Los dos informes que salieron del Centro de Estudios para la Producción (CEP XXI), que depende del Ministerio de Desarrollo Productivo la semana pasada terminaron siendo una bomba silenciosa al corazón de la discusión ideológica que divide las aguas entre albertistas y kirchneristas dentro del Frente de Todos.

En uno de esos informes producidos por el organismo que dirige Daniel Schteingart y que está  titulado “Dinámica salarial de los sectores productivos, de la convertibilidad al Covid-19” se afirma que la etapa de mayor crecimiento del salario real en los últimos 26 años se dio durante la llamada “recuperación de la posconvertibilidad”, entre septiembre de 2002 y diciembre de 2011.

La discusión sobre cómo y cuándo empezaron a mejorar los salarios de los trabajadores durante la "década ganada"  no es menor dentro del oficialismo y es clave para el proyecto de reelección de Alberto Fernández: parte de la CGT y parte de los movimientos sociales (ahora funcionarios) son hoy el punto de apoyo más importante del albertismo en el gobierno. Pero lo cierto es que la CGT aún no ha podido convencer a las bases de que el gobierno quiere mejorar  el más importante acuerdo entre sindicalismo y las patronales: el salario.

De hecho, la actual conducción de la CGT carga sobre sus espaldas con una caída del salario real de -17% entre 2018 y 2020 que aún no se recupera. Y temen que le ocurra a la actual conducción de la CGT lo ocurrido en al triunvirato de Héctor Daer, Carlos Acuña y Juan Calos Schmid, cuando al grito de "poné la fecha la puta que lo parió" para referirse al paro que exigían las bases, le robaron hasta el histórico atril de la CGT que luego vendían en Mercado Libre.

Pero la discusión no es sólo ideológica: con una inflación que este año podría superar el 65%, muchos gremios están cada vez más cercanos a seguir la pauta que marcó el secretario general de los bancarios, actual diputado del FdT y originario del radicalismo, pero alfil de CFK en el gremialismo, Sergio Palazzo, que consiguió un 60% de aumento para el año (con revisión en octubre). Via twitter la vicepresidenta lo felicito.

Para colmo de males la paritaria del sector comercio para más 2.000.000 de empleados se pensó con una cláusula una indexación bimestral. Una tragedia para empresarios y para el "albertismo", quienes con esos acuerdos se les hace cada vez más difícil administrar la política monetaria y fiscal acordada con el FMI, ya que si el Poder Ejecutivo decidiera elevar los salarios al 60%, el déficit fiscal de 2022 sería de 6%, casi el mismo nivel que el año de la pandemia, lo que destruiría el sendero de convergencia al equilibrio fiscal que impulsa Martín Guzman y es avalada por el FMI.

Una situación que le abre cada vez más las puertas al kirchnerismo más duro hacia el interior de la CGT y que puede complicar los apoyos que el albertismo tiene dentro de la central obrera.