La crisis institucional desatada por el enfrentamiento público entre Alberto y Cristina Fernández, también tuvo su repercusión en los distritos bonaerenses más importantes. Y es que, como se sabe, el peronismo llegó al gobierno, y a estas elecciones, en formato de unidad pero con diferentes representaciones basadas en movimientos sociales, organizaciones políticas, liderazgos personales, pejotismo puro y armados “intendentistas”.

Con la puja interna en la máxima cúpula del poder nacional, los jefes comunales también quedaron expuestas en sus diferencias hacia arriba, en el interior de su pago chico y también para con sus pares.

Y es que en el juego de la silla presidencial, no todos apoyan a los dos principales concursantes sino que también juegan desde afuera sin la necesidad de entrometerse en una compulsa de la que no se sienten parte y de la que también, se sabe, podrían sacar algún tipo de provecho.

Por caso, sólo dos intendentes del Conurbano sentaron posición clara en relación a la interna: ambos integrantes de La Cámpora. Mayra Mendoza, desde Quilmes, y Damián Selci, a cargo de Hurlingham, retuitearon la carta que Cristina publicó ayer bajo el título de “Como siempre…sinceramente”.

Pero no son los únicos que se sientan del lado de la expresidenta. Lucas Ghi, jefe comunal de Morón, y Jorge Ferraresi, de Avellaneda, también juegan para su lado. Cada uno a su manera.

Sin embargo, desde que el jefe comunal del partido del sur llegó al gobierno nacional como ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat, bajó su perfil kirchnerista. Y se diferenció del resto de los ministros que presentaron su renuncia en bloque.  “Algunos lo hicieron por escrito, otros de palabra, pero todos los ministros tuvieron la actitud de comunicarle al Presidente que disponía del espacio nuestro si así lo consideraba”, aseguró. Y agregó: “Me creería uno de los más cercanos a Cristina y nadie me dijo qué era lo que había que hacer”.

Ghi, por su parte, responde a Nuevo Encuentro, el espacio liderado por Martín Sabbatella, titular de ACUMAR, y uno de los que sí presentó su renuncia en bloque.

Del otro lado de la vereda solo hay tres intendentes cuyos líderes se identifican o respaldan a Alberto Fernández: Fernando Moreira, en San Martín, Alberto Descalzo, en Ituzaingó y Mariel Fernández en Moreno.

El primero es el delfín político que dejó el ministro de Obras Públicas, Gabriel Katopodis, antes de asumir su cargo nacional. Y, sin dudas, es la principal referencia. El barón de Ituzaingó, por su parte, forma parte sin dudas de la vieja escuela pejotista pero se mostró siempre congraciado con la figura de Fernández; mientras que la jefa comunal forma parte del Movimiento Evita, uno de los primeros que salió en defensa del presidente y que incluso convocó a una marcha que más tarde fue desactivada. Sin embargo, a diferencia del movimiento social, la intendenta se mostró en un rol más objetivo y conciliador en sus redes sociales: "Para resolver los problemas del Pueblo Argentino necesitamos un Gobierno fuerte y nuestra fortaleza es la unidad del Frente de Todos".

De los siete mencionados, entre un lado y el otro, cuatro perdieron su pago chico en estas elecciones, uno ganó por un punto y los otros dos bajaron su performance con respecto a 2019 en más de 15 puntos. Por lo que, queda a la vista, que la polarización interna tampoco parece negocio.

En la vereda del medio y como outsiders se ubican el resto de los intendentes. Algunos como parte de un armado que confluye varios distritos, como el encabezado por Martín Insaurralde (Lomas de Zamora), quien tiene bajo su órbita a Mariano Cascallares (Almirante Brown) o a través del Frente Renovador de Sergio Massa, con San Fernando a cargo, donde gobierna Juan Andreotti.

También están los de corte “intendentista” como Mario Ishii (José C. Paz), Juan José Mussi (Berazategui), Alejandro Granados (Ezeiza), Andrés Watson (Varela) y Fernando Espinoza (La Matanza) y los que hoy funcionan casi como outsiders del peronismo debido a enfrentamientos con la política macro, como Fernando Gray (Esteban Echeverría) y Julio Zamora (Tigre).

Para cerrar, los casos más complejos: Leo Nardini (Malvinas Argentinas) y Gustavo Menéndez (Merlo), dos dirigentes tripartitos. Con buena relación con los Fernández y con Massa. “Unidad, humildad, serenidad, generosidad, aceptar el mensaje de las urnas, actuar en consecuencia, cambiar el rumbo en lo que sea necesario, profundizar lo que se hizo bien, trabajar muy fuerte para cumplir con el programa de gobierno que le presentamos a la sociedad argentina en 2019 antes de que apareciera la pandemia, no dividirnos por ningún motivo”, escribió este último.

Dos rara avis que, de seguro, tendrán que acomodarse en este movido panorama político.