“Mi adorable tesoro: Sólo cuando estamos apartados de quienes amamos, sabemos cuánto les amamos (…) Ahora sé cuánto te amo y que no puedo vivir sin ti. Esta inmensa soledad está llena de tu presencia (…) Desde casa me trajeron aquí, a Martín García, y no sé por qué estoy aquí ni me dicen nada (…) Cuídate mucho y no te preocupes por mí, pero quiéreme mucho porque necesito tu amor más que nunca (…) La lancha llegará dentro de media hora. Mis últimas palabras en esta carta serán para pedirte calma”, decía la carta escrita por Juan Domingo Perón a Eva Duarte el domingo 14 de octubre de 1945.

El coronel había sido llevado a la isla Martín García el día anterior a bordo de la cañonera “Independencia”, detenido por orden del presidente Edelmiro Farrell y garabateaba estas palabras desde la habitación de ese edificio ubicado en el corazón de la isla que ya había sido cárcel de dos presidentes argentinos. Aunque en ese momento no lo imaginara, 72 horas después, ese hombre se transformaría en el dirigente político más importante del siglo XX.

Una enorme movilización espontánea confluyó aquel 17 de octubre en la Plaza de Mayo con la finalidad de reclamar al gobierno de facto que liberara al destituido y encarcelado vicepresidente y Secretario de Trabajo y Previsión tras la detención de Perón dispuesta por el propio Farrell, que había cedido a las presiones de quienes veían en el joven militar una amenaza para sus proyectos de poder. Apenas cuatro meses después, en febrero de 1946, sería electo presidente de la Nación.

"Vallar las inmediaciones del departamento de Cristina en Recoleta fue una imbecilidad de (Horacio) Rodríguez Larreta, que convirtió la esquina de Juncal y Uruguay en Martín García", le dijo el presidente Alberto Fernández a uno de sus colaboradores más cercanos durante la tarde de este sábado, mientras observaba las primeras imágenes de lo que sería una jornada atravesada por la movilización de los militantes del Frente de Todos hacia el corazón de uno de los barrios más pitucos de la ciudad de Buenos Aires.

Las comparaciones pueden parecer exageradas, pero cuentan con un denominador común: ambos episodios tienen como protagonistas excluyentes al peronismo y a sus líderes indiscutidos. Ayer, Perón; hoy Cristina Kirchner. El detonante -provocado por los mismos sectores de la sociedad que desde tiempos inmemoriales ven en los más humildes una amenaza- fue la agresión a la cabeza del movimiento. En aquel lejano 1945, lo simbolizó la detención del coronel, mientras que en este 2022, se trató del alegato del fiscal que lleva adelante la tarea acusatoria en uno de los tantos juicios que penden sobre la actual vicepresidenta.

El alegato político que despertó al peronismo, reabrió la grieta y terminó con el "triunfo de los moderados"

La profundización de la grieta

Tras la designación de Sergio Massa como ministro de Economía hace exactamente un mes, Alberto respiró satisfecho: se había sorteado una de las crisis más complicadas de su gobierno y la nueva incorporación del gabinete se aprestaba a iniciar su gestión concentrando el consenso de toda la coalición oficialista. En ese momento, el presidente le dijo a su entorno: "la llegada de Sergio representa el triunfo de la moderación"

Lamentablemente para Fernández, el clima moderado duró poco. El pasado lunes, el fiscal Diego Luciani expuso su alegato acusatorio en el marco de la llamada Causa Vialidad, que tiene en la mira de la justicia a CFK junto a un puñado de ex funcionarios nacionales y de la provincia de Santa Cruz, a quienes el fiscal considera parte de una asociación ilícita encabezada por la actual titular de la Cámara Alta. 

Desde la óptica presidencial, existen severas incongruencias en el alegato del fiscal. “Luciani partió de una premisa insólita que decía que ella como Presidenta no podía saber lo que pasaba. Además, todos los delitos que le imputó a Cristina son delitos que exigen dolo directo, es decir haber querido cometer el delito. ¿Cómo puede ser que saque esa conclusión?", se preguntó Fernández el miércoles por la noche en el programa televisivo "A dos voces".

