El respaldo de la ahora exfórmula presidencial de Juntos por el Cambio a Javier Milei provocó un fuerte impacto hacia adentro de la coalición opositora que, hoy por hoy, se encamina rumbo a un quiebre que ya parece ineludible.

El acuerdo entre el líder La Libertad Avanza, el exprimer mandatario, Mauricio Macri, y Patricia Bullrich generó un fuerte repudio de parte del radicalismo nacional, que salió en bloque a cuestionar el reposicionamiento político tomado por los dos referentes del PRO y se pronunció prescindente para el próximo balotaje entre Milei y el aspirante de Unión por la Patria, Sergio Massa.

Cabe mencionar que el PRO y la UCR llegaron partidos a las PASO. Los sectores más duros de ambos espacios se unieron en favor de Bullrich y el radical Luis Petri; mientras que los más moderados optaron por ir con Horacio Rodríguez Larreta y el presidente del comité nacional de los boinas blancas, Gerardo Morales.

Pese a que los perdedores de la interna de Juntos se pronunciaron en favor de los vencedores es sabido que la militancia no fue la misma. No es novedad. Sin embargo, la dura derrota de Juntos en las generales expuso la fuga de un voto que, en los hechos, terminó en favor de Massa.

La bronca hoy todavía dura. Y es por eso que a la hora de tomar una decisión sobre lo que vendrá el PRO optó por dar libertad en los pronunciamientos: la chispa que faltaba para terminar de encender la mecha para dinamitar la coalición.

Los argentinos votaron, y son los únicos dueños de los votos. Ningún dirigente lo es. Cada uno de ellos decidirá en el balotaje por su preferencia. La UCR no apoyará a ninguno de los dos candidatos”. Con esas palabras, el radicalismo sacó la chapa de su historia y puso en la balanza una de las bases principales de un partido político: la organicidad.

El documento, en los hechos fue replicado por diversos dirigentes del espacio que, en los últimos tiempos, se han manifestado a través de diferentes corrientes como Maximiliano Abad, electo senador nacional y titular de la UCR bonaerense, y Gustavo Posse, el jefe comunal de San Isidro que lidera la oposición partidaria en la Provincia.

Pese a que este último no se manifestó al respecto desde su espacio ya había anticipado que seguiría lo que se decidiera en el comité nacional.

Su otrora rival interno, el ahora excandidato a vicegobernador, Miguel Fernández, también se separó del apoyo que le brindó al libertario su compañero de fórmula, Néstor Grindetti. “Tal cual lo manifestado acertadamente por el Comité de la UCR Nacional, no voy a acompañar ninguna de las opciones que referencia a Massa y Milei. La sociedad nos otorgó como fuerza política el mandato de ser oposición a nivel provincial y nacional”.

Fernández es, también, el presidente del Foro de Intendentes Radicales. Y la respuesta de los intendentes, hasta el momento, viene siendo clara en favor de mantener el voto en blanco y de no inclinarse por ninguno de los dos candidatos. Tanto de aquellos cercanos al oficialismo partidario como también de quienes responden al possismo y a Evolución.

Hoy todos los radicales bonaerenses están en la misma línea. “Logramos desde la negativa lo que no pudimos generar desde la positiva. Es un aprendizaje. Y algo a tener en cuenta que debe servir como llamado de atención. Una base de construcción a futuro”, le dijo a Data Clave un jefe comunal del interior.

Lo cierto es que pese a que ante los medios la UCR llama a votar en blanco, en los territorios la militancia corre de manera más sanguínea por el torrente democrático. Y, en los hechos, “no se va a dar un acompañamiento a Massa pero sí un rechazo a Milei”, sostiene la misma fuente.

“He hablado con muchos intendentes y dirigentes radicales del interior de la provincia y, más allá de la inscripción partidaria, no están de acuerdo con acompañar las posturas de Javier Milei”, manifestó en los últimos días el gobernador Axel Kicillof. No lo hizo para echar nafta al fuego. Se trata de una realidad que hoy en las charlas informales se da de manera natural.