El fallo de la corte volvió a enfrentar a Nación y CABA, pero más específicamente a oficialismo y oposición. Así se empieza a calentar el año electoral que para la economía no es muy promisorio. La situación macro es compleja y requerirá de una transición ordenada durante 2023 hacia un nuevo gobierno. Principalmente lo que refiere a dos cuestiones centrales: 1) la estrategia frente a la deuda pública en pesos y 2) el apoyo al programa del FMI.

Sobre lo primero, siguen las dudas en el mercado acerca de la voluntad de pago y el BCRA mantiene su postura compradora de títulos para evitar la caída de precios. Respecto a lo segundo, el FMI ha publicado el último viernes la revisión del acuerdo donde se examinan las metas cuantitativas a septiembre. 

En el documento se hace hincapié en los riesgos asociados a que exista descontento social y político respecto al acuerdo que le haga perder apoyo al programa y el país se quede sin ese eje rector que, de peor o mejor manera, al menos le da un ordenamiento a la política económica.

El comunicado del FMI elogia la gestión desde julio en materia de política fiscal y monetaria, pero es insistente en muchos riesgos asociados a la posibilidad de que el programa sea exitoso. 

En una situación ambigua destaca que la inflación está moderándose fruto de la política macro, aunque luego ilustra que los determinantes de la inflación están relacionados con la inercia, el tipo de cambio y la brecha cambiaria.

En nuestros relevamientos de precios vemos que diciembre nuevamente marca un nivel similar al mes anterior, la inflación de alimentos y bebidas navega entre el 3% y el 4% mensual ayudado por el contexto internacional. Aún así vemos difícil que el nivel de precios logre estabilizarse en ese rango a raíz de aumentos de precios regulados que impactan en el mes en curso y la inercia todavía alta que refleja la inflación mayorista.

El gabinete económico se entusiasmará con la posibilidad de mostrar algún éxito relativo en desacelerar la inflación, pero hay que tener en cuenta que el riesgo de aceleración por factores locales siempre está latente. 

Esto es producto de la acumulación de desequilibrios en los años anteriores que se reflejan en un stock de dinero y otros pasivos del BCRA, de los cuales la demanda podría perder fuerza en un contexto de inestabilidad de la deuda en pesos.

El entusiasmo del gabinete económico confirmará la mirada sobre nuestro escenario 2023. Básicamente un año que para los primeros meses aparenta conllevar una profundización del esquema actual.

El FMI objetó en su informe la política cambiaria por las cuales tuvo que otorgar waivers, pero el riesgo de que una situación (aún más) límite en materia de reservas internacionales desestabilice la macro no evitará que el organismo impugne la continuidad de estas políticas.