La principal apuesta del Gobierno para las próximas semanas es sumar reservas en el Banco Central. La intención no es sólo cumplir con la meta pactada con el FMI. El ministro de Economía, Sergio Massa, sabe que la principal necesidad es evitar una devaluación que lleve la inflación a niveles impensados, en un contexto en el que la inercia es muy alta y el consumo se resiente. Mientras, la falta de dólares ya muestra impacto en la actividad económica, una de las pocas banderas oficiales. 

“Necesitamos que ingresen dólares y creemos que a partir de septiembre vamos a poder liberar importaciones. Lo que menos nos gusta es castigar la actividad, pero tampoco podemos jugar con los niveles de reservas que tenemos en el BCRA. Los dólares no se cuidaron bien, nosotros vamos a tener otra impronta”, resumió uno de los funcionarios del Ministerio de Economía en diálogo con Data Clave.

Si bien las empresas ponderan los niveles de producción del primer semestre, advierten que los problemas de acceso a divisas para pagar insumos está teniendo efecto negativo en el segundo. La UIA se lo transmitió esta semana al secretario de Industria y Desarrollo Productivo, José De Mendiguren. También se lo hizo saber Came: “No podemos generar consumo si no tenemos mercadería para vender”, dijo el presidente de la entidad, Alfredo González.

En el sector automotriz, uno de los más importantes en cuanto a exportaciones, esta dinámica, sumado al internacional por la guerra en Ucrania, llevó a revisar las proyecciones de producción para este año: de 560.000 a 509.000 unidades, reduciendo el crecimiento esperado para este año de 24% a 12%. 

Hay también un efecto en la inflación, que se suma a otras variables.  En el equipo de Massa tratan de no hablar de “multicausalidad”, concepto más que utilizado por el ex ministro de Economía Martín Guzmán, pero utilizan evocaciones similares. El endurecimiento del cepo y la disparada de los dólares alternativos por la crisis política llevaron el IPC mensual de julio al 7,4%, el valor más alto en 20 años, con promesas de que agosto tiene un piso de 6%. 

Las proyecciones anuales ubican cómodamente a los precios minoristas arriba del 90%. Los salarios registrados se ubican por debajo de los magros niveles de 2019 y los informales se desplomaron. 

“Ante la imposibilidad de conocer el costo de reposición de sus bienes y ante la expectativa de una posible devaluación, muchos productores se vieron forzados a fijar sus precios tomando como referencia el dólar libre, al cual pueden acceder sin tener que buscar financiamiento por 180 días. No fueron pocos los casos en que directamente se pausaron las ventas con cada disparada del contado con liqui y el blue”, señaló la consultora Econviews. Los aumentos también se dieron en productos con bajos o nulos niveles de componentes importados. Parte de la inercia.

La estrategia por este lado es “mostrar el palo” a las empresas que operan en el comercio exterior. El secretario de Comercio Interior, Matías Tombolini, fue claro en que los acuerdos de precios no funcionan, pero advirtió a las empresas con las que estuvo reunido que se revisarán sus importaciones, a fin de determinar quienes importaron a dólar oficial y “especularon” al ritmo del blue. El titular de la Aduana, Guillermo Michel, juega un papel fundamental en los controles. 

Pero la estrategia del Ministerio de Economía para enfrentar la inflación está pensada a nivel macro: suba de tasas de interés, “ordenamiento de las cuentas”, cortar con la emisión monetaria y acumular reservas. Este último punto es el que luce más desafiante junto al compromiso con el mercado de cumplir el acuerdo con el FMI. 

Las reservas del BCRA terminaron este viernes en US$ 389 millones, según la estimación del LCG. “Suman una baja de US$ 2.000 M en lo que va del año, en claro contraste con la meta comprometida con el FMI que asumía acumular USD 4.400 M a esta altura del año”, añadieron.

Esos niveles son críticos para el Gobierno y crece la necesidad de que la “Fabrica de Dólares” de Massa comience  a funcionar. Él mismo se puso un plazo de 60 días para que lleguen US$ 5.000 millones de las cadenas de valor de la pesca, del agro, de la minería y otros.

La reunión que tuvo este viernes el ministro de Economía con la Mesa de Enlace fue en ese sentido. El Gobierno se relame porque espera que en el corto plazo hay una liquidación de US$ 2.500 millones del complejo sojero, que tendría “guardado” unos US$ 14.000 millones más. 

El equipo económico baraja la posibilidad de dar más plazos y agilizar trámites a los exportadores que ingresen al “dólar soja” que da a los productores la posibilidad de poner el 30% los pesos que obtienen por la liquidación en el dólar MEP y el resto en una cuenta atada el tipo de cambio, como cobertura para una devaluación. Por ahora está descartado reconocer una ganancia mayor.

Las otras apuestas son conseguir financiamiento internacional, hay US$ 1.200 millones comprometidos con organismo internacionales, más lo que pueda aportar el FMI después de la revisión de septiembre. El ministro de Transporte Alexis Guerrera anunciará este viernes en Bariloche con autoridades de la CAF un desembolso de US$ 700 millones para modernizar el sistema de radarización.

La expectativa de Massa está puesta en la gira internacional que prepara para finales de este mes y septiembre. Hay 4 ofertas de Repo para fortalecimiento de reservas y recompra de deuda soberana por parte de 3 de instituciones financieras internacionales y un fondo soberano.