De a poco, lentamente, Argentina va ingresando en clima de normalidad sanitaria. Si bien desde hace tiempo que las calles se ven menos agitadas por los protocolos, los números epidemiológicos arrojan una verdad científica: van 16 semanas consecutivas de descenso sostenido de casos, internaciones y muertes por covid-19.

Tras el pico de la segunda ola, cuando se llegaron a tener 40.000 infectados por día, nuestro país no supera los 3.000 casos diarios y registra menos de 200 muertes diarias. Además, según los últimos datos del monitor de vacunación, se realizaron 49.663.591 de aplicaciones, donde 29.106.560 de pacientes tienen una dosis y 20.557.031 completaron su esquema.

En ese marco, y con las elecciones legislativas mirando a noviembre, el Gobierno nacional tomó nuevas flexibilizaciones sanitarias para reactivar algunos sectores económicos que fueron gravemente afectados durante la pandemia del coronavirus. Y si bien se mantuvieron medidas de ayuda económica, la falta de recaudación terminó ganando la batalla.

El sector más perjudicado por la cuarentena y las restricciones fue el turismo, que espera tener un "boom local" para este año con el plan Previaje que lanzó el ministerio de Turismo y Deportes, que ya generó facturaciones por más de $4 mil millones y algunas agencias de viaje confirmaron que ya superaron la recaudación del verano pasado.

Pero las medidas del Gobierno de Alberto Fernández apuntan a una flexibilización más importante que se verá reflejado en el día a día del país. En primer lugar, ya no será obligatorio el uso del barbijo al aire libre, siempre que no haya aglomeración de personas. Además, los sectores gastronómicos podrán trabajar al máximo de su capacidad. Y a esto, se suman dos que muchos jóvenes esperaban: la vuelta del público para el fútbol argentino y otros deportes y la apertura de boliches para quienes cuenten con vacunación completa.

En ese marco, Data Clave conversó con dos especialistas para tener su mirada sobre las nuevas flexibilizaciones: Daniel Stecher, jefe de Infectología del Hospital de Clínicas, y Arnaldo Dubin, integrante de la Sociedad Argentina de Terapia Intensiva (SATI), profesor e investigador de la Universidad Nacional de La Plata.

“Hace tres semanas o más que no tengo ningún ingreso de pacientes. En la última encuesta de la SATI sólo el 6% de las camas están ocupadas por pacientes COVID, y son de larga data. Sin dudas que la situación epidemiológico es muy favorable, pero tenemos que tener cautela, porque existen riesgos”, sintetizó Dubin.

Anuncios del Gobierno

Arnaldo Dubin: “Me preocupan. Hay que analizar todo en contexto, venimos con una situación epidemiológica que podemos considerar como muy favorable. Tenemos una disminución extraordinaria en el número de contagios, internaciones de terapia intensiva y muertes. Sin embargo, estamos también ante un potencial rebrote por la variante Delta. La no llegada se dio por la política de fronteras, y todo indica que ahora se va a flexibilizar notablemente. Todavía tenemos una gran parte de la población sin el esquema de vacunación completo, que es algo determinante para combatir esa variante”.

Daniel Stecher: “Lo que hay que rescatar, más allá de algunas interpretaciones, es que tenemos números muchos más bajos y sostenidos de casos y fallecimientos. También estamos mejorando en las coberturas de vacunación, por lo cual estamos asistiendo a cierto control de la pandemia, pero de ningún modo se terminó. Dada esto y la situación socioeconómica, es admisible empezar a liberar algunas medidas que eran fundamentales cuando los casos y las muertes eran altos. Esto se puede hacer en este momento, pero hay que apelar a la responsabilidad de la gente y que se entienda que es una etapa de transición. Y si los números empeoran, tener en claro que se debe volver atrás hasta mejorar las medidas”.

Barbijos y boliches, las dudas

Arnaldo Dubin: “Me es difícil compartir el no uso de barbijo o la apertura de boliches. No usar barbijo en la calle puede ser lógico, aunque tiende a relajar mucho una disciplina general. Hay algunas cosas de sentido común. Para los viajes de egresados, la mayoría de los pibes no están vacunados, y eso genera riesgos. Se habla de controlar boliches y que todos entren vacunados, ¿pero quién los controlan? ¿Quién se va a hacer cargo de las distancias en los estadios de fútbol? La pandemia no terminó y desde la política se están dando señales equívocas, tanto de Gobierno como de algunos asesores. No podemos relajarnos”.

Daniel Stecher: El problema es cómo se maneja el control. Los boliches son lugares donde se sabe que el control es difícil, por eso es donde hay que vigilar más. No me parece tanto riesgo en los lugares abiertos, pero sí en espacios cerrados”.

Variante Delta y verano

Arnaldo Dubin: “Ya sabemos lo que pasó en el Hemisferio Norte, donde todo parecía controlado y dejaron de usar barbijos. Muchos países volvieron atrás con tasas de vacunación muy superiores a las nuestras, como el caso de Israel. En el verano pasado tuvimos un rebrote, y la variante Delta fue más contagiosa. A mí me apena que nos apresuremos cuando estamos cerca de terminar con la pandemia, tengo miedo por tener que volver atrás. Hay medidas que avanzan demasiado”.

Daniel Stecher: “Es una respuesta que no tiene nadie, ni siquiera los virólogos. Es cierto que Argentina mantuvo alguna restricción más cerrada en el ingreso de extranjeros que otros países. Se entiende que cuando ingresa la variante Delta se disemina rápidamente y esto por ahora no estaría sucediendo. Hay algunas teorías y suposiciones de los motivos, pero todavía nadie tiene claro sobre porqué todavía no impactó en nuestro país. Lo que se sabe de la variante Delta es que es más transmitible que las otras, pero con menos impacto en internaciones y mortalidad”.