Son escenas dantescas, vicisitudes de otra era, pero ocurren en con frecuencia en los márgenes de esta república. Ayer, minutos antes del mediodía, un grupo de contrabandistas que intentaban ingresar con bolsones desde Paraguay a la Argentina fue detectado por la policía local, que reprimió con balas de goma. Paseros y mulas respondieron arrojando pirotecnia, cascotes y proyectiles con gomeras y generaron una batalla campal registrada desde las plateas.

Todo ocurrió a plena luz del día y quedó filmado por celulares desde distintos ángulos. Hubo al menos cuatro detenidos y varios heridos entre los contrabandistas, pero también trascendieron imágenes e información sobre lesiones a cinco agentes que intervinieron en el operativo. En los videos llama la atención la escasa intervención de la Gendarmería en una zona fronteriza: habría diferencias con la policía formoseña en cuanto a los protocolos de actuación. De hecho, en imágenes se ve a paseros lastimados pidiendo ayuda a la fuerza federal. Según pudo reconstruir Data Clave, la justicia local pondrá la lupa en un posible abuso de autoridad por parte de los efectivos.

Formosa reclama un rol más activo a Nación, pero “el gobierno no les da pelota” según cuenta un dirigente de la oposición a Gildo Insfrán. Es allí donde radica el principal foco de conflicto: el tráfico de mercadería en la frontera con Paraguay no es un problema nuevo, pero la gobernación suele enviar policías a la zona pese a la presencia de los gendarmes. Fuentes cercanas a la ministra de Seguridad, Sabina Frederic, cuentan que el operativo estuvo “subido de tono”. Que habitualmente hay tensiones pero que la resolución fue arbitraria según reportó Gendarmería. Dicen, además, que en el distrito hay resquemor y tolerancia cero a la posible circulación interjurisdiccional del virus. “Gendarmería la vio de costado y no se quiso meter”, señalan.

La justicia de Clorinda intervendría sobre los hechos que se desarrollaron en el pueblo Bolsón Grande, del lado argentino. Hubo allanamientos y requisas en las casas de los aprehendidos inmediatamente después del enfrentamiento y todavía hay demorados a raíz de los incidentes.

Existen dos versiones respecto del regreso del contrabando a la frontera: los paseros sostienen que por la pandemia y las restricciones sanitarias no pudieron cruzar mercadería por meses y que esa es su única fuente de ingresos. Por eso se organizaron en grupos para cruzar, antes de toparse con los perdigones de la policía formoseña. En tanto, hay dirigentes políticos que siguen la cuestión y que consideran que se debe a que Paraguay flexibilizó algunas actividades y eso hizo que muchas personas volvieran a actividades de tráfico ilegal.

Las fronteras están calientes y crece la disputa política entre quienes piden un rol más activo de las fuerzas federales frente al delito y quienes tienen más contemplaciones a la hora de enfrentar situaciones ilícitas, una situación que tiene correlato a nivel nacional y que evidencia dos concepciones sobre la seguridad en el país, incluso dentro de los oficialismos.