Las leyes en la Argentina de estos días parecen aplicarse de forma discrecional. Los criterios perdieron uniformidad y así lo demuestran dos hechos de las últimas horas en Formosa. Por un lado, detuvieron a 16 personas que tras estar más de un mes abandonadas a la vera de la ruta en la frontera con Chaco quisieron volver a sus hogares nadando por las aguas del Río Bermejo en un intento desesperado. Por otro, la provincia está brindando asilo político a dos mujeres con pedido de captura internacional de la justicia paraguaya por dañar patrimonio cultural en ese país.

La historia de los formoseños varados en las puertas de su propia tierra muestra la falta de humanidad de los funcionarios provinciales que no solo demoran las autorizaciones de ingreso, sino que niegan derechos fundamentales a estos ciudadanos: allí hay familias, personas de riesgo y menores de edad que duermen sobre el pavimento y que dependen exclusivamente de lo que pobladores de Puerto Eva Perón, del lado chaqueño, puedan proveerles: comida, abrigo, una carpa. Ni siquiera tienen agua potable. Hace meses que la situación se repite y solo algunas personas consiguen ingresar. Cuentan que en ciertos casos depende de conseguir un contacto que avale la entrada.

Casi por instinto de supervivencia, sin respuestas y abandonados a su suerte, dos grupos de formoseños trataron de volver a casa por el agua: se alejaron del puente fronterizo, sobre la margen del río y cruzaron a nado en dos grupos, intentando arribar a su tierra a través de la ruta 11. Cuentan que el cruce tuvo dificultades por las correntadas del Bermejo. Ya en zona de monte, fueron interceptados en dos operativos de las fuerzas de seguridad en Mansilla y Villa Escobar. Desde ese momento, según informaron las autoridades, se los sometió a hisopados y se los trasladó a dependencias policiales al interior de la provincia. Sus familias no fueron notificadas. Actualmente están incomunicados, alojados en subcomisarías en Mojón de Fierro y Tres Lagunas, a 15 y 45 kilómetros de la capital respectivamente; mientras que un padre y su hija menor de edad fueron llevados a Las Lomitas, a 400 kilómetros de la ciudad de Formosa.

Mientras detiene a varados por entrar a nado, Formosa da asilo a mujeres con pedido de captura

El abogado de los seis formoseños detenidos en Mojón de Fierro, Daniel Suizer, cuenta que sus defendidos están hacinados en una habitación de 4x4 sobre tres bloques de cemento y tres colchones en el piso. Uno de ellos es Federico Fabián Bobadilla, que brindó su crudo testimonio a Data Clave hace menos de un mes.

El letrado hizo llegar una carta al gobernador, formuló un pedido de excarcelación y la abogada y concejala Gabriela Neme presentó un habeas corpus ante la justicia federal. Además, la Corte Suprema ya pidió informes a los gobiernos de cinco provincias por las “aduanas interiores”, entre ellas Formosa. Sin embargo, el ministro de gobierno de la provincia, Jorge González, dice desconocer quiénes son estas personas a las que se puso a disposición de la justicia, imputadas por violación del código 205 y por asociación ilícita.

Pero las reglas en Formosa no parecen ser iguales para todas las personas. La provincia brindó asilo político a dos mujeres que tienen pedido de captura internacional de la justicia paraguaya con fines de extradición y por estas horas están alojadas en el Hotel Ronny, esperando su traslado a Buenos Aires y transmitiendo todo por las redes sociales. Son dos jóvenes que estuvieron involucradas en los actos vandálicos del 5 de septiembre frente al Panteón de los Héroes en Asunción, en el marco de protestas por las dos menores con nacionalidad argentina abatidas en un operativo del ejército sobre el grupo guerrillero EPP.

Mariángela Guidito Abdala, Paloma Chaparro Panimboza y Giselle Noemí Ferrer Pasotti están imputadas por daños a bienes de patrimonio cultural, perturbación a la paz pública y violación a la cuarentena sanitaria; pero pudieron ingresar a la blindada Formosa. “Nos van a dar comida y seguridad, nos están acompañando todo el tiempo”, dice Abdala en uno de los videos publicados en sus cuentas personales. Pese a las restricciones sanitarias y a las inclemencias a las que están siendo sometidos cientos de formoseños, dos de estas tres mujeres perseguidas por la justicia de Paraguay deambulan por una provincia que, simultáneamente, castiga a sus propios ciudadanos y prácticamente niega su existencia.