El Frente de Todos bonaerense se encamina a cerrar una lista de unidad que, mal que les pese a algunos, y en consideración de la situación nacional, es la máxima posibilidad de mantener el poder central. En su último discurso ante la apertura de sesiones ordinarias de la Legislatura, Axel Kicillof envió un mensaje hacia adentro y también para afuera. Le habló a los vecinos, pero también a la conducción de la coalición de la que forma parte.

Hoy es mi última apertura de sesiones, o en todo caso, la última de esta primera etapa. Será el tiempo, pero sobre todo el pueblo de nuestra Provincia, el que lo disponga”. El mandatario provincial no pretende dar más vueltas: quiere ser ungido como el candidato oficial y único del Frente de Todos para ir en busca de una reelección para la que se viene preparando desde que el oficialismo perdió las elecciones del 2021.

El gobernador terminó de entender luego de las PASO de entonces que sin los intendentes era imposible gobernar. Y decidió sumar a su gabinete a algunos jefes comunales y también a quien sabía se convertiría en su principal competidor interno en un futuro: el actual jefe de Gabinete bonaerense, Martín Insaurralde.

El alcalde con pedido de licencia de Lomas de Zamora comenzó a pergeñar su propio camino y rápidamente se convirtió en la segunda lapicera bonaerense tras conseguir un acercamiento que el gobernador no lograba no solo con los intendentes propios sino también con los de la oposición. En otras palabras, Insaurralde pasó a ser el receptor de los pedidos de los jefes comunales, quienes empatizaron por el simple hecho de verlo como un par. De entender de primera mano los conflictos internos.

Su alianza con el presidente del PJ bonaerense, Máximo Kirchner, lo terminó de reposicionar hacia adentro y pese a que desde su espacio comenzaron a fogonear la idea de que Kicillof vaya a pelear en la elección nacional para abrirle paso en la Provincia, el gobernador se amarró con fuerza a su lugar y, de a poco, fue consiguiendo el apoyo de un grupo de jefes comunales.

Claro, por ahora, son varios los que siguen sin pronunciarse. Principalmente algunos pesos pesados del Conurbano que apostaban a la figura de un intendente. Pero Insaurralde tomó una decisión. Y, a su manera, la comunicó por las redes sociales: “Queremos que la candidata a presidenta sea Cristina. Es la persona más capacitada para gobernar la Argentina y construir un futuro mejor”. Y agregó: “Si Cristina es candidata a presidenta y considera que Axel sea el candidato en la Provincia, voy a ser el primero en acompañarlo, como lo hice en 2019 y en 2021 sumándome al equipo como jefe de Gabinete”.

El mensaje dice más de lo que muestra. No se trata puntualmente de si Cristina es o no es aspirante presidencial sino de correrse del rol de oposición interna que hoy se estaba concentrando en su figura. “Con el operativo clamor de Axel en marcha pareciera que el único que está en contra es Martín. Pero en definitiva la decisión la va a tomar Cristina, lo que queda en claro es que no va a haber en PBA”, le dice Data Clave un dirigente cercano al lomense.

Lo cierto es que Kicillof terminará siendo ungido no como el candidato del consenso sino como el más indicado para dar una pelea para contener, se sabe, un territorio que podría funcionar como refugio en caso de que el peronismo no logre ganar la elección nacional.

Lo que resta saber es qué postura se tomará en los distritos donde son varios los dirigentes que vienen trabajando para presentarse como candidatos y que fueron bajados en 2021 por Máximo para fortalecer los oficialismos. Una decisión que, para muchos, terminó de sepultar la derrota del FdT en dichos comicios.