Con 56 votos positivos, 13 negativos y 3 abstenciones, el Gobierno se alzó con la sanción del acuerdo con el Fondo Monetario Internacional. Juntos por el Cambio registró mayor cantidad de votos afirmativos que los que aportó el propio Frente de Todos. Los votos en contra vinieron todos del sector "kierchnerista": Anabel Fernández Sagasti, Juliana Di Tullio, Mariano Recalde y Oscar Parrilli, entre otros.

Los votos del Acuerdo con el FMI, nombre por nombre

“El problema argentino es, esencialmente, político y cada uno en su cuota de responsabilidad en los distintos períodos de la historia que nos ha tocado gobernar, tenemos que hacernos cargo de la parte que nos corresponde”, dijo en el cierre el radical Luis Naidenoff y pidió a la vicepresidenta que sea responsable de una coalición de gobierno que lideró. “Tienen que ayudar al Gobierno, nosotros no gobernamos”, aseguró.

La vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner abrió la sesión, estuvo en algunos pasajes puntuales como el encendido discurso del senador Adolfo Rodriguez Saá pero no apareció al final para el último discurso del presidente de la bancada oficialista, José Mayans, y se ausentó a la votación del proyecto.

"Hay que analizar sin enojarse y ver qué sistema funciona. Hay legisladores del FDT que no comparten esto, el voto está dividido. Votemos y veamos qué nivel de consenso hay", dijo Mayans para dar pie a la votación final que consagró la sanción definitiva.

Durante el debate, en una lista de 13 senadores y senadoras oficialistas anotados para habalr en el recinto, 4 anticiparon que no acompañarán el proyecto del Gobierno. La primera en hacer uso de la palabra fue la senadora por San Luis, María Eugenia Catalfamo, que inició su alocución recordando su pertenencia política al gobernador Alberto Rodríguez Saa, el único que planteó un camino alternativo al ministro Martín Guzmán durante la exposición del acuerdo en enero de este año.

“Vengo hablar de una postura desde los ideales, el gobernador se lo presentó al presidente Alberto Fernández. Lamentablemente ponemos en el eje del debate un nuevo endeudamiento”, comenzó la puntana y agregó: “Es la mayor estafa”.

Desde la oposición, el senador Luis Juez valoró "la decisión de que estemos discutiendo por primera vez el endeudamiento con el FMI en el Senado, porque evita sorpresas y ayuda al esclarecimiento y la transparencia", dijo. Por su parte, Martín Lousteau aseguró que "no vamos a poder salir de los préstamos del Fondo si no regeneramos la confianza suficiente para tener crédito barato", sentenció.

En el oficialismo, el miembro informante Ricardo Guerra afirmó que "uno de los principales objetivos es mantener la recuperación económica y social lograda reforzando la estabilidad macroeconómica mediante la mejora gradual y sostenida de la finanza pública y la reducción de la inflación", explicó.

La sesión se inició a las 14:09, con la presencia de la vicepresidenta de la Nación y presidenta del Senado, Cristina Kirchner, y 49 senadores. Para lograr el quórum necesario, bajaron al recinto los representantes del oficialista Frente de Todos, como de Juntos por el Cambio, así como bloques más pequeños.

Asimismo, la habilitación de la sesión sobre tablas, que precisa de los votos positivos de los dos tercios de los presentes, fue facilitada por la oposición ya que el dictamen obtenido el martes en la comisión de Presupuesto y Hacienda no obtuvo los siete días desde su publicación, tal como establece el reglamento.

Antes de que se iniciara el debate, el representante de la oposición, el salteño Juan Carlos Romero, tomó unos minutos para recordar los 30 años del ataque contra la Embajada de Israel, en el que murieron 22 personas y hubo más de 240 heridos, que se cumple hoy. Al homenaje se sumó también el jefe del bloque del Frente de Todos, José Mayans. 

Para evitar los incidentes que se produjeron la semana pasada cuando se trató la ley en la Cámara de Diputados, los alrededores del Congreso aparecieron vallados, pero la gran diferencia es que esta vez la concurrencia de manifestantes fue menor. Es que no hay dudas de que el proyecto que envió el Gobierno se iba a convertir en ley, más allá del rechazo de un grupo de senadores alineados con CFK y que votaron en contra, tal como ocurrió en Diputados.