Sin lugar a dudas, el año electoral es la gran oportunidad de la oposición para acomodarse en un 2021 que fue, es y será mucho más complejo de lo esperado. La pandemia del coronavirus no da tregua y todavía es difícil pensar en un escenario de cierta normalidad, aún con la llegada de la vacuna contra el Covid-19. Con este panorama, los comicios legislativos son una chance para quienes no están en gestión de ponerse nuevamente en el mapa. En cambio, para el oficialismo es una prueba de fuego, sobre todo con un contexto de adversidad extraordinario. Si la cuestión sanitaria mejora y la económica repunta, estará a tiro. De lo contrario, puede ser un revés duro de asimilar.

Este complejo cuadro de situación es el que envalentona a Juntos por el Cambio, que en otra instancia y luego de un opaco gobierno del expresidente Mauricio Macri, correría con gran desventaja de cara a una nueva compulsa en las urnas. Sin embargo, la catástrofe mundial le dio una segunda vida política y no la van a desaprovechar. Pero claro, las cosas ya no son como en 2019 en la alianza integrada por el PRO, la UCR y la CC-ARI. Hoy, ya no hay un líder único que digite desde arriba. Y en esa aparente horizontalidad, todos se anotan para intentar llevar las riendas.

En ese lote está la Unión Cívica Radical, otrora el gran protagonista de la política argentina junto al Partido Justicialista y en la actualidad, algo venido a menos, desdibujado desde el acuerdo electoral con los amarillos. Durante los 4 años de gestión, tanto en Nación como en provincia de Buenos Aires, el aporte del radicalismo fue escaso. Las promesas de campaña y el aporte desde la estructura y la territorialidad que hizo el partido centenario no fueron correspondidos con puestos importantes en la administración. Si bien Daniel Salvador fue vicegobernador de María Eugenia Vidal, no tuvo real influencia en las decisiones

De cara a lo que viene, la UCR quiere dar el golpe sobre la mesa. La circunstancia atípica en el PRO de vivir cierta acefalía, sumado a la indecisión de Vidal sobre jugar o no en territorio bonaerense, le abren una ventana. Claro que no será tarea sencilla disputar ese lugar. Es cierto que hay varios nombres de peso en el partido, pero en la provincia no asoma un líder bajo el que todos se alinearían. El que hay, Facundo Manes, todavía no se decide a jugar de lleno y en el radicalismo comienzan a impacientarse.

Según confiaron fuentes del partido centenario a Data Clave, luego de que el titular de los radicales a nivel nacional, Alfredo Cornejo, apurara públicamente a Manes y dijera que él tiene que ser el número 1 de la lista al Congreso, hubo una reunión clave con el neurocientífico. Del encuentro participaron el mandamás de la UCR bonaerense, Maximiliano Abad y el gobernador de Jujuy, Gerardo Morales. No lograron sacarle una definición, pero se llevaron el compromiso de que haya una en las próximas semanas. El temor del radicalismo es que el médico los plante sobre el límite del cierre de listas. Pero lo esperarán, aunque sea a regañadientes, porque saben que si es el candidato, será el ordenador en el radicalismo, pero además le puede disputar el primer lugar de la lista al PRO. 

La interna de la interna 

El radicalismo bonaerense con Maxi Abad a la cabeza, Manes, está alineado con el ala moderada del PRO, léase Vidal y Larreta; y la Coalición Cívica. El vínculo con los “lilitos” se terminó de afianzar luego del encuentro realizado días atrás en la casa de Elisa Carrió. Del otro lado quedaría Jorge Macri, que estaría quedándose solo cada vez más solo. 

El intendente de Tres de febrero, Diego Valenzuela, trabaja en en sintonía con el tándem Vidal y Larreta, pese a que el "Grupo Dorrego" lo une al alcalde de Vicente López. El jefe comunal de Lanús, Néstor Grindetti, también optó por acercarse más al jefe de Gobierno porteño que a Jorge Macri, mientras mantiene un bajo perfil y por lo bajo reconoce que le cierra un poco más la posible candidatura de Diego Santilli que la del primo de Mauricio.

El otro tema a resolver es qué hará el intendente de Sain Isidro, Gustavo Posse, quien compitió en las internas de la UCR contra Abad y perdió y no parece estar cómodo con eso de “el que pierde acompaña”. Fuentes del oficialismo radical señalaron a Data Clave  que harán lo posible porque juegue dentro del espacio, aunque no descartan que se vaya para el lado de Emilio Monzó. Harán el intento de cerrar con Posse adentro.

En tanto, fuentes confiaron a este medio que en el PRO le bajan el precio a Monzó y es casi un hecho que estará afuera, a menos que se logre cerrar una gran PASO opositora. El problema de cerrarle la puerta al oriundo de Carlos Tejedor es que posee una influencia para nada despreciable en el ámbito legislativo, al mismo tiempo que podría arrastrar a los peronistas desencantados con el kirchnerismo.

El otro dato a tener en cuenta es que en los próximos días cambiarían el nombre -una vez más- de la alianza, con el objetivo de dar cierta imagen de amplitud e intentar generar un espacio que albergue a la mayor cantidad de fuerzas posibles para intentar ganar la elección en 2021, que en Juntos por el Cambio es definitivamente un escalón para ir por la vuelta al gobierno en 2023. No se descarta la idea de una gran PASO donde puedan estar incluso sectores como los libertarios de José Espert o el propio Monzó. Por ahora, todo en el terreno de la posibilidad, solo conversaciones y ninguna confirmación. Habrá que esperar a ver cómo se acomodan las cartas en el mazo.