Sin lugar a dudas, Alberto Fernández transita sus horas más difíciles desde que es Presidente de la Nación, lo que es mucho decir en un mandatario que a los 3 meses tuvo que surfear una pandemia sin precedentes en la historia. Y que además venía de una crisis económica muy grande, que por supuesto se profundizó con la llegada del coronavirus al país y las medidas restrictivas. Pero la derrota en las PASO lo dejaron en una situación de vulnerabilidad inédita, que se potenció en la jornada de ayer con la renuncia masiva de una parte de su gabinete.

Si bien hubo indicios previos al descalabro de este miércoles, tironeos y reuniones furtivas con intercambios ásperos y sin acuerdos, en el círculo íntimo del mandatario nacional no esperaban esta presión pública. El famoso fuego amigo se convirtió en incendio con velocidad y ya son varios los que se calzaron el traje de bombero para intentar apaciguar las llamas. 

De movida, Fernández se mantuvo firme -hasta ahora- en su convicción de no modificar el gabinete al menos hasta el 15 de noviembre, luego del resultado de las legislativas. Desde el kirchnerismo duro apuran al Presidente a que meta mano en su equipo antes para intentar un golpe de timón y revertir el resultado de las PASO. El Presidente no está convencido de la maniobra y mucho menos de dejarse llevar puesto por el sector más K del gobierno.

Allí entra en escena un actor ponderado en muchas ocasiones puertas adentro, a quien varios señalan como uno de los artífices de la tan mentada unidad previa a la victoria del 2019: Sergio Massa. El presidente de la Cámara de Diputados estuvo en el ojo de la tormenta en las últimas horas, apuntado como un posible recambio de Santiago Cafiero al frente de la Jefatura de Gabinete.

El exintendente de Tigre hizo oídos sordos a los rumores, pero sí mantuvo varias reuniones con su propia tropa del Frente Renovador por un lado, y con Gobierno por otra. No hubo definiciones, pero se espera que sea parte fundamental al momento de sellar un acuerdo junto al otro referente K, más dialoguista, Máximo Kirchner. Ambos serán fundamentales para el devenir de este entuerto.

Y en el medio, una fecha histórica que cobra doble valor: este 16 de septiembre se cumplen 66 años del golpe cívico militar a Juan Domingo Perón en el ‘55. El dato es que desde aquella fecha fatídica para la democracia del país, el líder del peronismo pasó luego 17 años en el exilio.

En este día de lucha y resistencia para el peronismo, el Presidente redobla esfuerzos por sacar adelante un gobierno que desde el día 1 tenía fuertes diferencias internas, pero que el viento de cola electoral ayudó a disimular. En tiempos de vacas flacas, recrudecen las asperezas. 

En este sentido, para hoy se esperan más gestos de apoyos de mandatarios, intendentes y dirigentes, así como también habrá una manifestación en Plaza de Mayo por la tarde que generó algunas tensiones en sectores del oficialismo. Y claro, se aguarda algún gesto de la vicepresidenta, algún tipo de comunicación con vistas a tender un puente tras el portazo de sus alfiles en el día de ayer.