Si bien el sector aerocomercial se encaminaba a una reapertura progresiva desde septiembre, mes en el que se habilitarían las ventas y posteriormente las operaciones, todo parece estar en stand by. El cambio de status se debe a la cuestión sanitaria: los casos no bajan y aún hay temor en las autoridades por los focos de contagio que pueden generarse en espacios cerrados, pese a los protocolos. En tanto, los micros de larga distancia, al postergarse la fecha de reinicio de vuelos regulares, volverán a la actividad posteriormente. Todas las determinaciones deberán contar con el aval del ministerio de Salud.

En Transporte se encargan de aclarar que septiembre era el mes para la reactivación de las ventas, no de los viajes regulares en concreto, cuya reanudación está cancelada por decreto presidencial. Fuentes que siguen la agenda del sector informan que la operación de vuelos podría comenzar a mediados de octubre pero que, como primera medida de “prueba”, podría haber vuelos a Paraguay y a Uruguay un tiempo antes. Cuentan que quienes sacaron pasajes durante la cuarentena apostando a septiembre como el mes de la reapertura deberán reprogramar sus vuelos y que esas cuestiones estaban aclaradas en los contratos.

En tanto, ANAC está autorizando uno o dos vuelos semanales a las compañías solo cuando están dadas las condiciones, pese a que no pueden considerarse viajes regulares ya que no se rigen por un cronograma general sino por autorizaciones particulares. Se los llama vuelos especiales. En la Argentina no rige prohibición para salir del país.

En cuanto a los vuelos de cabotaje, también el momento de la curva de contagios hace poner un pie en el freno a la reactivación general. “Se pensó en julio, agosto, ahora se está pensando en finales de septiembre”. Desde el ministerio de Transporte cuentan que se evaluó la posibilidad de vuelos interprovinciales sin pasar por AMBA, pero esto quedó en suspenso por el crecimiento de los casos en el interior del país.

Asimismo, para los micros de larga distancia no hay fecha de retorno: “Va a tardar mucho más porque es muy difícil darles trazabilidad a los pasajeros”. Además, hay preocupación porque los protocolos harían funcionar las unidades al 50% de su capacidad para evitar eventuales contactos estrechos y esto provocaría un aumento de los precios, lo que podría generar una caída de consumo con usuarios que sufrieron un golpe al bolsillo y por la incertidumbre generalizada.