El ministro de Seguridad bonaerense, Sergio Berni, dijo tras ser atacado durante una protesta de colectiveros en La Matanza, que el crimen del chofer de la línea 620 "no fue un hecho habitual" en cuanto a su modus operandi y consideró a la agresión como "un golpe más" que "no hace mella". 

"Uno muere de pie y no arrodillado", expresó el funcionario en la puerta del Hospital Churruca, donde se solidarizó con la familia del chofer asesinado "a sangre fría" y contó que está a la espera de estudios médicos para ver si es necesario ser operado debido a un "fractura de malar" derivada de la agresión. 

"¿Cómo voy a renunciar? Lo que tengo que hacer es duplicar esfuerzos. Para un soldado hay dos cosas que no son opción: rendirse y escaparse", dijo el ministro, al tiempo que agregó: “en la ciudad hay un policía en cada esquina y en la provincia tenemos uno cada 80 cuadras”.

Más temprano el ministro había sido agredido a piedrazos, palazos y golpes de puño al arribar a la protesta que un grupo de choferes de colectivos realizaba en la localidad bonaerense de Lomas de Mirador, con motivo del crimen del colectivero Daniel Barrientos, asesinado esta madrugada en un asalto. 

Fuentes oficiales confirmaron a la agencia de noticias Télam que, tras la agresión -que se extendió por aproximadamente media hora-, Berni fue trasladado al hospital Churruca, ubicado en el barrio porteño de Parque Patricios, donde arribó en helicóptero con "conmoción cerebral, muchos golpes y cortes profundos en el cuero cabelludo y en el rostro", aunque aseguraron que no perdió el conocimiento en ningún momento. 

Además, los voceros aseguraron que, si bien el funcionario se resistía a concurrir al centro asistencial, los médicos le aconsejaron trasladarlo para que sea sometido a estudios, al igual que su secretario privado, quien también recibió muchos golpes durante el ataque de los manifestantes.