El presidente de la Nación, Alberto Fernández, disertó en la última sesión plenaria de la Cumbre de Líderes del G-20 y bregó por tres ejes clave en materia de deuda externa: canjear deuda por acción climática, acceder a planes de pagos más extensos y con menores tasas y, por último, utilizar los Derechos Especiales de Giro (DEGs) para el desarrollo sostenible.

El jefe de Estado argentino realizó sus discursos de cierre en los plenarios finales que tienen como títulos "Cambio Climático y Medio Ambiente" y "Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible está en terapia intensiva". Insistió en destacar la prioridad en “avanzar en acuerdos sostenibles en materia de deuda externa” e “identificar los avances en tecnologías limpias como bienes públicos globales”.

El Presidente terminó de redactar su discurso y otros documentos junto a Martín Guzmán con la misión de hacer foco en la deuda externa que tiene la Argentina, principalmente con el Fondo Monetario Internacional (FMI). Atado a eso, el Gobierno nacional planteó la idea de un desarrollo sostenible que implique menor impacto en el medio ambiente.

En su participación en el Centro de Convenciones de Roma La Nuvola, el Presidente también estuvo acompañado por los ministros de Relaciones Exteriores, Comercio Internacional y Culto, Santiago Cafiero, y el embajador ante los Estados Unidos, Jorge Argüello.

“Quisiera que mi voz exprese el grito desesperado de los condenados de la tierra, por el hambre, la ausencia de trabajo, las migraciones forzadas, la pobreza, la discriminación de género y racial”, comenzó diciendo Alberto Fernández en su última ponencia.

“Sin multilateralismo ambiental, estaremos corriendo todos hacia el abismo”, advirtió Fernández y remarcó que “la justicia ambiental requiere justicia financiera global. Sin financiamiento sostenible no habrá desarrollo sostenible”.

Tweet de Alberto Fernández

Sobre este último punto, también tuvo críticas con el Club de París y el último acuerdo: “Los recursos siguen siendo insuficientes, especialmente para los países más desfavorecidos”. 

En esa dirección, consideró que “son los países desarrollados quienes más se beneficiaron del uso intensivo de los recursos ambientales del planeta durante los últimos siglos” y por eso hizo hincapié en que resulta esencial “el concepto de responsabilidades comunes pero diferenciadas”.

A su vez, Alberto Fernández consideró que “los países que produjeron la mayor huella ambiental son los mismos que dominan las tecnologías que pueden reducir el impacto de la producción sobre el medio ambiente y esa transición tendrá sobre ellos un efecto positivo, no sólo en materia ambiental, sino sobre la producción y el empleo”.

“El desafío es enorme para los países en desarrollo y de renta media, como el que yo represento. Para nosotros el impacto de esta transición puede ser negativo en términos de cohesión social”, agregó el primer mandatario.

El reclamo por los DEGs

La tercera ponencia de Alberto Fernández estuvo marcada por el pedido de que los Derechos Especiales de Giro (DEGs), que otorga el Fondo Monetario Internacional (FMI), sean utilizados para desarrollo sostenible y no para cancelar deudas anteriores, principalmente en los países en vías de desarrollo.

Fernández consideró que “las brechas de bienestar corren el riesgo de convertirse en una fractura de dimensiones catastróficas” que “la pandemia ha incrementado” con “especial dureza en América Latina y el Caribe”.

“Sin la construcción de un nuevo paradigma financiero internacional ninguno de estos desafíos será superado”, profundizó el primer mandatario.

El jefe de Estado explicó que “en el caso de América Latina y el Caribe, la canalización de los Derechos Especiales de Giro (DEG) hacia la banca regional de desarrollo es clave, pues pueden capitalizarla y apalancarla, otorgar garantías anti-cíclicas y promover inversiones privadas”. 

“Hago un llamamiento a todos los países para que esta oportunidad de canalización de los DEGs para el desarrollo sostenible no resulte desperdiciada por trabas burocráticas o confort hacia el statu quo”, enfatizó.

Y luego, con cierto tono crítico, lanzó: “Sería trágico que los DEGs engrosaran reservas de países que no lo necesitan, mientras aumenta el atraso de países que necesitan financiamiento como el agua”.

A su vez, Fernández llamó a “reformular el sistema de calificación crediticia, para que la dimensión ambiental no castigue a los países en desarrollo, aumentando el costo de la deuda soberana y el pago de intereses”. 

Recordó que el segundo Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS2) convoca a “poner fin al hambre, lograr la seguridad alimentaria y la mejora de la nutrición y promover la agricultura sostenible”, y afirmó que “la Argentina reclama poner fin a las políticas agrícolas que perjudican especialmente a los países en desarrollo”. 

“Desde el G-20 debemos enviar un mensaje político sobre la importancia de avanzar en estas negociaciones de larga data en la Organización Mundial del Comercio (OMC), y concluir sin dilaciones este acuerdo, antes de su próxima Conferencia Ministerial”, dijo el Presidente. 

Y por último, declaró: “Es tiempo de construir puentes de fraternidad y dejar atrás los muros del egoísmo”.