Es lunes por la tarde y la lluvia obligó a Willy Kohan a permanecer bajo un techo de la city porteña. Esa es la oportunidad que aprovechó un pequeño inversor, preocupado y con dudas respecto hacia donde migrar sus ahorros. Y Willy, no perdió oportunidad para realizar un repaso detallado y minucioso de lo ocurrido en los últimas días. 

- Willy, necesito que me ayudes. ¿Cuál es tu opinión sobre las nuevas medidas del Gobierno, y que haya sido Guzmán quién las comunique, incluso las que tienen que ver con el Central?

Willy Kohan: Es cada vez más evidente que al Central se le agotan las reservas a un límite crítico. El propio Guzmán reconoció que prácticamente hay que vender las joyas de la abuela para tener más liquidez. Y parece ahora que el Presidente le da la cinta de capitán a Guzmán para llevar adelante esta situación. Pero le da la cinta de capitán en el vestuario del Hernando Siles jugando en La Paz y con el partido en el primer tiempo perdiendo 2-0, para que se haga cargo de esta situación. La crítica situación económica que enfrenta el Gobierno afloran las internas en los distintos sectores, y todo eso genera la percepción, en el mundo económico, que cada vez es más difícil avanzar en las situaciones de fondo que se necesitan para frenar la corrida. Que pasa por dar señales contundentes de reducción del déficit, de los subsidios, de acercamiento con el fondo para recibir algún auxilio de emergencia, pero todo ello parece muy difícil de lograr, y contra esa expectativa tiene que pelear el equipo económico. Para intentar maquillar el sinceramiento de la devaluación Guzmán intenta con una nueva batería de medidas, que tampoco está claro que vayan a ser efectivas, para tratar de contener a ese tsunami de pesos que se quiere pasar a dólar. Todo ello hace que la brecha sea cada vez mayor, si es cada vez mayor la caída de depósitos no se detiene, incluso se puede acelerar, y eso puede generar el efecto Puerta 12 que el Gobierno quiere evitar. Con la crisis de confianza tan desatada, veremos si los inversores van a optar por las herramientas que da el Gobierno. En este momento, hay que ser extremadamente cauteloso en las operaciones financieras, contentarse con perder poco, y ser lo más conservador posible. En este escenario, el que vende dólares para quedarse con pesos, está asumiendo un riesgo. La tasa de interés no es del todo atractiva, por ahora.

- Willy, escuché al ministro de Producción entusiasmado por los números de septiembre. Hablaba de una remontada en la venta de autos y de despacho de cemento. ¿Usted qué opina? Brotes verdes o la semilla no prende?

W: Es probable que la actividad en septiembre haya sido mejor que la de abril o mayo, solamente por efecto de la cuarentena, que se van flexibilizando. Con dólares en la mano, los costos de construcción han bajado mucho. Un concesionario amigo que mantiene un auto con el precio a dólares a $80 es un gran negocio, y eso ha generado un grado de mayo actividad, pero viniendo de abajo de la lona. Hay que ser prudentes. En un proceso inflacionario como el que atraviesa Argentina, convierte al país en un escenario en el cual no hay ninguna actividad económica que pueda resistir. Es un escenario de muy poca inversión, muchas empresas que están, o haciendo las valijas o yendo a la baulera a ver cómo está el stock para empezar a rearmar posiciones. Es un momento en el cual no se puede hablar ni de brotes verdes y tampoco se puede generalizar.

- Willy, decime que esto pasa en todo el mundo y que no somos los únicos.

W: Pasa en todo el mundo. Incluso en China se empieza a observar que la recuperación económica es más lenta y bastante menor de lo esperado. El segundo brote de contagios parece haber llegado, al mismo tiempo tenemos un escenario internacional bastante incierto por la elección en Estados Unidos. Podemos llegar a ver un escenario internacional con más nubarrones, y no es una buena noticia, ni para Argentina ni para el nuevo capitán del equipo, Guzmán, que reitero, recibió la cinta en La Paz 2 a 0 abajo. 

- Ahora sí Willy, lo llevó a la política. Veo lo de Guernica y lo de los mapuches en el Sur y el Gobierno, ¿por qué el Gobierno no termina de ser contundente? 

W: No hay dudas de que los conflictos, como la toma de tierras, Guernica, el conflicto mapuche -que se ha agravado y potenciado-, son conflictos tan extremos donde efectivamente aparecen las contradicciones muy fuertes que la coalición de Gobierno tiene. Sobre todo en lo que representa la influencia y autoridad de Cristina Kirchner. El Presidente Alberto Fernández enfrenta las mismas dificultades que enfrenta para armar un gabinete económico, para la política internacional. La debilidad económica, con la situación heredada más la pandemia, Alberto entiende que no puede romper su relación con Cristina que por supuesto está muy complicada. Cristina lo plantó en la fiesta del 17 de octubre. No salió a avalar ese respaldo que supuestamente se le quería dar desde el mundo sindical. Y eso lo coloca en una situación muy incómoda, porque está en ambos lados del mostrador.

-Y vuelvo a lo de las tomas, y es la última, ¿cómo se resuelven esos conflictos?

W- Hay un problema profundo, y es que lamentablemente en Argentina, por la historia violenta que tenemos de los 70, y por cómo se formuló el relato tan contrario a las fuerzas armadas y de seguridad, y a partir del antecedente Kosteki y Santillán, la realidad es que ningún Gobierno pudo nunca más ordenar una represión en el marco de la ley. Los Gobiernos no se animan a ordenar el uso de las fuerzas porque aquella vez cayó un Gobierno. Cuando tendría que haber caído la cúpula policial y los policías asesinos, pero no el Gobierno. Y esto algún día deberá resolverse, por qué el Estado finalmente no puede ejercer el monopolio de la fuerza. Pero esto no es una excusa para el Presidente. Es la historia del gradualismo, que nos acompaña y seguirá acompañando, no hay liderazgo político ni condición política para extremar las soluciones en Argentina. El gradualismo, que también es falta de coraje político, también es la consecuencia y respuesta a un país que hoy tiene 25 millones de pobres y 5 millones de indigentes. Ese límite lo tuvo Macri y también lo tiene Alberto Fernández. Por eso la situación es tan complicada. En definitiva, las restricciones políticas están por encima de las leyes de gravedad económica. En los últimos 50 años hemos visto que tarde o temprano la política se lleva po delante al Banco Central y al ministro de Economía. Y eso termina como termina siempre, sin moneda: hemos perdido 13 ceros, y vamos camino a perder 3 ceritos más en nuestra querida economía.