son buenas. La Canasta Básica Alimentaria que mide la oficina de estadísticas del Gobierno porteño, subió en febrero 10 %, en lo que constituyó la primera vez en 20 años que ese indicador aumenta dos dígitos en un mes desde que se cuenta con registros oficiales en el distrito.

El Indec tiene previsto informar el 30 de marzo el índice de Pobreza y de Indigencia correspondiente al segundo semestre del 2020, año en que la economía recuperó un 10,3%.

Hasta el primer semestre del año pasado el 40,6% de los habitantes estaba en situación de pobreza, y uno de cada cuatro de ellos, era indigente, es decir, el dinero no le alcanzaba para comer.

El Observatorio Social de la Universidad Católica Argentina (UCA) estimó que el índice de pobreza alcanzó al término del tercer trimestre del año pasado al 43,8%, y la indigencia al 8,8%.

El director del Observatorio, Agustín Salvia, apuntó a que los planes sociales “son fundamentales para evitar que se dispare la indigencia". Sin estas ayudas ese índice aumentaría del 8,8% a. 18%.nEn cuanto a la pobreza, la estimación de la UCA es que sin los planes pasaría de 43,8% a 48,9%.