El daño colateral que puede causarle a la Argentina la decisión de Vladimir Putin de invadir Ucrania no debe estar en los radares del Kremlin, pero seguramente está presente en las tribulaciones de los funcionarios del Palacio de Hacienda y la Casa Rosada. Y es que a la resistencia interna de un ala del Frente de Todos a recortar subsidios, como pide el FMI para firmar un acuerdo, se le suma ahora los reparos de los economistas del Fondo a convalidar los ajustes que habían negociado antes de que los tambores de guerra de Estados Unidos y Rusia sonarán en la frontera de Ucrania.

La razón es simple: el precio internacional del GNL aumentó a lo largo de los últimos meses de manera geométrica. Los números que manejan en el Fondo son muy pesimistas y afirman que el precio del gas en la Argentina podría triplicarse.  ya que durante el año pasado, el país importó gas a un precio promedio de 8,4 dólares el millón de BTU, cuando en 2022 el precio de importación aumentaria a 20 dólares el millón de BTU.

Así, el costo de la importación de gas durante 2022 se elevaría en 1520 millones de dólares, pudiendo superar incluso los 14000 millones de dólares este año, más de 3000 millones de dólares del déficit de 2021 y de lo pretendido por el FMI, que pide reducir en al menos 3000 millones de dólares el déficit energético este año y mantenerlo en 11.000 millones de dólares.

Los números que el Fondo más mirará de firmarse el acuerdo en las próximas semanas será el de los subsidios, que alcanzaron en  2021 los 11.003 millones de dólares, es decir un 2,3% del PIB. El FMI insiste en reducir los subsidios con un dato en la mano: los subsidios a la energía se incrementaron +77% respecto a 2020 y +131% respecto a 2019.

En el FMI ya saben que en 2022 el aumento en los precios internacionales resultará en un incremento significativo del nivel de subsidios en la Argentina, y no solo por el precio: si el país creciera a tasas cercanas al 5%, como pretende Martín Guzmán, se necesitaran mas cantidades de gas natural licuado.

Los economistas del Fondo creen que con una inflación que superará el 51% en 2022, el incremento de las tarifas de energía eléctrica y del gas natural de +20% en el mes de marzo de 2022 es muy poco, ya que los los subsidios a la energía treparían por encima de los 14.000 millones este año y estos representan 2,4 puntos porcentuales del PIB. Es decir que casi todo el déficit primario pactado con el FMI se iría solo en subsidios a la energía.

Para cumplir con Kristalina Georgieva y los técnicos del FMI y que los subsidios a la energía no superen 1,9 puntos del PIB, habría  que subir las tarifas de energía eléctrica más de 79% y más de 81% la de gas natural. Algo que sabía Máximo Kirchner y que desencadenó el portazo de renuncia a la presidencia del bloque oficialista en Diputados. Un picaporte repleto de enojo que por estas horas los senadores peronistas, conducidos por CFK, analizan agarrar.