"La estafa más grande registrada en la provincia asociada a una moneda digital". Así calificaron dentro del Poder Judicial de Córdoba a una investigación vinculada a la utilización de un sistema piramidal de recaudación de fondos mediante una aparente criptomoneda denominada Onecoin.

Tal como contó Data Clave, el caso tomó ribetes internacionales cuando los investigadores vincularon la maniobra con los nombres de Ruja Ignatova y Konstatin Ignatov Plamenov. La primera es quien, según la Justicia, “ideó el sistema para hacerse de fondos de incautos inversores para su propio patrimonio y el de sus consortes en la organización, a cambio de la adquisición de esta supuesta criptomoneda que prometía grandes rendimientos con mínimos riesgos”.

Ignatova -de origen búlgaro- aseguraba que OneCoin iba a superar a Bitcoin, pero desapareció de la escena mundial al quedar al descubierto la maniobra. Sin embargo, la firma continuó operando de mano de su hermano y así fue cómo desembarcó en Córdoba.

Tras una larga investigación, el Juzgado de Control y Faltas n.º 7 de la ciudad de Córdoba condenó a un empresario y a un médico cirujano por integrar, en calidad de miembros, la asociación ilícita dedicaba a cometer estafas con estas criptomonedas.

La mecánica era similar a lo ocurrido en Generación Zoe: lo imputados organizaban importantes eventos en hoteles en los que daban un discurso motivacional con el que buscaban convencer a las personas que asistían de que estaban frente a una gran oportunidad que iba a revolucionar el mercado. “Generaban la ilusión de que si invertían podrían volverse millonarios", explicó el juez Manuel Ayán.

Los organizadores mostraban los supuestos lujos que podían darse gracias a sus inversiones, para que las personas adquieran las criptomonedas OneCoin y que cada adquirente, a su vez, convenciera a más personas.

De ese modo, el magistrado explicó que “se generaba una pirámide en la que cada persona ingresaba a más personas y gracias a ello, ganaban dinero”. Los damnificados son “incalculables” y hay víctimas en Argentina, Uruguay y Panamá, informaron fuentes judiciales.

Estas supuestas criptomonedas denominadas One Coin y Zeven Coin, en realidad, no eran “reales”; sino que solo eran parte de un ardid utilizado por los imputados para “disimular una estafa piramidal”, según se desprende de la acusación. A cada víctima se le entregaban supuestos tokens que no tenían ningún valor fuera del ecosistema creado por la propia organización.