Luego de confirmar a Carlos Melconian como futuro ministro de Economía de un eventual Gobierno de Juntos por el Cambio, la candidata del PRO, Patricia Bullrich, dio a conocer al resto de los miembros de su posible Gabinete. Tras algunos traspiés televisivos, la dirigente tomó la decisión de ponerle un nombre encima a las diferentes carteras con el fin de poner a hablar a los que más saben al respecto.

Y, como era de esperar, Bullrich reservó dos lugares para Javier Iguacel (Energía) y Joaquín De la Torre (Desarrollo Social), quienes fueron sus primeros precandidatos a gobernador bonaerense antes de que se uniera Néstor Grindetti, quien justamente terminó ganando la compulsa y, después, las PASO de la coalición opositora.

Lo de Iguacel fue algo lógico, teniendo en cuenta que fue su primer aspirante y que también forma parte del partido amarillo; mientras que lo de De la Torre cayó por su propio peso dado que el senador provincial terminó teniendo una participación activa en el armado de listas en la primera sección y también en la tercera, donde logró poner dos nombres propios: Juan José Esper y Hugo Reverdito.

El exintendente de San Miguel se convirtió en una pieza clave para la exministra de Seguridad de la Nación. Es que, el dirigente justicialista, es un estratega de los de antes. Un referente que suele tomarse su tiempo para anticipar los diferentes movimientos políticos y realizar su propia lectura. Algo que lo llevó a ser parte del kirchnerismo, luego del Frente Renovador y después de Cambiemos (fue ministro de Gobierno de María Eugenia Vidal) para terminar volviéndose una de las patas fundamentales del peronismo de derecha dentro del armado de Bullrich.

Cabe recordar que De la Torre se posicionó en la previa de las PASO como un jugador de marca en el camino para evitar la fuga hacia La Libertad Avanza. En su momento, el exjefe comunal jugó fuerte para quedarse con el voto de los conservadores y apeló a los valores cristianos y mensajes disruptivos como “hay que poner orden” o “basta de todes”.

Con estos antecedentes, De la Torre se convertirá, ante un eventual gobierno de Juntos, en el encargado de manejar los planes sociales. Y, en su idea, está la posibilidad de absorber a otras carteras como salud y educación para poner en marcha un perfil integral que pueda abordar las diferentes etapas del ser humano como bien realizó a través de diferentes programas en San Miguel.

Con ese marco de fondo, De la Torre fue claro en su disertación en el encuentro de Desarrollo y Democracia organizado este martes por Clarín. “En Argentina hubo una sola pandemia, la pobreza. Y esa pandemia tiene vacuna. Y no son los planes sociales, ni el empleo público. Quienes tienen la vacuna son los que dan trabajo”.

Tenemos un problema grande y podemos seguir mintiéndonos, pero si nosotros tenemos que salir a correr una maratón, nos entrenaríamos. Por qué vamos a pensar que gente que no tiene el hábito de trabajar, de un día para el otro lo va a poder hacer”, manifestó. 

Y agregó que hoy “los programas sociales tienen que ser un puente. Patricia piensa en un derecho igual que el cobro del desempleo, que todos tengan esa posibilidad pero que no sea para siempre. Hace poco un funcionario de este gobierno me dijo que el 33 por ciento de los que hoy tienen un plan necesitarían una capacitación de seis meses para reinsertarse al trabajo, otro 33 necesitaría no menos de tres años y el 33 restante no podrían reinsertarse. Lo cierto es que cuando le dijimos que no tenían que dar contraprestación le rompimos la dignidad”.

Lo que plantea De la Torre es un abordaje integral y en escala. Con distintos tipos de asistencia desde la niñez, con el estado presente. Con el plan social como una herramienta para aquellas personas que hoy tienen entre 20 y 30 años y que no recibieron la asistencia necesaria en su debido momento. Un programa que vuelva a los inicios, que no sea de por vida y que tenga una contraprestación.

Un esquema etario que permita un abordaje integral para poder identificar las problemáticas y trabajarlos como corresponda. Y lamentó que no se consigan empleados en algunos lugares porque “no hay gente que tenga el hábito del trabajo, hemos logrado destruirlo

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