Juntos por el Cambio vivió un “super miércoles” de reuniones que finalmente terminó en la ruptura de la alianza sin pasos formales. De un lado dan por ex socio al tándem Mauricio Macri y Patricia Bullrich y del otro esperan el resultado de la jugada en las urnas.

El interbloque que comparten radicales, macristas y lilitos, entre otros, tiene 116 bancas. Al menos hasta el 10 de diciembre. Luego, pasará a una para nada despreciable suma de 94 frente a las 108 que tendrá Unión por la Patria. Será el segundo bloque pase lo que pase. Ese es el botín a defender y hay quienes tienen particular interés en hacerlo más allá de su postura en el balotaje: Los gobernadores electos. Los que serán la “nueva liga de gobernadores” opositores sea quien sea el ganador tienen por primera vez desde la creación de la alianza una fuerza propia, son 10 en total, una cifra de peso.

Para sostener sus gobiernos locales consideran de relativa importancia mantener un bloque único con poder de fuego en un eventual Congreso, principalmente en Diputados, dividido en tres partes y lejos de mayorías claras. “Nuestro deber en este momento no es determinar quién será el próximo presidente, sino reafirmar los valores fundacionales de Juntos por el Cambio, constituyéndonos como la principal oposición en el Congreso”, dijeron los mandatarios luego de su cónclave. 

En este contexto, el interbloque en el Senado, con el radical y gobernador electo de Mendoza, Alfredo Cornejo, realizó la única reunión orgánica que existió en el parlamento. Los senadores “confirmaron unidad”, según fuentes parlamentarias con acceso a la charla interna. A pesar de eso, el macrista Humberto Schiavonni, líder del PRO en el Senado, tuiteó a favor de la jugada de Bullrich. La unidad se mantiene al menos hasta diciembre y las expresiones salen a título personal.

“Ya es hora que se sinceren las posiciones”, replican desde el costado bullrichista que tiene representación en los bloques parlamentarios. La primera reacción ante la incendiaria conferencia de prensa de la UCR con Gerardo Molares y Martín Lousteau dando por autoexcluido a Mauricio Macri de la alianza fue más separación. “Qué tenemos que ver nosotros con Morales”, sentenció un legislador que seguía la actividad del Congreso. 

En el bullrichismo creen que “habrá una mayoría del PRO que se irá a otro espacio nuevo” luego del 10 de diciembre cuando el panorama electoral ya esté establecido. Aunque por ahora, nadie habla de un interbloque nuevo con los libertarios. El viernes un grupo de diputados ensayó un documento para confirmar las voluntades encolumnadas detrás de Macri, lo pasó a la firma pero al final nunca salió. 

“Es probable que no nos tengamos que ir a ningún lado”, se aventuró un aliado sobre la posibilidad de que al final del día, la división sea un parte aguas y no una salida especifica de un grupo particular. “Paciencia, las cosas se van a ir dando”, sentenció una fuente que sigue de cerca la decantación de la interna.

Qué hará UCR y PRO larretista

La incógnita pasa por saber qué hará el resto, ¿habrá perdón para los macristas ala dura o la separación ya es definitiva? En el interbloque de Diputados ya hay un esquema de salida de la actual situación.

Lo primero es ver quien gana la elección, en caso de que gane Javier Milei como especula la formula Bullrich-Petri, los halcones se irán definitivamente de Juntos por el Cambio y habrá un acuerdo parlamentario de gobernabilidad para la Libertad Avanza. En caso contrario “volverán a la casita de los viejos derrotados”, bromeó una fuente parlamentaria con acceso a los principales despachos.

El destino parece ir hacia “un cambio de nombre y un nuevo armado”. En ese caso, la idea principal es que el nuevo espacio responda directamente a los diez gobernadores electos de la actual alianza.

Una salida decorosa a la “extinta” mesa nacional de Juntos por el Cambio que “mato” Patricia Bullrich con su conferencia de prensa. El horizonte tiene olor y rumbo federal para una de las expresiones opositoras que quedarán a partir del nuevo gobierno.