Luego de tres meses de quietud cambiara, el dólar se volvió a despertar durante los últimos días de junio y cerró el viernes en torno a los $175 para la venta en el mercado paralelo, lo que marcó una subida del 10% en un solo mes.

Varias razones se han unido para “despertar” a la divisa, que parecía controlada desde octubre del año pasado, cuando llegó a los $ 190 y sonaron las alarmas del Banco Central y del Ministerio de Economía.

Por un lado, la oferta de divisas, provenientes de los altos precios de la soja (a US$ 550 la tonelada, y del maiz (US$ 250) comenzaron a menguar. Eso no quiere decir que comenzaron a faltar dólares, sino que no los hubo de manera tan abundante como desde comienzos de marzo hasta inicios de junio.

Además, desde febrero y hasta el cierre de junio, el dólar se apreció a un ritmo mucho menor que la inflación, que superará el 15% en ese período Junto a esto, una mayor demanda de los importadores para reactivar la producción, las compras al exterior subieron 60% en mayo contra el 30% de las exportaciones, alentó una mayor demanda de divisas.

Como marco general, la restricción fiscal que supo imponer el ministro de Economía Martín Guzmán en los primeros cinco meses del año, parece desvanecerse en lo que resta hasta las elecciones de noviembre, a través de la ampliación de subsidios, y aumentos de ayuda a quienes siguen afectados en sus tareas por el Covid 19, mientras la vacunación avanza a paso lento.

En medio de este panorama, y de manera puntual, aparece el cobro del “aguinaldo”, por parte de aquellos que pueden cobrarlo, y qué si tienen capacidad de ahorro, aunque sea poca, lo vuelcan a la compra de dólares. Todo esto, menor oferta, mayor demanda, y un panorama fiscal y monetario más relajado, impulsó la suba del dólar.

Pero eso es el “ayer reciente”, es decir, es lo que paso hasta este viernes. ¿Qué pasará y hasta dónde puede trepar el dólar?, es la pregunta del millón.

La consultora Quantum estimó en US$ 12.226 millones los vencimientos de obligaciones en el segundo semestre de 2021, la mitad de ellos, en manos del Estado nacional y provinciales.

¿Por qué no debería subir el dólar?

Los U$S4.575 millones que Argentina le debe pagar al Fondo Monetario Internacional, los hará con el mismo dinero que el organismo le otorgará, unos U$S4.400 millones, a través de la ampliación de los Derechos Especiales de Giro en tanto, el sector privado enfrenta vencimientos por U$S5.636 millones. Muchas de estas obligaciones tienden a renovarse a través de la financiación de nuevas importaciones y están sujetas a restricciones de acceso al mercado de cambios.

“En conclusión, lo que resta de 2021 se presenta como un período relativamente manejable en términos de demanda neta de divisas”, destacó la consultora que dirige Daniel Marx.

Sin embargo, el futuro de la cotización del dólar “dependerá de las señales que el Gobierno vaya dando sobre el programa económico, que se espera comience a negociar con el FMI después de las elecciones”, advirtió el informe, pero hasta ahora, no parece haber motivos para una restricción fiscal y monetaria que modere la suba.