Y acotó: “Dice también cosas tales como que un Gobierno es una asociación ilícita. Con toda franqueza, no lo conozco al fiscal Luciani, no sé cómo es su calidad doctrinaria, lo que sí digo es que es de una debilidad todo lo que ha dicho, al igual de lo que planteó para con Julio De Vido”. Sobre la causa Vialidad, el primer mandatario reafirmó que se trata de un proceso “insostenible jurídicamente”. Además, se mostró seguro de la inocencia de CFK: “En esta causa Cristina no tiene nada que ver, pero lo más peligroso es el mensaje que se pretende dar a la sociedad: ¿quién va a querer ser presidente en la Argentina si se va a tener que hacer penalmente responsable de todo acto administrativo que ocurre en su Gobierno?”

El alegato político que despertó al peronismo, reabrió la grieta y terminó con el "triunfo de los moderados"

Respecto de los aparentes desmanejos en los negocios de Lazaro Baez con la familia Kirchner señalados por el ministerio público fiscal (venta de inmuebles, alquiler de hoteles, entre otros), Fernández remarcó: "Todas las operaciones de las que habla son operaciones registradas, escrituras, cheques, depósitos en bancos. Que una Presidenta haga negocios inmobiliarios con una persona que estaba contratada por el Estado, es una cuestión ética no es una cuestión penal”.

A 48 horas del pedido de Luciani por 12 años de prisión efectiva contra Fernández de Kirchner, junto con la inhabilitación de por vida para ejercer cargos públicos y el decomiso de parte de su fortuna, el Jefe de Estado alertó: “Quiero que todos los argentinos entiendan que con estas lógicas se construyen doctrinas que después son muy peligrosas”.

Una jornada caliente

Durante la semana, diversas reuniones de movimientos sociales y de las diferentes jurisdicciones del Partido Justicialista, fueron preparando el terreno para una serie de concentraciones que tendrían lugar durante la jornada del sábado. El "estado de alerta y movilización" con el que históricamente las organizaciones advertían sobre su disposición a dar pelea contra el enemigo en la adversidad, resucitó entre las cenizas de un peronismo aletargado, que no parecía dispuesto a reaccionar frente a los ataques de la oposición política y la corporación judicial, pero que mostró los dientes cuando tocaron a su "Jefa".

Todo parecía preparado para movilizar a diferentes lugares de la Argentina, en forma pacífica. Pero un hecho cambió los planes de los "frentetodistas": la manzana donde se encuentra el domicilio porteño de la vicepresidenta, amaneció vallada y con policías de la ciudad y camiones hidrantes custodiando los accesos. Sin demasiadas vueltas, los militantes se dirigieron hacia la intersección de las calles Juncal y Uruguay y comenzaron a agolparse frente a las vallas custodiadas por los efectivos.

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La tensión fue creciendo hasta que, finalmente, ocurrió lo que -para ese momento- parecía inevitable: la resistencia comenzó a ceder y la gente traspasó las lineas de seguridad, provocando la reacción desmedida de los policías, que comenzaron a lanzar gases lacrimógenos y activaron los hidrantes, provocando un desbande generalizado y algunos lastimados.

Pasadas las 22, la vicepresidenta brindó un discurso desde un escenario improvisado en las afueras de su domicilio. Durante su breve alocución, Cristina les pidió a los dirigentes de la oposición que “dejen de competir para ver quien odia más a los peronistas”. Y agregó: “No repitan experiencias de las cuáles después todos tenemos que lamentarnos, ha habido demasiada sangre en la Argentina”.

