La actividad industrial se incrementó un 10,5% en junio, respecto del mes previo, en términos desestacionalizados, según el INDEC. De esta forma, acumuló una suba de 19% en los primeros 7 meses de 2021, respecto del mismo período del año anterior. En sí, la actividad industrial está 8,6% por encima del nivel pre-pandemia. No obstante, aún se posiciona 2,7 puntos porcentuales por debajo del inicio de la crisis de abril de 2018.

Al margen, el índice de la construcción (ISAC) de junio se incrementó 6,8%, respecto de mayo de 2021, llegando a un nivel actividad que está 21,8% por arriba del registro pre-pandemia (dato desestacionalizado). El levantamiento de las restricciones a la movilidad sumado a la nueva disparada en la brecha cambiaria y la obra pública, impulsaron a la construcción. Vale decir que tanto la actividad industrial como la construcción rebotaron en junio tras el levantamiento de las restricciones a la movilidad (quebrando con la racha de 2 meses seguidos con caídas mensuales).

Por una parte, el índice de producción industrial manufacturero se incrementó 10,5% en junio pasado, respecto al mes previo. Siendo esta la mayor suba mensual registrada desde junio de 2020, cuando empezaron a levantarse las restricciones. La industria tuvo meses positivos y negativos en lo que va del año (enero +1,4%, febrero -1,9%, marzo +1,5% y abril -0,7%, todos respecto al mes previo).

Luego llegó la segunda ola y las nuevas restricciones a la movilidad. Por consiguiente, la actividad cayó  5,6% en mayo, contra el mes previo. Y logró rebotar un 10,6% en junio y recuperar todo el terreno perdido en los primeros 5 meses del año. En junio se ubicaba 4,6 puntos porcentuales por arriba de diciembre.

Ahora, si tomamos como base de comparación junio de 2019, en junio último, la actividad industrial estuvo 8,3% por encima, siempre en la serie desestacionalizada. Mientras que se ubica 3,5% por encima de junio 2018, unos meses después de haber estallado la crisis cambiaria. Según la encuesta del INDEC, a empresarios industriales, el 68,2% de las empresas no cree que suban las ventas en el tercer trimestre de 2021 (el 23,1% cree que caerán). Mientras que el 75,5% de las empresas encuestadas no considera que aumentará el uso de su capacidad instalada.

Por otra parte, la actividad de la construcción en junio se incrementó 6,8%, respecto del mes anterior en la serie desestacionalizada. En este mes, la disparada de la brecha cambiaria volvió a generar un abaratamiento del costo de la construcción. La demanda de materiales de la construcción (acopio) volvió a reactivarse ante la imposibilidad de comprar más de 200 dólares dentro del cepo, siendo que por otra parte continúa un fuerte impulso de la obra pública.

El índice de la construcción se ubicó en junio 21,8 puntos porcentuales por arriba de los niveles de febrero 2020. Pero todavía está 8,7% por debajo del nivel del inicio de la crisis cambiaria de 2018. Hay bastante posibilidades que una desaceleración en el crecimiento de la construcción se refleje el mes próximo en el ISAC. 

Las expectativas sobre la evolución de la construcción en los próximos 3 meses (julio/septiembre de 2021), de acuerdo también a la encuesta cualitativa que releva el INDEC, reflejan que: el 17,2% de las empresas consultadas que realizan obras privadas anticipa que la actividad del sector disminuirá todavía más, mientras que el 50% estima que no habrá cambios. Y un 32,8% de los encuestados es optimista y cree que repuntará el nivel de actividad.

En resumen, en los próximos meses, previos a las elecciones, el impulso de las retenciones al campo ira mermando y la evolución de la recaudación dependerá de la recuperación económica y del consumo. Si bien los indicadores de movilidad están aumentando en el arranque de agosto, esto no necesariamente se traduce en mayor demanda de bienes y servicios. Por lo que la recuperación de sectores claves como la industria y la construcción están (deberían) en la mira. Más aun en el contexto de alta inflación. Probablemente hasta el mes de noviembre, se tomen medidas para incentivar el consumo interno.

Lo cierto es que no se observa un programa económico de mediano plazo ni un ajuste real, como en los primeros meses del año. Esto es comprensible dado el contexto de enorme recesión por la pandemia que nos llevó a tener un 50% de pobres. No obstante, sin medidas de fondo, también se posterga la recuperación genuina del consumo. Las proyecciones para el año 2021 registran una inflación de 55% y un rebote de la actividad del 5% después de una caída de 10% del año 2020. Es clave la negociación con el FMI, como ancla de credibilidad junto a un plan de estabilización.