Un sector de la oposición, que incluye dirigentes de Juntos por el Cambio, exgobernadores, empresarios e intelectuales, difundieron un documento en el que piden al Gobierno de Alberto Fernández abrir una mesa de diálogo “para juntos atravesar este crucial momento y trazar los lineamientos básicos de la reconstrucción del país”.

Entre las firmas figuran los nombres de Patricia Bullrich, María Eugenia Vidal y Alfredo Cornejo. Por fuera de JxC, aparece el exgobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey y el expresidente, Eduardo Duhalde. También acompañaron a misiva el empresario agropecuario Gustavo Grobocopatel y el escritor Marcos Aguinis.

El documento se difundió luego de que Fernández reciba a los diputados y senadores de JxC y al resto de los jefes de bloque de la Cámara de Diputados. Este grupo insiste en “hoy más que nunca necesitamos estar unidos, deponiendo mezquindades y haciendo realidad el sueño muchas veces postergado de actuar como Nación”.

"La situación excepcional que nos conmociona profundizará esa brecha y sumará dolores a los ya existentes. No hay tiempo que perder", agrega el documento que también acompañaron Miguel Angel Pichetto, Rogelio Frigerio, Julio Bárbaro y Santiago Kovadloff, entre otros. "Por esta razón, proponemos que el Poder Ejecutivo, con apoyo del Congreso, a través de las autoridades de los bloques legislativos, convoque con carácter urgente a una mesa de diálogo nacional”, concluye.

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Unidos en la diversidad. Para afrontar el presente y construir un futuro digno para todos los argentinos"

"La pandemia de COVID-19 ha puesto al mundo ante un desafío de enorme dramatismo. A las vidas que se pierden y al reto que esta representa para la atención de la salud de la población se suman las secuelas de una crisis económica y social que aún resulta difícil dimensionar.

Los argentinos que suscribimos este llamamiento somos conscientes de que una situación de extraordinaria gravedad requiere de esfuerzos también extraordinarios.

Hoy más que nunca necesitamos estar unidos, deponiendo mezquindades y haciendo realidad el sueño muchas veces postergado de actuar como Nación. Cada uno con su propia identidad, pero juntos para atravesar este crucial momento y trazar los lineamientos básicos de la reconstrucción del país.

La democracia es el sistema en el que elegimos vivir. Son las instituciones de la República las que deben definir las herramientas adecuadas para afrontar los desafíos acuciantes del presente y delinear las políticas encaminadas a superar sus consecuencias.

Lamentablemente, la confianza de la sociedad en nuestras instituciones es débil y, justamente, son los tres poderes del Estado quienes, incluso con las limitaciones que imponen las recomendaciones sanitarias, tienen que cumplir con su rol indelegable y tratar de reconstruir esa confianza.

Debemos sumar inteligencia, debate, creatividad y es el Congreso de la Nación el ámbito adecuado para pactar consensos. La ley debe respetarse y para ello el Poder Judicial tiene que cumplir con su rol sin injerencias de los otros poderes del Estado. Saldremos de la emergencia con más democracia, no con menos.

Al mismo tiempo que reafirmamos nuestro compromiso con los postulados antes señalados, creemos que la coyuntura exige nuevas y audaces herramientas.

La pandemia ha puesto en evidencia, con mayor crudeza que nunca, la desigualdad social que impera en la Argentina. La situación excepcional que nos conmociona profundizará esa brecha y sumará dolores a los ya existentes. No hay tiempo que perder.

Por esta razón, proponemos que el Poder Ejecutivo, con apoyo del Congreso, a través de las autoridades de los bloques legislativos, convoque con carácter urgente a una mesa de diálogo nacional. Es tiempo de implementar un plan de coincidencias mínimas que integre a los partidos políticos, los sectores de la producción y del trabajo, los representantes de la economía informal, las organizaciones sociales, la comunidad educativa, las entidades profesionales, las congregaciones religiosas y demás entidades representativas de la sociedad civil.

Nadie puede permanecer indiferente, porque en el presente inmediato se juega también nuestro futuro.