Además, se encargó de marcar un contraste en las manifestaciones en su favor y las que la cuestionan. “Se juntaban a cantar, no a insultar ni a desearle la muerte a nadie”, resaltó en alusión a la actitud de sus seguidores, en comparación de quienes “quieren exterminar al peronismo”. Tras remarcar que cada vez que juntan personas a expresarle rechazo “con odio”, le pidió a los dirigentes de la oposición que moderen sus posicionamientos. “Los hemos visto colgar horcas, pero resulta que los violentos somos nosotros”, señaló.

Consultada por Data Clave, una fuente con acceso a los principales despachos de la Casa Rosada, aseguró que "Larreta terminó cediendo a las presiones de los halcones de Juntos por el Cambio y llevó adelante una represión injustificada que le puede costar políticamente muy caro". Según el informante, "el jefe de gobierno porteño terminó jugando para una tribuna que le demanda posiciones cada vez más autoritarias y lesionó severamente su proyección para la candidatura presidencial de 2023".

El alegato político que despertó al peronismo, reabrió la grieta y terminó con el "triunfo de los moderados"

¿Quién amenazó al presidente?

El jueves por la mañana Fernández sorprendió con una declaración radial respecto de un hecho, hasta el momento, desconocido. Luego de referirse a la situación generada por sus dichos sobre el alegato de Luciani y el intento periodístico por compararlo con la muerte del fiscal Alberto Nisman, el presidente aseguró: "Es todo un delirio, hay gente muy enloquecida, todos recibimos amenazas, yo también recibí amenazas de muerte. La Policía Federal está trabajando en eso, pero no puedo contarlo porque temo interferir en la investigación", sentenció.

Según pudo averiguar este portal, el ministro de Seguridad Aníbal Fernández se encuentra supervisando personalmente y en la más estricta reserva la investigación sobre una amenaza detectada a partir de una serie de correos electrónicos conteniendo material cuyo análisis generó preocupación por la seguridad presidencial. Uno de los investigadores confió a Data Clave que "no se puede adelantar nada para no alertar a ninguno de los posibles implicados, pero estamos sobre una pista firme que conduce a los responsables de esta intimidación".

No es la primera vez que Alberto sufre acciones intimidatorias personales o dirigidas hacia su familia. Entre junio de 2020 y el 13 de julio de 2021, Tani Fernández -el hijo mayor del presidente- y un amigo recibieron mensajes de contenido violento y degradante mediante diferentes usuarios de redes sociales y desde el correo electrónico axxxdxxx34@gmail.com, con el fin de amedrentar a ambos destinatarios.

Luego de una investigación a cargo de la división de ciberdelito de la Policía Federal, se logró determinar que los intimidadores vivían en la provincia de La Pampa y se procedió a allanarlos y detenerlos. Se logró determinar que todos los mensajes fueron dirigidos desde una misma dirección de IP, la cual se pudo probar que emanó del domicilio en el que residen A. y su hemano L. M. D. En agosto del año pasado, la Cámara Federal confirmó el procesamiento del acusado y revocó la prisión preventiva que el hombre cumplía bajo arresto domiciliario.

Según surge del fallo, dichas cuentas se encontraban asociadas al perfil “x.x_xxx_x.x” –utilizado por un sujeto llamado A. D. - y que la creación de los perfiles en cuestión provenía de la dirección de IP XXXX, la cual correspondía a la localidad de E. C., Provincia de La Pampa, donde reside el imputado.

El alegato político que despertó al peronismo, reabrió la grieta y terminó con el "triunfo de los moderados"

Los mensajes decían que el joven Fernández y su amigo iban a ser “cargados en un Falcon verde”, “los iban a torturar”, “a cortar la cabeza”. También amenazaban que los iban a quemar vivos y a tirarlos “a un basural”. Otros mensajes afirmaban: “a tu viejo lo vamos a matar por delinkuente"; "parásito maricón del o..."; "vividor del pueblo".

Los camaristas Leopoldo Bruglia, Pablo Bertuzzi y Mariano Llorens confirmaron el procesamiento que en su momento dictó el juez Sebastián Casanello, pero revocaron el procesamiento del hermano del acusado y le dictaron una falta de mérito.